Hace ya casi un año del lanzamiento en castellano de Don’t call it mystery, un éxito en su país de origen del que hemos visto ya en castellano los primeros cinco tomos. La sensación que nos dio en las primeras entregas está totalmente afianzada a estas alturas: si te gusta el género detectivesco, no puedes dejar pasar esta serie.
Don’t call it mystery es una serie protagonizada por Totonô Kunô, un estudiante universitario con una extraña habilidad para verse metido en jaleos que no tienen nada que ver con él, sólo comparable por la profundidad de su razonamiento deductivo, que le permite resolver crímenes sin haber estado presente ni siquiera en la escena del crimen. Aunque por demografía de Monthly Flowers, la revista en la que se publica por entregas desde 2017, es técnicamente un josei -manga para mujeres adultas- no tiene ninguna de las temáticas ni características habituales de este tipo de publicaciones, estando más cerca de un thriller policiaco que de las habituales historias dramáticas, románticas o eróticas que se suelen ver en las revistas orientadas a este público. Vamos, que las demografías son una guía orientativa, pero no un cajón estanco en el que meter sólo cierto tipo muy definido de historias.
Los dos volúmenes que tenemos entre manos tienen una estructura totalmente diferente, pero ya contamos que es bastante variable de un tomo a otro, incluso impredecible. El cuarto comienza con la última parte de la historia de la herencia de la familia Kariju, una familia mal avenida en la que la masiva herencia no ayuda a que sus miembros se lleven precisamente mejor. Es una historia que, recordemos, empezó en el segundo tomo y ocupó el tercero por completo para terminar en las primeras algo más de cuarenta páginas de este tomo. Se completa el resto de esta entrega con tres historias cortas, de entre cuarenta y cincuenta páginas: La lluvia cae del cielo repicando con tristeza, una historia en la que quien tiene que dar la información tiene amnesia, Conversaciones nocturnas, un caso que ocurrió décadas atrás y cuyo único sospechoso está moribundo, e Hibernación invernal, con datos camuflados como erratas.
El quinto tomo es una historia larga completa. Por primera vez desde que empezó la serie, tenemos una historia larga que empieza y termina en el mismo tomo, sin cliffhangers a meses vista (recordemos que la serie ha pasado a periodicidad trimestral). El presagio del ángel es una historia que gira alrededor de un problema muy serio del mundo real: los malos tratos a los niños. El ángel es una figura misteriosa que quema vivos a los padres que maltratan a sus hijos. Puede que quitar a los agresores de en medio haga que los niños no sufran violencia física inmediata, pero… ¿qué secuelas deja en ellos?
Otra de las características que hacen especial a este quinto tomo es la sucesión de escenarios en los que se desarrolla la historia. En casi todos los tomos anteriores, Kunô encontraba la información necesaria a través del diálogo, casi siempre con terceras personas, no vinculado en ningún momento la escena del crimen de turno. Aquí, en cambio, la historia tiene lugar en diferentes localizaciones, alguna de las cuales puede tener una relación directa con el caso.
A estas alturas, Don’t call it mystery lleva publicados trece tomos, y sigue apareciendo mensualmente en Monthly Flowers. Parece que la salud de la serie en su país de origen es innegable, habiendo tenido una serie de televisión y una adaptación cinematográfica de la historia de la herencia de los tomos 2 a 4. Esperemos que la edición en castellano tenga también un apoyo suficiente que permita su presencia en el mercado hasta su final. De momento lleva pocos tomos, aún es un buen momento para subirse a ella sin tener que hacer de golpe un desembolso masivo.