La popularidad y el prestigio que ha alcanzado el cómic en los últimos años ha hecho que la cantidad de títulos que se publican mensualmente sea absolutamente inabarcable para el lector medio. Hay obras que pasan injustamente desapercibidas, ya sea por no ser de editoriales grandes, por ser de autores desconocidos o por un buen puñado de motivos más. A priori, El espíritu de Lewis es una de esas obras. No se ha editado en castellano ningún otro cómic de sus autores -del guionista salió hace nueve años el libro infantil Cómo fracasé en la vida-, Nuevo Nueve es una pequeña editorial que lanza entre tres y cinco títulos al mes, y la portada, aunque estéticamente llamativa, no da muchas pistas a primera vista sobre qué nos vamos a encontrar dentro. Pero en mi caso fue sufcientemente interesante para acercarme, mirar por dentro, interesarme por el argumento y decidir darle una oportunidad. En este caso, la apuesta salió bien.

Lewis Pharamond es un aspirante a escritor de finales del siglo XIX en Inglaterra cuya madre acaba de fallecer, lo que le ha dejado emocionalmente destrozado. Tras arreglar los problemas de la herencia, cruza el país para mudarse a Childwickbury, una mansión en una isla en la que pasaba las vacaciones de niño. No consigue escribir nada hasta que entra en su vida Sarah, el fantasma de una bella mujer que se aparece en la casa, encadenada al mundo de los vivos sin poder trascender por un suceso traumático que no consigue recordar. Poco a poco se van conociendo y van intimando, y tras una promesa de amor entre ambos, ella le concede la inspiración necesaria para convertirse en un autor de éxito.

El Espíritu de Lewis es una historia de terror gótico, pero con múltiples matices aquí y allá. No puede faltar, dada la ambientación cronológica que tiene, el retrato de la sociedad de la Inglaterra Victoriana, con su tradicional hipocresía, doble moral y preocupación por las apariencias casi por encima de cualquier otra cosa. El propio Lewis tiene toques de estos rasgos en ciertos momentos, como hijo de su época que es. Pero también podemos encontrar una moraleja en la historia al estilo de los cuentos de hadas, con la tradicional reflexión sobre no cumplir la palabra dada. Incluso podemos ver reflejada en cierto modo aquí la relación que tienen Richard Madoc y Calíope en el Sandman de Neil Gaiman. Y, por supuesto, el toque de misterio alrededor de la muerte de Sarah, sobre quién fue el responsable y cómo llegó a quedar atada a la mansión.

La edición tiene el altísimo nivel al que nos tiene acostumbrados Nuevo Nueve. Tapa dura con tintas doradas en la portada, papel poroso de alto gramaje, una traducción impecable en la que no se aprecian errores, una rotulación que imita el estilo de la original francesa, cinta marcapáginas… es, en definitiva, un cómic fantástico en un envoltorio físico al que no se le puede poner el más mínimo pero, y que hace que la experiencia física de tener en las manos esta obra aumente el disfrute de su lectura. El espíritu de Lewis consta de dos entregas en su edición original, ambas incluídas en el volumen que tenemos entre manos.

Hablando claro: la lectura de El espíritu de Lewis ha sido apasionante. Es una obra con una trama misteriosa  e interesante, con unos personajes fascinantes, una ambientación fabulosa y un dibujo ideal para el entorno en el que nos meten los autores. Los que busquen un terror sanguinolento y visceral no lo encontrarán aquí, pero los fans de las atmósferas opresivas encontrarán una inesperada joya que no deben dejar pasar.