Es curiosa la andadura de esta historia en el mercado americano. La serie original se publicó en digital a través de la editorial Monkeybrain comics, con el título The remains. Posteriormente, Dark Horse la editó en formato físico pero cambiándole el título para no provocar confusiones con la Remains de Steve Niles y Kieron Dwyer (que editara en España Recerca). Así pasó a llamarse Death follows, título que ha mantenido Medusa Cómics en su edición española. A su vez el cómic es una adaptación de un relato que se incluye al final de este tomo.
La historia gira en torno a una familia que vive y trabaja en una granja en el sur de los EE.UU. El dueño es un hombre que sufre de artritis y tiene que alimentar a sus dos hijas y a su mujer, embarazada del tercero. El misterioso Cole Jensen aparece ofreciéndose a trabajar a cambio de comida y techo. Jensen es un tipo delgado con una sonrisa inquietante y que da muy mala espina a Birdie, la hija mayor. Pero la enfermedad del padre y su incapacidad para trabajar la granja harán que acepte la ayuda del jornalero. A partir de ahí, una serie de sucesos misteriosos como la vuelta a la vida de animales muertos, irán complicando la historia cada vez más.
El guión de Cullen Bunn para esta historia es algo irregular. Comienza con mucha fuerza, planteando una serie de misterios y revelando información con cuentagotas. El desarrollo de Jensen es absolutamente inquietante y deja en todo momento con una desconfianza que te hace esperar un giro en cualquier momento. Además, el hecho de estar protagonizado por la niña pequeña siempre añade ese toque de inquietud que le sienta bien a la historia y aumenta el miedo por la seguridad de los personajes. El padre se ve un tipo robusto y fuerte, a pesar de esa artritis reumatoide que le deforma las manos y le dificulta cada vez más el desarrollo de sus tareas.
Es curioso leer el relato en el que se basa el cómic, que se incluye en el tomo de Medusa, y que permite ver los cambios introducidos por el autor. Es prácticamente una adaptación página a página, aunque se introducen algunos cambios como el sexo del niño protagonista, o dar más detalles acerca de la enfermedad del granjero. Pero sí es verdad que me resultó más claro el final de la historia en el relato que en el cómic, y el ritmo también es más regular. El final del cómic me parece algo más acelerado, y creo que Bunn ha perdido la oportunidad de haber introducido un desenlace más paulatino, con los hechos desarrollándose poco a poco. Personalmente le habría introducido un quinto capítulo entre el tercero y el cuarto para que el desenlace resultara algo menos precipitado. En todo caso, es una historia que plantea muy bien el misterio, y crea a un villano absolutamente aterrador.
En cuanto al dibujo de A.C. Zamudio me ha parecido lo mejor del tomo. Con un estilo que, salvando las distancias, recuerda al de Gabriel Rodríguez en Locke & Key, con esos personajes con rostros grandes, y un trazo de contorno grueso, su mayor acierto es, una vez más, el personaje de Cole Jensen, con esa sonrisa de caballo y ese mal rollo que exhala por los cuatro costados. La dibujante destaca en unos diseños de página dinámicos y originales, con algunas páginas que llaman la atención como la de las ratas que incluyo en esta reseña, o en la que Birdie se queda enredada con las telarañas del cobertizo del tercer número, por citar algunos ejemplos. El color es obra de su marido Carlos N. Zamudio, apostando por tonos anaranjados y amarillentos para dar sensación de calor y tirando de una gama oscura para las abundantes escenas nocturnas. Un trabajo correcto. El matrimonio lleva trabajando como pareja artística desde que se conocieron en la Escuela de Arte y Diseño de Savannah, y han realizado otros trabajos como The sixth gun o Shadow road para Oni Press, curiosamente colaborando también con Bunn.
En definitiva, Death follows.
Una obra que destaca por ser autocontenida, y resulta una lectura satisfactoria para los amantes de las historias de terror. Combina con acierto los ingredientes habituales en este tipo de historias y, sin llegar a ser una piedra angular para el género, cumple con creces su cometido. Con un desenlace tan sorprendente como inesperado, consigue dejar al lector con el cuerpo cortado, que es lo que se busca en este tipo de relatos. Muy acertado el hecho de incluir el relato original, que puede terminar de aclarar algunas dudas que se dejan en el aire en su adaptación al cómic y además demuestra, una vez más, lo diferente que pueden resultar ambos medios en cuanto a narrativa, incluso cuando la adaptación es prácticamente calcada del relato original.
Lo mejor: El diseño de Cole Jensen tanto en cuanto a guión como gráficamente. La escena de las ratas.
Lo peor: Me hubiera gustado un desenlace algo menos brusco.
Para amantes de las historias de terror. Para descubrir a A.C. Zamudio, de la que probablemente hablemos en más ocasiones en el futuro. Para los que gustan de historias sureñas con bastardos, aunque no las escriba Aaron.