Si hay una región de España donde parece estar habiendo una emergencia cada vez más interesante de autores (y más concretamente autoras) de cómic es, sin duda, Galicia. Xulia Vicente, Bea Lema, o Uxía Larrosa, son claros ejemplos de autoras que han comenzado a prodigarse a nivel local y poco después han dado el salto al panorama nacional e incluso en algunos casos internacional. En el caso de la guionista de El beso de la sirena, comenzó a trabajar en fanzines a nivel local y en 2022 presentó un trabajo junto a Luis Yang al Premio Castelao de Banda deseñada que organiza la Deputación Da Coruña consiguiendo alzarse con el premio en la modalidade xeral (para todo tipo de públicos). Aquella obra era O bico da sirea que, ahora nos llega de la mano de La Cúpula en castellano con el título traducido a El beso de la sirena.
La obra nos presenta a Zeltia, una niña de doce años que vive a camino entra la casa de su padre y su madre, divorciados y con custodia compartida. Con problemas de sueño, un día aparece en su vaso de agua de la mesita de noche Eirín, una sirena a la que solo ve Zeltia, que le cuenta historias que le ayudan a dormir y a huir de la realidad, como también hace con los libros a los que es tan aficionada a leer. Pero las historias de Eirín tienen la peculiaridad de que todas parecen inconclusas: cuando le ha presentado a los personajes y su situación… se acaban.
Con una estructura de página estática de 3×2 viñetas, Luis Yang y Uxía Larrosa nos hacen acompañar a esa niña desubicada, obligada a adaptarse a una separación en la que no tuvo voz ni voto, y que se deja arrastrar por la vida. Yang recurre a un dibujo monocromo, a lápiz, con un trazo sencillo y un toque melancólico que ambientan el peculiar mundo de Zeltia, donde la efervescencia de las hormonas ha hecho aparición en su vida para ponerla por completo patas arribas, y hacerla sentir como un bicho raro en un mundo al que le cuesta adaptarse.
Lo más interesante de la obra resulta ver cómo Eirín va contando esas historias interesantes pero a las que cuesta encontrar una moraleja, captando la atención del lector, mientras que el día a día de Zeltia, la realidad, pasa de fondo como algo en segundo plano. Como lectores, estamos deseando que llegue una nueva historia de la sirena, esos cuentos que cuesta descifrar, pero que resultan hipnóticos y atraen toda la atención. Resalta el contraste entre la realidad y la ficción, y vemos cómo la niña prefiere anclarse a lo que no es real, para huir de una cotidianidad que no le gusta: la nueva novia de su padre, las normas impuestas por la abuela, el padre o los profesores… En el fondo la obra destaca como una manera de resaltar esa fase tan difícil de la adolescencia, especialmente para las chicas, donde las hormonas provocan cambios en el ánimo y las emociones a una velocidad elevada.
Pero a pesar de estar compuesta por varias historias aparentemente inconclusas, llegaremos al final de la obra y veremos cómo nada estaba incorporado a la historia de una manera gratuita, cómo las piezas van encajando en su sitio y nos quedamos con una sensación de haber leído una obra intimista y muy bien narrada. La fluidez de sus viñetas contrasta con la estabilidad de esa estructura de página tan rígida pero que resulta perfecta para empatizar con Zeltia y con cómo se siente.
En definitiva, El beso de la sirena es una de esas obras que no van a hacer mucho ruido, que probablemente pase de puntillas por las tiendas especializadas, pero que dejarán con una sonrisa en los labios a los que apuesten por ella y un poso de simpatía por sus protagonistas, muy bien caracterizados, con un realismo que te hace verlos como personajes que podrías cruzarte en tu día a día. Una historia con un manto de fantasía para huir de la realidad, cargada de metáforas y simbolismo, que te invita a huir de los cantos de sirena para tomar la vida por las riendas y forjar tu propio camino. Le guste a quien le guste.
Lo mejor: Muy bien narrada, con un tono que aparenta ser pausado y sosegado, pero luego resulta difícil no leerla de una sola sentada. Los cuentos de la sirena.
Lo peor: El estilo gráfico puede dar una impresión equivocada en un vistazo rápido en la tienda.