Ya son dos años desde que James Tynion IV puso a andar esta encarnación de Detective Comics junto con Eddy Barrows, Álvaro Martínez y otros con motivo de Renacimiento. Hasta comenzar esta serie Tynion traía consigo la imagen de esbirro de Scott Snyder, algo así como el segundón que se queda cuando la estrella se va. Pero llegó Renacimiento y Detective Comics se convirtió en el tapado de la temporada.
Convirtió a los secundarios de la familia Batman en un supergrupo con su propia base, su propios caracteres y visiones personales, sus propias interacciones entre los miembro del equipo, nuevas facetas nunca vistas de cada uno, llegando a brillar más en este grupo que en muchas de sus apariciones en sus propias cabeceras. Detective Comics se convirtió en algo así como la mejor serie de mutantes que se publicaba en la actualidad sólo que en DC y con la ventaja añadida de toda la fauna de Gotham… y Batman (supera eso, X-Men).
Para cuando llegamos a Detective Comics 10: ¡La maldición de Clayface!, nos acercamos al principio del fin de la etapa y, si las noticias que nos llegan de los USA son correctas y teniendo en cuenta el formato en que lo publica ECC, en solo dos tomos más la habremos concluido. La sensación que nos queda es de que Tynion ha organizado su andadura en Detective Comics como un bloque autónomo y, si bien en este tomo se deja algún cabo suelto para los siguientes, varias de las tramas que llevaban fraguándose desde el tomo uno, se cierran en esta saga titulada La caída de los hombres murciélago. De un plumazo y con una sola línea argumental pondrán fin a la línea del Sindicato de víctimas y la trama de Clayface, además de poner una nueva hebra en los hilos de Red Robin y Batwoman que parecen cercanos a resolverse. El Sindicato de víctimas se ha atrincherado en Arkham y exigen que sea Batman completamente solo quien se enfrente a ellos. El problema será cuando se encuentre con una amenaza con la que no contaba y que cambiará para siempre al equipo.
Detective Comics 10: ¡La maldición de Clayface!, James Tynion demuestra que pese a una ligera bajada de ritmo hacia la mitad de la etapa, remonta el vuelo en el camino al final en lo que podría ser una de los periodos más recordados de la colección. Con Tim Drake de nuevo al mando del grupo, la serie recupera su alma y su marcha. Esta historia tiene un poco de todo: acción a cascoporro, desarrollo de personajes, sensación de semillas que germinan, de rumbo establecido, emoción y hasta alguna batmanada de esas tan molonas que nos encantan.
Cierra además el tomo Detective Comics Annual #1 USA en una historia nunca contada sobre los orígenes de Clayface. Cuesta creer que aún se pudiera explorar de este modo un personaje con casi 80 años de historia, pero sin duda este número es la guinda del pastel que es Detective Comics 10.
Quizá el aspecto más flojo viene en el apartado gráfico, donde el equipo titular en el que se turnan Eddy Barrows y Álvaro Martínez desaparece casi por completo a excepción del annual a cargo del brasileño. En su lugar y para hacer frente al ritmo quincenal en su país de origen, tenemos a Joe Bennett, Miguel Mendoça y Jesús Merino, que realizan un trabajo correcto, incluso con algún momento de brillo, pero no consiguen que dejemos de echar de menos a Barrows y sobre todo a Álvaro Martínez.
Estamos ante el principio de un final de ciclo, que más allá de su valor en el contexto de la etapa completa, funciona como historia autónoma, conmueve y apasiona a partes iguales. Sin grandes aspavientos y alejándose de la notoriedad, Tynion ha tejido inteligentemente una etapa que será recordada con cariño y cuyo eminente final nos dejará un poco huérfanos.