Florence Dupré la Tour es una autora cuyo nombre no me sonaba de nada hasta hace bien poco. Cierto es que hasta ahora sólo se había editado un título suyo en castellano, Capuchino, cuyos tres tomos vieron la luz entre 2007 y 2010. Pero su obra más reciente, Doncella, publicada por Astiberri, me picó la curiosidad visualmente y me terminó de convencer a darle una oportunidad por la sinopsis de la obra. Vamos a ver qué nos hemos encontrado por aquí.
Doncella es una autobiografía de la autora, que cubre un momento muy específico de su vida: su despertar sexual, desde que empieza a intuir que hay algo de la vida que no le han contado a raíz de un embarazo de su madre, hasta que mantiene sus primeras relaciones. Florence es una niña que crece en un hogar de clase acomodada y con una moral religiosa que bordea el fanatismo. Por ello, el sexo es un tema tabú en su casa, y de lo que ocurre de cintura para abajo se habla lo mínimo posible. Así, la educación sexual que tiene esta niña se basa en suposiciones, retazos de conversaciones oídas a los mayores, los mínimos datos imprescindibles que le cuenta su madre, y la desinformación que recibe en los colegios religiosos con una moral acorde a la que se practica en su casa. Con todo ese batiburrillo en mente, es normal que Florence acabe con una idea muy distorsionada de la realidad regada con el esperado sentimiento de culpa derivado de un entorno bastante retrórgrado.
Pero no es sólo en la sexualidad donde Florence está oprimida. Doncella también nos muestra lo que esperaba la sociedad de la mujer durante la infancia de la autora. Sólo por el hecho de haber nacido mujer, se suponía que tenía que ser dulce, cuidadora, obediente, sumisa a su marido, y con el deseo sexual suficiente para satisfacerlo pero no tanto como para ser una ramera. La falta de modelos femeninos positivos le hace incluso rebelarse contra lo que se espera de ella por el hecho de haber sido mujer. Aunque total, si ya tiene a Juana de Arco para qué quiere más. Aquí, décadas después de los sucesos relatados en esta obra, se sigue escuchando una cantinela similar con Sarah Connor y Ellen Ripley. Algo hemos evolucionado, pero menos de lo que haría falta.
La educación recibida por la autora se aprecia bastante retrógrada en otros aspectos más allá del sexual. También se aprecia un cierto clasismo, e incluso algún toque racista de vez en cuando. Probablemente, todo viene del mismo sitio, pero lo que podía haber sido una historia muy cruda es planteado por Florence Dupré La Tour con un cierto sentido del humor, aún dejando claro lo tóxico del entorno en el que creció. A ello ayuda el arte, con un estilo amable que nos ayudará a tragar con mayor facilidad la dureza de algunos momentos retratados. La paleta de color se limita a tonos grises y rosas -tratando sobre la vida de una niña en un entorno absurdamente tradicional no podía ser de otra forma-, y la intensidad de los colores variará según la emocionalidad de la escena lo requiera.
La serie completa de Doncella está formada por dos tomos, en rústica con solapas, con un total de algo más de cuatrocientas páginas por 22 y 23 euros respectivamente.
Aunque Doncella relata vivencias puramente femeninas, los lectores varones con un mínimo de empatía también pueden disfrutar de esta obra, de temática universal y lectura ágil. De hecho, no estaría de más que le echara un vistazo alguno de los que repiten periódicamente la cantinela de que para qué tanta protesta si total la igualdad existe y a fin de cuentas no vivimos en Irán. Es muy fácil hablar cuando tu sexualidad no es un tabú y el techo de cristal lo tienes debajo de los pies.
