Es la hora de las tortas!!!

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El Asombroso Spiderman 20-25: La ascensión de los pecados

El Asombroso Spiderman 20-25: La ascensión de los pecados
Guion
Nick Spencer, Kurt Busiek, Tradd Moore, Saladin Ahmed
Dibujo
Guillermo Sanna, Mark Bagley, Marcelo Ferreira, Federico Vicentini, Ryan Ottley, Humberto Ramos, Chris Bachalo, Tradd Moore, Aaron Kuder
Tinta
Guillermo Sanna, John Dell, Andy Owens, Roberto Poggi, Federico Vicentini, Cliff Rathburn. Víctor Olazaba, Chris Bachalo, Tradd Moore, Aaron Kuder
Color
Jordie Bellaire, David Curiel, Edgar Delgado, Nathan Fairbairn, Chris Bachalo, Tamra Bonvillain, Frank D'Armata
Editorial
Panini Comics. 2020

Ay, Spencer, hijo mío. Qué vamos a hacer contigo. Comentaba hace unos meses que, aunque los últimos números le habían quedado resultones, teníamos por delante una saga de las que van con aspiraciones grandilocuentes, y lo que llevamos viendo desde que este guionista desembarcó en la serie es que eso no se le da bien. Que sabe hacer historias de personajes, que sabe dialogar… pero la épica superheroica no se le da bien. Spencer habría sido un guionista más que acertado para una de esas series periféricas, al estilo de lo que hizo Chip Zdarsky en Spectacular, pero como guionista principal de la franquicia arácnida no está dando la talla. ¿Quiere eso decir que La ascensión de los pecados es un nuevo patinazo? Spoiler: lamentablemente, sí.

spiderman ascension de los pecados pg1En este arco argumental tenemos dos problemas principalmente. El primero, que llevamos tiempo protestando con tanto éxito como el abuelo Simpson gritándole a las nubes, es la falta de originalidad. La sensación de vivir en un remake constante. De que en los últimos tiempos hemos revisitado la Saga del Clon -yo qué sé ya cuántas veces-, el 2099, la Última cacería de Kraven, Matanza Máxima…  A estas alturas, el lector veterano tiene la sensación de que a él ya le han contado todo lo que le tenían que contar y le están señalando la puerta de salida.

Pero no es ese el peor problema que tiene La ascensión de los pecados. Aún teniendo una clara inspiración en una saga clásica -en este caso, La muerte de Jean DeWolff, la memorable historia escrita por Peter David en 1985-, el principal problema es que no está bien contada. Las motivaciones de los personajes no son coherentes en todo momento, la narrativa pega unos bandazos que nos hacen pensar que la historia está alargada mucho más de lo necesario, cambia el registro de algún personaje implicado en la serie haciéndole prácticamente irreconocible… La verdad es que, aunque tenga algún momento puntual inspirado, si ponemos en una balanza lo bueno y lo malo de esta saga, se inclina claramente del lado negativo.

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La muerte de Jean DeWolff fue una historia oscura pero realista, de esas historias de los 80 ambientadas en un universo superheroico pero que, con mínimos cambios, perfectamente podría ocurrir en el mundo real. Pero Spencer le da un extraño giro sobrenatural, mezclando el vigilante de Peter David con la criatura mitológica del mismo nombre, llegando así a un extraño punto intermedio en tierra de nadie. Esta nueva encarnación de Stan Carter ataca a los villanos, despojándoles de sus poderes y de sus intenciones criminales, pero dejándoles vivos. ¿Y el motivo por el que hay que pararle los pies es…? No hay asesinatos, hay rehabilitación de los delincuentes… Por algún motivo, Spiderman en esta historia decide que tiene que defender de su purga a Norman Osborn, el flamante director de Ravencroft. Vamos, que hay que evitar a toda costa que el asesino de Gwen Stacy y Flash Thompson pierda sus instintos homicidas.

En cierto modo, La ascensión de los pecados plantea ideas interesantes. Por muy válidas que sean ciertas ideas, la fe ciega en un dirigente puede acabar en un culto sectario. Pero son ideas sueltas, aquí y allá, en una historia innecesariamente alargada con episodios de relleno cuyo principal interés reside en recordarnos que Pariente sigue por ahí (que sí, que ya nos acordamos… mis apuestas personales sobre su identidad, por cierto, las dije en abril del año pasado aquí) y en traer de vuelta al Duende Verde. El regreso del principal antagonista del trepamuros debería haber sido un momento épico, pero en esta historia, que nos ha tenido torciendo el gesto cada dos por tres, ha terminado en un “pues vale”. De los flashbacks que modifican historias pasadas con retrocontinuidad (¿smartphones con reconocimiento de huella dactilar en la historia original de Jean DeWolff?), mejor no hablamos.

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A estas alturas, Nick Spencer ha perdido prácticamente toda capacidad de sorprendernos. Prácticamente desde el principio lleva dándonos lo mismo: sagas pretendidamente épicas en las que patina más o menos estrepitosamente alternadas con fill ins y números autoconclusivos que nos recuerdan por qué el editor Nick Lowe fichó a este guionista. Lo que parece imposible a estas alturas es que podamos hacer dos reseñas positivas seguidas del Spiderman de Spencer. Eso sí, para la próxima tenemos Restos Mortales, donde supuestamente tendremos el desenlace de la -poco- misteriosa historia de Pariente. ¿Alguien sabe cuánto queda para que nos bendigan con un nuevo escritor en Amazing Spider-Man…?