Siete meses han pasado desde que llegó Spiderman Beyond, una etapa de transición coescrita por cinco guionistas conocidos como Junta Beyond (y alguno más invitado) que venía a quitarnos el mal sabor de boca que nos había dejado Nick Spencer, que ha firmado la que posiblemente es la peor etapa del personaje en lo que llevamos de siglo. Y en estos siete meses ya hemos dado carpetazo a esta historia que se ha extendido por un total de veintitrés números americanos, y a estas alturas ya está a la venta el primero de la nueva etapa regular del personaje que esperemeos sea el retorno a la grandeza del personaje que los lectores llevamos años esperando.

A estas alturas, ya tenemos claro que la gente de Beyond no es que sean siniestros, es que son claramente los villanos de la historia, con Maxine Danger -ninguna sorpresa tras su identidad- como maestra de ceremonias. Tenemos como última villana antes de la traca final a la Reina Duende, que no es Madelyne Pryor. Aunque ambas hayan sido traducidas con el mismo nombre en castellano, Maddie era Goblin Queen y la que tenemos por aquí es Queen Goblin. El personaje que debuta en estos números es una versión villanesca de un personaje que ha pasado por aquí los últimos meses, influenciada por Norman Osborn y la Corporación Beyond.

Y en los últimos números, lo que esperábamos ver desde hacía tiempo: el team-up de los dos Spiderman. Peter ya está más o menos funcional, pero las manipulaciones de Beyond están haciendo que a Ben le empiece a fallar la cabeza, llevándole en una dirección no precisamente satisfactoria para los que peinamos canas y tenemos nostalgia noventera. Muchos esperábamos ver redimido a un personaje que, aunque vivió una época turbulenta de las series arácnidas, nos dio historias más que respetables, pero tras La conspiración del clon y ahora Beyond, la cosa parece complicada.

Cuando empezamos a leer Spiderman Beyond hace medio año, la sensación inicial fue de que, aunque estábamos ante una etapa de transición, estábamos viendo unos tebeos del trepamuros mucho más interesantes de lo que nos había dado Nick Spencer en tres años y pico. Y así ha sido, pero la realidad, mirando hacia atrás y con Beyond entera ya en nuestras manos, es que es una etapa que empieza con un interesante golpe de efecto y con unos tebeos entretenidos y hechos con mucho cariño por el personaje, pero la verdad es que poco a poco se va deshinchando hasta llegar a un final que todo lo que nos inspira decir es “pues vale”. No es malo, no cabrea como el final de la etapa previa, pero no da la sensación gran final que pedía una historia que se ha extendido más allá de los veinte tebeos.

Quizás uno de los grandes problemas que ha tenido Spiderman Beyond es uno de los grandes males que lleva teniendo Amazing Spider-Man desde hace un buen puñado de años: que mete mano demasiada gente en ella. Que la idea de que salga la misma colección tres o cuatro veces al mes será fantástica en el departamento de contabilidad, pero en lo creativo no funciona. En los últimos seis meses hemos tenido ocho guionistas (Zeb Wells, Geoffrey Thorne, Patrick Gleason, Kelly Thompson, Jed MacKay, Cody Ziglar, Saladin Ahmed, Anthony Piper), diecisiete dibujantes (Michael Dowling, Jan Bazaldúa, Jim Towe, Mark Bagley, Sara Pichelli, Fran Galán, Luigi Zagaria, Bruno Oliveira, Wayne Faucher, Ivan Fiorelli, Carlos Gómez, Paco Medina, Jorge Fornés, Zé Carlos, C. F. Villa, Patrick Gleason, Elenora Carlini), veintidós entintadores (Michael Dowling, Jan Bazaldúa, Jim Towe, Andrew Hennessy, John Dell, Andy Owens, Wayne Faucher, Víctor Olazaba, Sara Pichelli, Fran Galán, Zé Carlos, Luigi Zagaria, Bruno Oliveira, Patrick Gleason, Ivan Fiorelli, Carlos Gómez, Paco Medina, Jorge Fornés, Walden Wong, Roberto Poggi, C. F. Villa) y diecisiete coloristas (Bryan Valenza, Jim Campbell, Dijjo Lima, Andrew Crossley, Brian Reber, Espen Grundetjern, Carlos López, Jim Charalampidis, Morry Hollowell, Rachelle Rosenberg, Dan Brown, Nathan Fairbairn, Erick Arciniega, Marcio Menyz, Nolan Woodard, Federico Blee, Jesus Aburtov). Así es imposible tener un producto mínimamente personal y da la sensación de cómic fast food hecho en cadena.

Habiendo empezado con ilusión hace unos meses la lectura de Spiderman Beyond, el final tan desangelado que ha tenido me ha dejado con el gesto torcido. Ya es demasiado tiempo sin ilusión con el personaje. Los últimos años de Dan Slott, salvo momentos puntuales, estuvieron muy poco inspirados. La etapa entera de Nick Spencer debería ser objeto de un nuevo mefistazo y hacer como si no hubiera ocurrido. Y ahora este último medio año, sin haber sido malo, nos deja con la sensación de que su único objetivo era cubrir el hueco hasta la llegada de John Romita Jr. (de Zeb Wells no hablamos, que ya hemos visto por aquí lo que sabe hacer con el personaje). Ha sido más de un lustro en el que, salvo en contadísimas ocasiones, la lectura del que en tiempos ha sido mi personaje favorito de la editorial, en lugar de un disfrute ha sido un suplicio. Esperemos que los primeros números de esta nueva etapa consigan devolvernos la ilusión. Si no es el caso, quizás sea el momento de decir adiós al personaje que durante tantos años me ha acompañado.