Aprovechando lo que podrían estar sugiriéndonos estos tiempos tan peculiares que nos está tocando vivir, en esta última temporada os hemos estado trayendo algunos cómics digitales como el reciente Friday u otros que lo fueron en su concepción, como es el caso de Moving Pictures, así que parece un buen momento para hablar de Bandette.
Bandette es un cómic digital publicado originalmente por Monkeybrain Comics, una iniciativa de Chris Roberson, que actualmente se publica bajo el paraguas de Comixology. Bandette nos llega del matrimonio formado por Paul Tobin, a lo guiones, y Colleen Coover, en el apartado gráfico. Tobin es uno de esos guionistas a los que nadie prestó suficiente atención. Por más que fuera para la línea infantil-juvenil, ya en sus inicios nos dejó una de las mejores etapas de Spiderman que nos ha dado el siglo XXI. Probó suerte con el terror en Colder y visto que la calidad de las obras no era correspondida con el favor de los fans, ha decidido orientarse en los últimos años por franquicias quizá no tan bien consideradas por el lector habitual de cómics, pero sin duda mucho más lucrativas, como son los casos de Zombies contra plantas, Hora de aventuras o Angry Birds y también parece estar explotando la mina de los libros infantiles.
Por su parte Colleen Coover también hizo sus pinitos en Marvel con X-Men: First Class o Spidergirl con éxito similar al de su marido. Actualmente, alterna su labor en Bandette con Small Favors, una serie erótica de temática lésbica, que parece estarle siendo bastante más agradecida.
Cada uno en un extremo, pero ambos comparten el camino hacia ese público que no es el lector habitual de tebeos, y es que de prestigio no se come. Fijaos, ¿Cómo si no llamáis a que Bandette haya ganado el Eisner al mejor cómic digital tres años consecutivos entre 2015 y 2017 más otras tantas nominaciones en otros años y categorías? Y más si tenemos en cuenta que Bandette no es uno de esos tebeos sesudos y trascendentes, sino un entretenimiento ligero y muy divertido, pero realizado con un mimo escandaloso.
Bandette nos cuenta las aventuras de una ladrona de guante blanco alegre, despreocupada y con un peculiar sentido de la ética, a la que seguiremos seguiremos en sus golpes mientras conocemos su rico elenco de secundarios. Bandette no puede quedarse callada un minuto sin comentarios jocosos incluso cuando su vida corre peligro, Bandette tiene gadgets y su propio y peculiar trato con un inspector de policía, Bandette tiene una red de contactos y un antifaz y , sobre todo, para Bandette robar es un reto personal. Bandette es Spiderman, es Batman, Spirit y Diabolik pero eliminando toda chispa de oscuridad o agobios personales. Estamos ante una antiheroína que es pura energía y optimismo.
Bandette continúa saliendo en Comixology, pero me temo que no veremos en España nada más allá de este primer tomo que publicó Aleta (y que puede encontrarse saldado) y es que ya sabemos que en este país existe una maldición por la cual si una editorial pequeña publica una gran serie desconocida, el principio de la inercia hará lo suyo y nadie le hará caso. Me inclino a pensar que, como muchas otras, Bandette no ha llegado más allá en España por falta de lectores que haya acercado a ella al menos una vez, ya que, si bien no vamos a encontrar una historia que sea el colmo de la originalidad o la trascendencia, tienen todos los ingredientes para engancharnos.
Y es que por más que esto se publicara en volúmenes (digitales) de 16 páginas, podría haber sido un webcomic con una página periódica, tal y como está estructurado. En una extraña mezcla de tradición y vanguardia, parece incorporar al digital algunos usos de las tiras clásicas y, pese a mantener un hilo argumental en cada número (y en el total del tomo), cada página termina con su propio minicliffhanger, giro, gag o subida dramática. Cada página nos pide que vayamos rápidamente a la siguiente para ver cómo continúa y, a la vez, cada página tiene su propia entidad. Si a eso le sumamos su evidente frescura, bastan unas poquitas páginas de Bandette para subirse a su tren.
La verdad es que resulta una gozada ver lo bien que siguen funcionando hoy en día recursos en desuso como los soliloquios o las cajas de texto de situación del estilo “en otro lugar”. Consigue de algún modo que paginas con montones de texto se lean en un suspiro y nos muestra la cara más disfrutona, despreocupada y falta de complejos del rollo de héroes y villanos.
Claro, que gran parte de la culpa de todo esto es de Collen Coover. Tenemos una curiosa elección de estilo que mezcla economía de líneas, con trazos de pincel eminentemente gestuales, aguadas y colores planos. El resultado es un estilo quizá más cercano al cómic independiente (al menos a lo que se llamaba antaño independiente) o incluso al europeo clásico antes que a un tebeo tan de héroes y villanos (el “super” está omitido aposta) como Bandette. En cualquier caso, esto no supone el menor obstáculo y funciona con una energía y un dinamismo tal que, como si fuera la propia Bandette, le roba el tebeo a Tobin.
Tanto es así, que cuando llegamos al final y vemos varias historias de complemento con nombres como Steve Lieber, Alberto J. Alburquerque o Mitch Gerads, echamos de menos a Colleen Coover. Son historias sin excesiva trascendencia en la trama, pero que se toman un pequeño alto en cada uno de los personajes del rico elenco de secundarios: el Inspector Belgique, Monsieur, las 3 bailarinas, Daniel…
No hay duda que más allá del chute instantáneo de frescura, hay una voluntad de construir algo que seguramente nunca veremos en castellano. Probablemente nos quedemos sin ver como Bandette continúa robando para su diversión y la nuestra.