Es la hora de las tortas!!!

Es la hora de las tortas!!!

El de la batamanta

El de la batamanta
Guion
Isaac Sánchez
Dibujo
Isaac Sánchez
Formato
Cartoné. 21,5 × 28,5 cm. 128 páginas. Color
Precio
27,90€
Editorial
Dolmen Editorial . 2023

Las comparaciones son odiosas pero inevitables. Además, habría que ser autor para saber si es más duro que te comparen con otro creador o contigo mismo, aunque creo suponer que para Isaac Sánchez ha podido representar un reto enfrentarse a El de la batamanta tras el éxito de Baños Pleamar.

Y es que Baños Pleamar no es ni en broma su primera obra, ni siquiera la primera desde que abandonó el show para dedicarse a los cómics, pero ni Taxus ni El don tuvieron el impacto de esta y, por suerte o por desgracia, se ha convertido en la vara de medir. Isaac Sánchez parece consciente de esto y lo incorpora al discurso de El de la batamanta, esto y muchas otras cosas. Es más, aprovechando que se trata de una obra autobiográfica, parece no escapársele nada y establece un diálogo complejo con el lector, que explica y justifica su obra desde casi cualquier ángulo… y ese el probablemente el mayor problema.

El de la batamanta

El de la batamanta es a grandes rasgos una crónica de un año concreto y bastante especial en la vida de Isaac Sánchez. Se muda al barrio de La Prosperidad en Madrid y nos viene a contar experiencias de todo tipo, desde las anécdotas más triviales hasta asuntos realmente íntimos y, mientras todas estas cosas pasan y afectan a su vida y a su modo de ver el mundo, nos brinda la historia de un proyecto que fue desvaneciéndose para dejar sitio a este cómic.

Y es que, por un lado, El de la batamanta es un despliegue de oficio como tal vez no le habíamos visto hasta ahora. Más allá de que su acabado está más pulido y preciso que nunca, aprovechando la naturaleza episódica y la omnipresente autoconsciencia, se permite un despliegue de recursos gráficos y narrativos que no permitiría una obra de estructura más convencional. Es decir, hay mucho más músculo artístico aquí que en sus trabajos anteriores, pero, sin embargo, y por más que todo esté atado y — más o menos expresamente — explicado, a nivel emocional no termina de llenar como las anteriores.

Comentábamos cómo al reseñar Baños Pleamar esperaba a ese Loulogio resabido jugando con nuestros sentimientos y encontré en su lugar sinceridad, ganas de contar una historia que a nivel personal le importaba y cómo nos hacía llegar que realmente le importaba. Se trataba de una parte de su vida que pedía ser una historia y, pese a lo íntimo de muchas de las cosas que nos cuenta, en El de la batamanta me he encontrado una historia que pedía hechos de su vida que poder contar. Pese a que muchas veces se trata de sucesos aislados, Isaac Sánchez se las apaña para disponerlos, relacionarlos y estructurarlos para que formen parte de algo parecido a un todo, pero quizá el problema es que hay un exceso de ingeniería y tal vez una falta de alma.

El de la batamanta

Y es que obviamente nadie como el autor sabe cómo se ha sentido al volcar lo que hay en esta historia, pero al leerlo no he podido evitar una sensación de tensión constante, un empeño excesivo en blindar la obra ante cualquier tipo de objeción, un ahínco por superar un listón que no queda muy claro quién ha puesto… La autoconsciencia, el discurso meta, los juegos narrativos, el humor, los experimentos de color… Isaac Sanchez saca todas las armas del arsenal y eso da lugar a un juego intelectual minucioso, pero entre tanta barrera cuesta encontrar un hueco para establecer un enlace empático, que la obra trascienda lo cerebral y cale en esos otros sitios donde las cosas no se olvidan.

Por supuesto que no es una ciencia exacta, pero cuando un autor disfruta con la creación de una obra, eso se transmite de algún modo y, en su lugar, lo que me he llevado de El de la batamanta es un combate con ella, un pulso con la obra y con cómo será vista subiendo la guardia a cada instante. Hay tanta preocupación por cómo el lector debe entender la obra que casi parece olvidar divertirse con ella.

El de la batamanta

Con Taxus, con El Don y sobre todo con Baños Pleamar, podía intuir su diálogo con su trabajo, pero aquí es casi un contacto directo con el lector que lo va a leer. Uno de los alicientes de los tebeos intimistas es que podemos entrar en la vida del autor y relajarnos porque lo hacemos sin que nadie nos mire. El diálogo de Isaac Sánchez con el lector es tan directo que se hace difícil relajarse y empatizar como sería menester para la experiencia completa.

El asunto de El de la batamanta es que más allá del ejercicio intelectual, donde no termina de funcionar es donde un tebeo de autobiográfico íntimo debe hacerlo, en esa conexión que va más allá de lo racional, en esa parte que es absolutamente personal y que perfectamente puede equivocarse, pero no atiende a explicaciones ni complejas estructuras. O establece un vínculo o no lo hace. En cualquier caso, El de la batamanta se nos presenta como un relato de catarsis y aprendizaje y no deja de ser otro paso más en el camino autoral de Isaac Sánchez, con lo que solo la siguiente obra nos dirá hacia dónde lo llevará

Lo peor de todo es que me ha dejado muchas ganas de leer La Intención de la Medusa.