Han pasado ya más de dos décadas de la publicación de la serie regular del Castigador dentro del sello Marvel Knights, con Garth Ennis al guión y Steve Dillon dibujando una buena parte de los números. En estos veinte años el mundo ha cambiado mucho, y Garth Ennis también. Quizás si esta serie fuera publicada hoy en día no pasaría el filtro del editor: en Killing la vida loca nos vamos a encontrar chistes sobre gays y escenas grotescas con enanos que podían tener su lugar en espectáculos de Arévalo, pero a día de hoy ya nos hemos dado cuenta de que este tipo de gracietas están bastante fuera de lugar. Vamos a ver qué tenemos aquí.
Aunque Panini dijo hace tiempo que esta colección Marvel Saga incluiría toda la etapa del personaje en Marvel Knights, al final se ha decantado por ignorar todos los números en los que no están o Garth Ennis o Steve Dillon. Vamos, la misma decisión que tomó la propia Marvel en el Punisher by Garth Ennis Omnibus, con lo que también es comprensible este salto. Killing la vida loca empieza a partir del número 13 americano e incluye dos arcos argumentales, un número autoconclusivo y una historia corta.
Los dos primeros números llevan a Castle a la jungla colombiana a rescatar a Thomas Casino, un capo de la mafia de Nueva York. Espera, ¿qué? ¿El Castigador ayudando a la mafia? De primeras, la idea resulta muy chocante, en incluso absurda para lo que es el personaje. Pero no hay que perder de vista que Frank Castle es un personaje profundamente amoral, y con un enfoque utilitarista de sus acciones. Y dado que la ausencia de Casino ha provocado una guerra de bandas en la ciudad, quizás sea preferible su presencia al frente de su familia que el caos que hay en su ausencia. Eso sí, puede que Castle esté trastornado, pero tonto no es. En este arco, por cierto, tenemos el primer momento que nos hace torcer el gesto del tomo. En la ridiculización del detective Soap, Ennis le hace pasar por una escena de sexo gay involuntario. Hazte así, Garth, que se te ha caído un poco de homofobia.
Seguimos con tres números en los que tenemos de dibujante invitado a Darick Robertson, un artista bastante apropiado para un arco en el que lo grotesco es el eje de la historia. El Castigador hace un team up con Lobezno, un Lobezno retratado como un redneck con muy pocas luces y que se pasa una buena parte de la historia con la cara mutilada. Sí, Garth. Ya sabemos que odias a los superhéroes. Ya lo dejaste claro en The Boys. Pero es que además lo de «si metemos enanos en la historia va a quedar más grotesco aún»… ya se hace demasiado. Para las fiestas de Freddie Mercury en los 80 podría tener su aquél, pero para un tebeo del siglo XXI igual lo de reírse de los enanos ya está un poco fuera de lugar, ¿no?
Y, al igual que en el tomo anterior, el último número de la serie regular que tenemos en este tomo es el mejor de todo lo que hemos leído. En Downtown, Ennis nos lleva a Belfast y nos mete en el conflicto de Irlanda del norte. Un conflicto que le pilla muy de cerca, en el que no hay blancos y negros y sólo hay distintos tonos de gris. Un conflicto al que volvería dentro de la serie del Castigador, pero ya en la era Max. De nuevo, un número que por sí mismo ya justifica la lectura de los despropósitos anteriores.
Y para cerrar el tomo, una pequeña curiosidad. En 2002 salió a la venta una serie limitada llamada Marvel Knights Double Shot, en la que cada número tenía dos historias cortas de dos personajes diferentes del sello, con diferentes equipos creativos. Garth Ennis escribió la correspondiente al Castigador y… digamos que es más que probable que la escribiera después de ver la película El dentista. Un torture p0rn visto desde dentro de la boca de la víctima que revolverá las tripas de cualquiera que haya tenido alguna experiencia odontológica.
La verdad es que ya sabíamos que no había que esperar lo mismo de la serie del Castigador de Marvel Knights que de la de Max. Pero la verdad es que, salvo en momentos puntuales, ha envejecido bastante mal, con un sentido del humor cuando menos cuestionable. Sólo le quedan tres tomos más a esta colección, y habiendo superado ya el ecuador posiblemente la terminemos, aunque el nivel de disfrute está siendo muy inferior al que nos dio su hermana de la línea adulta.