Es la hora de las tortas!!!

Es la hora de las tortas!!!

El editor: está. (7) ENSÉÑAME LA COLITA.

He vivido unas semanas interesantes desde que se publicó mi última columna. Venga, recapitulemos muy rápido: alguien ajeno a nosotros (está feo señalar pero tenemos el dato) cargó en CEGALRED, que es la base de datos para comercializar libros en España, una descripción incorrecta de nuestro cuaderno de humor para adultos “El niño Jesús no odia a los mariquitas” (una grapa de 24 páginas firmada por Don Julio que puede ayudar a que tu cuñao entienda, a través de dibujos y frases cortas, por qué la homofobia está mal) en la que añadía una recomendación de edad (A PARTIR DE 6 AÑOS) y suprimía la frase “para adultos” de nuestras sinopsis originales. Amazon y otras cuantas librerías online replicaron esos textos erróneos, porque en estos procesos no suele haber humanos al volante: muchas tiendas cargan las fichas de los libros de forma automática, cosa normal porque si cada semana salen cientos de novedades no hay otra forma eficaz de hacerlo.

Problema: la cosa se desmadró en redes sociales, con cientos de mensajes entre lo ofendido y la llamada a la violencia a través de cuentas vinculadas con grupos de presión conservadores y criptobros sacaokupas de ultraderecha. ¿En defensa de la infancia? No, claro que no, eso es una mera excusa que suena espectacular en sus cabezas, porque ¿quién no va a defender a los niños? (salvo que sean MENAS) Pero el motivo real es su cruzada constante contra la malévola agenda queer, una supuesta conspiración woke que les corroe por dentro y que es capaz de movilizar a las armas a millones de perturbados (si puedes considerar como “arma” a “tuitear desde una cuenta anónima”) por no poder expresar libremente sus opiniones en un país en el que cualquiera puede expresar libremente sus opiniones, ya sea en Twitter o en la franja prime time de un programa de televisión de “entretenimiento”.

La situación escaló rápidamente y trascendió nuestras fronteras, alcanzando a Europa y Estados Unidos, donde el mismísimo Elon Musk, nuestro calvo favorito después de Mortadelo, se dio el gustazo de opinar sobre el tema escribiendo mis tres palabras favoritas a partir de ahora: “THIS IS DEMENTED”.

El editor: está. (7) ENSÉÑAME LA COLITA. - El niño Jesús no odia a los mariquitas

Siete días más tarde de que comenzara el guirigay, cuando la bola de mierda seguía creciendo aunque el asunto de los metadatos equivocados estaba más que resuelto, cierta entidad comunicó que nos interponía una querella por delito de odio y provocación sexual. Les faltó llamarnos parásitos rojos follaniños, pero se conoce que ya no les cabía en la denuncia. Como a CINCO semanas de aquello aquí todavía no nos ha llegado nada, pero me conozco de sobra mis derechos como editor, os expongo un par de cositas:

  • sobre el supuesto delito de odio, hay poco que decir porque se desmonta solo. Desde luego, no estamos atacando al grueso absoluto de la Iglesia Católica y todos sus parroquianos o impidiendo la práctica religiosa a través de nuestro cuaderno. Pero es más: aunque el libro manifestara resquemor hacia la religión, en nuestra jurisprudencia no cabe el pensamiento. El odio es una emoción más, bastante jodida en muchos aspectos, pero por denostar a alguien o a algo con todas tus fuerzas no incurres en delito. Puedes seguir ciscándote en tu hermano o aquel hideputa que no te devolvió tu cómic favorito cuando se lo prestaste hace años. El delito de odio implica una acción tangible o un señalamiento personal que incite al acoso (como, por ejemplo, una campaña de censura contra un libro concreto por motivos engañosos, ejem) y puede ser considerado agravante en una agresión, pero odiar por sí mismo no es punible (o tendríamos al grueso de nuestra población activa camino de la cárcel). Otra cosa sería un delito de injurias o difamación, pero ¡nada de lo que hemos dicho en el cuaderno es mentira ni se menciona a nadie reconocible en concreto! Y no, lo siento, Dios o el Niño Jesús no cuentan por lo que sea. Dicho sea de paso, la ofensa religiosa es un anacronismo en nuestro código penal porque nos ampara otra cosita del mismo reglamento que se llama, por si a alguien no le suena, libertad de expresión.
  • sobre la supuesta provocación sexual, que dice que es punible enseñar material pornográfico a menores de edad (y con mucha razón), cabe hacer dos apuntes. El primero, que para que se considere material pornográfico debe contener imágenes realistas explícitas con ánimo de excitación, mientras que nuestro cuaderno, que entra en el ámbito de las obras literarias o artísticas (a las que, entre otros géneros, no se les puede aplicar este delito), tiene un ánimo de comedia, enmarcando una denuncia social bajo el paraguas de la sátira. Pero es que, además, la provocación sexual solo es delito si existe DOLO, es decir, si se enseña el material de forma consciente y explícita, adrede, A PROPÓSITO. No cuentan la imprudencia o la confusión. Y nosotros no solo enmarcamos en nuestras descripciones que se trataba de un libro para adultos, sino que mantuvimos una actitud diligente y eficaz hasta corregir el error. No es posible demostrar intencionalidad por nuestra parte, porque no existe, salvo que recurras a la mentira. Y mentirle a un juez o jueza está muy feo, al menos eso lo debería saber cualquiera con dos dedos de frente.

Tenéis que leer más.

Un besi.