James Tynion IV es un escritor todoterreno. Le hemos visto en un buen puñado de géneros distintos, y en la mayoría de sus obras sobresale por encima de la media del mundo del cómic. Hizo una muy buena serie de superhéroes en Detective Comics, obras al estilo Vertigo como País de pesadillas, cómic juvenil como Wynd, terror en Hay algo matando niños… A estas alturas, quizás su nombre en portada no vaya a crear un superventas instantáneo, pero sí que nos garantiza que vamos a estar ante una lectura interesante y bien escrita. Por ese motivo nos hemos tirado a leer El Depravado sin saber absolutamente nada de ella más allá de ese «Una historia navideña» que se puede leer en la portada.
En El depravado, este todoterreno guionista se lanza de nuevo a las profundidades de la psique humana en lo que, tras haberlo leído, resulta ser un thiller psicológico que camina por las fronteras del género de terror al más puro estilo de El silencio de los corderos. Casi desde el principio nos queda razonablemente claro que estamos ante una obra que no se deja encasillar fácilmente en géneros o tonos, pudiendo aplicarse a este tomo términos como horror, drama o el mencionado thriller, y explora temas como la identidad, la aceptación, los secretos o la redención. Lo único que sí queda claro en todo momento, es que es una historia profundamente humana. Pero no del lado luminoso de la humanidad.
Entramos en esta historia de la mano de Michael, un autor de cómic obsesionado con los asesinos en serie que está documentándose para una obra basada en el Depravado, un tipo que aterrorizó Milwaukee cincuenta años atrás, asesinando a tres personas disfrazado de Papá Noel. Fue capturado y encarcelado, y Randall Olsen, el supuesto culpable, lleva ya cinco décadas tras las rejas insistiendo en su inocencia. El problema es que el Depravado ha vuelto a matar. ¿Es un imitador o es que Olsen era realmente inocente y el auténtico asesino está suelto? ¿Es Olsen un monstruo oculto que finge no serlo, o simplemente un chivo expiatorio para una comunidad que estuvo ansiosa por encontrar un culpable?
El comentario previo sobre El silencio de los corderos no es gratuito. La parte más interesante de este primer tomo son las conversaciones entre Michael y Randall, entre entrevistador y asesino. Pero mientras que en la obra de Thomas Harris nadie duda de la culpabilidad de Hannibal Lecter, la de Olsen no está tan clara, con lo que Michael irá buscando otros testimonios -difícil encontrar gente que presenciara lo que ocurrió hace medio siglo y que los recuerdos estén frescos-, explorando por el camino la evolución de la percepción de la sociedad hacia los gays -el propio Michael, al igual que Tynion IV, lo es- a lo largo de este tiempo. Por ponerle un pero, habría que señalar que no estamos ante una obra redonda. Hay momentos en los que la narración resulta demasiado autoconsciente, recordándonos de manera un tanto forzada que estamos ante un thriller psicológico con aspiraciones de trascendencia. Algunas de las reflexiones internas del protagonista pueden resultar excesivamente explicativas, lastrando el flujo de la historia.
Pero si las múltiples capas y dudas de la historia de James Tynion IV son lo que realmente nos ha capturado, el arte de Joshua Hixson le da el ambiente perfecto que necesita la historia. Este autor, del que tan sólo hemos visto previamente algunas historias cortas y grapas sueltas en castellano, crea una atmósfera opresiva alrededor de esta historia, aumentando la sensación de desazón que nos domina durante la lectura, presentando escenas muy dinámicas aquí y allá con un ritmo quizás cinematográfico. Podría decirse que en algún momento incluso nos recuerda a una versión más sucia de Sean Phillips.
En conclusión, El depravado es una obra que se lanza con valentía en territorios temáticos poco transitados, ofreciendo una experiencia profundamente emocional. Aunque no esté entre los mejores trabajos de Tynion IV, es una lectura muy recomendable para quienes busquen algo más que un simple thriller, siendo también una obra que exige al lector paciencia y atención para desentrañar sus muchos matices.