Hace veinticuatro años que se publicó en España por primera vez el Castigador de Garth Ennis y Steve Dillon, por aquel entonces en grapa y de la mano de Cómics Forum. Desde entonces, y ya en Panini, esta etapa se ha reeditado parcialmente en aquella lejana Best of Marvel Essentials y en Marvel Must-Have, siendo la única reedición completa hasta ahora la de los tomos de bolsillo de la Colección Extra Superhéroes. Con La conjura de los necios ya la tenemos, por fin, recopilada entera y a tamaño original. Vamos a ver qué tenemos en este último tomo.
Podríamos decir que en esta última entrega, Garth Ennis, ya sin Steve Dillon, que aparece aquí solo en el nombre de la portada, hace un resumen de todo lo que nos ha estado contando a lo largo de estos cuarenta y tantos números. Volvemos a encontrarnos con Spacker Dave, el supremacista racial intelectualmente discapacitado (por redundante que suene eso) y con unos flashbacks recordamos los principales acontecimientos de la serie limitada con la que Ennis y Dillon desembarcaron en el personaje. Se resuelve de una vez por todas la trama del Detective Soap, con un chiste sexual para terminar como no podía ser menos, y termina la serie con una escena que autohomenajea al final del primer número de la serie regular, el primer tomo del tercer tomo de esta serie Marvel Saga.
El título, La conjura de los necios, nos hace pensar inmediatamente en la magistral novela de John Kennedy Toole, pero realmente tira más por la conocida cita de Jonathan Swift: «Cuando en el mundo aparece un verdadero genio, puede identificársele por este signo: todos los necios se conjuran contra él». No quiere decir que nos esté vendiendo la idea de que El Castigador sea un genio, pero sí que los que se le oponen en este caso son unos necios. En particular, Daredevil, Spiderman y Lobezno. En general, todos los superhéroes. Quizás el lector no se haya dado cuenta aún, pero… Garth Ennis odia a los superhéroes. Estamos hablando del Ennis que un par de años después lanzaría The Boys, así que posiblemente la idea ya estuviera dando vueltas en su cabeza. Cada uno de los tres personajes seleccionados aquí tienen su motivo, además de haber sido humillados por Castle en números anteriores. Daredevil representa a los héroes que se creen moralmente por encima de los demás. Spiderman es el personaje graciosete y esencialmente inútil. Y Lobezno es la ultraviolencia y la chulería de macho. Insistir sobre este tema, y volver a sacar una vez más a los mismos personajes… se hace repetitivo.
Aunque John McCrea hace un buen trabajo y se complementa a la perfección con Garth Ennis (tan solo un par de años antes habían terminado Hitman en DC), tenemos que reconocer que ya nos habíamos acostumbrado a la representación que Steve Dillon hacía del personaje. Los dos últimos arcos largos de la serie, Las calles de Laredo y La conjura de los necios, aún estando muy bien dibujados, no terminan de ser lo mismo que los principios.
Y sobre esta serie, aquí nos despedimos tanto de ella como de los libros Marvel Saga en tapa dura de Panini. No desaparece la línea, pero se reconvierte a tomos en tapa blanda, como la recién empezada Capitán América de Ed Brubaker o la próxima El Viejo Logan.
Podría uno pensar que, habiendo llegado a un punto en el que empezaba a repetirse y que había perdido la frescura, Garth Ennis ya había dicho todo lo que tenía que decir con el personaje. No era el caso, tan sólo necesitaba un nuevo enfoque: justo tras el final de esta serie empieza la serie MAX del guionista irlandés, que es, sin la más mínima duda, lo mejor que se ha hecho con El Castigador en toda la historia del personaje. Una etapa que, por cierto, aún sigue disponible en el catálogo de la editorial desde su última edición, precisamente en los primeros pasos de la línea Marvel Saga. Si no tienes esa serie, aún estás a tiempo de conseguirla.