Venga, vamos a empezar con una obviedad: Death Note es uno de los mangas más populares de lo que llevamos de siglo. La obra creada por Tsugumi Ohba y Takeshi Obata lleva vendidas más de 33 millones de copias de los doce tomos que originalmente vieron la luz. En el extranjero no le ha ido peor, siendo uno de los shonen más queridos por los lectores. En España fue editada al completo por la desaparecida Glénat. Más tarde fue reeditada por Glénat en tomos dobles, en lo que vino a llamarse Black Edition e incluso en un gigantesco tomo único. También han visto la luz varias novelas sobre la saga.
Audiovisualmente tampoco le ha ido mal. Contó con una adaptación al anime de la mano del estudio Madhouse y ha tenido media docena de largometrajes de imagen real, incluyendo la desastrosa película de Netflix con actores norteamericanos.
Si sois de los que vivisteis el fenómeno en primera persona, recordaréis el ansia que había por echar el diente a cada nuevo tomo de Death Note y cómo su final nos dejó a todos satisfechos. Fueron doce tomos donde las emociones estaban siempre a flor de piel.
Pues bien, cerca de una década después llega este Death Note: Historias cortas que, si bien no nos va a cambiar la vida, ha supuesto toda una alegría poder revisitar el mundo de L, Kira, Ryuk y compañía. Un mundo que nunca volvió a ser lo que era tras el descubrimiento de los cuadernos de muerte en los que bastaba con escribir un nombre para que su dueño muriera de la forma que el portador quisiera.
El high concept creado por Ohba y Obata para Death Note era brillante por su simpleza, fuerza y posibilidades. Relacionarlo con el mundo de los shinigami fue la guinda de un pastel mimado y cuidado hasta el mínimo detalle. Por este motivo, la publicación de estas historias cortas ambientadas en el universo de Death Note es todo un regalo para los fans de la serie. Aquellos que no la leyeran también la disfrutarán, pero la experiencia estará lejos de ser completa.
La primera historia es C Kira ambientada años después de la resolución de Death Note. En ella podremos saber que ha sido de Near, el niño obsesionado con los juguetes que logró derrotar a Kira. Sin duda, estamos ante un relato interesante porque en él los autores abordan la psique del joven detective y cuáles fueron sus motivaciones para sustituir a su predecesor. Es curioso que aunque te ves venir el twist final, este no deja de ser satisfactorio debido al buen hacer del tándem Ohba y Obata.
La segunda historia es aKira (no confundir con Akira de Otomo), un one shot de mayor extensión que nos devuelve a Ryuk en busca de un nuevo poseedor del cuaderno de muerte. La verdad es que me ha gustado muchísimo, porque lejos de repetir los esquemas que ya habíamos visto anteriormente en Death Note, Ohba y Obata logran dar un nuevo enfoque y punto de vista a las posibilidades que entraña un arma tan letal como la libreta de marras.
Es con una historia así, donde los autores demuestran que el éxito de Death Note no fue flor de un día y que el cuaderno solo era un monumental McGuffin, haciendo las veces de herramienta para contar una épica historia sobre la ambición y la naturaleza humana. Me ha encantado.
Además de algunas tiras cómicas (de más bien poca gracia) y algunos relatos cortos sobre el pasado de L. Hay una tercera historia con una premisa de lo más sugerente: ¿Y si un chaval que sufre bullying en la escuela se hiciera con la Death Note? Una combinación potente de factores que nos tiene reservado un desenlace a la altura de las circunstancias.
En definitiva, estamos ante doscientas páginas que se leen con avidez. Un reencuentro con un viejo amigo al que nos gusta visitar de vez en cuando.
Muy recomendable y disfrutable.
PD: Buen detalle el de Norma al publicar este tomo en dos ediciones: Convencional y Black Edition.
