En 2024 murió Akira Toriyama, se estrenó “Dragon Ball Daima”, se lanzó el videojuego “Sparking Zero”, Planeta licenció en exclusiva la edición Legend del manga original y Dolmen Editorial publicó tres libros sobre Goku familia y las dos primeras entregas de reedición en formato integral de “Dragon Fall”, la inmortal parodia creada por Nacho Fernández y Álvaro López para la editorial Camaleón en los años 90. Nada mal, ¿eh?
Pues sí, podríamos decir sin temor a equivocarnos que el pasado año el manga que debutó en la Shonen Jump en octubre de 1984 estuvo más presente que nunca entre los miles de fans españoles. Comentaba no hace demasiado lo mucho que me alegra que Dolmen haya decidido reeditar “Dragon Fall” en cuatro bonitos y contundentes tomos de más de cuatrocientas páginas. Para gente como yo que leyó las grapas originales hasta casi hacerlas trizas es una ocasión cojonuda para recuperar una de las mejores parodias de cuantas ha dado la producción nacional en los últimos veinticinco años. Y eso es decir mucho, teniendo en cuenta que nuestra industria cuenta con algunos titanes de la materia como Jesús Martínez del Vas, Enrique Vegas o Cels Piñol.
De hecho, los aficionados al universo de “Fanhunter” creado por Piñol están de enhorabuena. Y es que en esta entrega debuta un personaje que viene directamente de su universo. Pero no diremos más. Si os interesa, ya sabéis que tenéis que hacer. El segundo volumen de “Dragon Fall” recopila los números quince a veintiocho de la serie regular original. En ellos se cuenta el viaje a Vietnamek de Vilma, Chungohanda y Chikrilin en busca de las bolas de dragón de ese planeta. Por lo tanto, se trata del final de la adaptación del arco de los Súper Saiyans hasta terminar con el terrible Freezer… perdón, quería decir Frigo. También incluye los episodios de la saga de los androides hasta quedarnos poco antes del gran juego de Celulitis (que se narró en el mítico especial “Serie Lila”).
La principal novedad con respecto al anterior volumen la encontramos en una notable evolución del dibujo de los autores, con un trazo mucho más definido y acabado, fondos más trabajados y un aspecto más profesional de cada una de las páginas. Se nota mucho que a medida que la serie iba ganando en popularidad y prestigio Álvaro y Nacho se lo iban tomando más en serio.
Ahora bien, lo que no cambia (ni se rebaja un solo ápice) es la ácida parodia del mundillo friki de la época ni la mala leche que se gastan sus autores con los chistes. Hay coñas de todo tipo, aunque es cierto que algunos gags son ahora bastante repudiables. Pero claro, lo que hay que tener en cuenta en todo momento es que se trata de un cómic hijo de su tiempo, realizado en otro clima social y político. Con esto no estoy justificando ni blanqueando el abuso de ciertos chistes que parecen sacados de una cinta de Arévalo, de esas que triunfaron en las gasolineras de todo el país. A lo que voy es que no podemos condenar una obra por algunos elementos menores. Hay que mirar un poco más allá y contextualizar todo ya que, en el fondo, el humor usado por Álvaro y Nacho no dejaba de ser un reflejo de la sociedad.
Más allá de esto, como diría mi Samu “he meado risa” con algunas de las páginas. Especialmente las que incluían a la fuerza especial del Capitán Ginew. Si en la obra original de Toriyama estos cinco personajes eran un claro homenaje al género Super Sentai, en manos de estos dos genios la cascada de risas se multiplica por su enésima potencia, resultando muy familiar para aquellos lectores españoles que en el momento de publicarse el cómic cada mes disfrutaban de la serie original de “Power Rangers” en Telecinco cada tarde.
Mención aparte merece el corazoncito friki que hay en Álvaro y Nacho, con la inclusión de personajes a la trama como son los Pequenautas, homenaje claro y directo a los Micronautas de Marvel que próximamente publicará Panini.
En definitiva, si te acercas de nuevas a “Dragon Fall” encontrarás una serie muy fresca y divertida que utiliza el humor para escribir una carta de amor a los personajes creados por Akira Toriyama. Pero si eres de los míos y estás repitiendo el viaje, te arrasará un torrente de nostalgia que, al menos en mi caso, me hizo recordar tiempos más sencillos y felices.
La edición de Dolmen me parece impecable. Incluye un largo artículo de los autores hablando de la situación del manga de creación española hace treinta años y una galería a todo color con las portadas originales.