Me he llevado una buena sorpresa con la edición de Dead Body Road por parte de ECC, que acaba de lanzar al mercado un integral con las dos miniseries existentes. El motivo es porque la primera historia incluída en este volumen ya vio la luz en nuestro país en enero de 2015 de la mano de Planeta Cómic. Su secuela, también una limited series de seis episodios, llegó a las tiendas norteamericanas en 2020 al amparo del sello Skybound de Robert Kirkman, lo que habrá facilitado que ahora tenga esta historia en mis manos.
Dead Body Road y Dead Body Road: Bad Blood están escritas ambas por Justin Jordan, prometedor guionista que despuntó con algunos trabajos para Image como la saga de Luther Strode (Panini publicó en España la primera parte de la trilogía) o Sombra (en Boom! Studios). De ahí pasó a realizar todo tipo de trabajos alimenticios en DC o Valiant con algunas cosas curiosas como el crossover entre El Planeta de los Simios y Green Lantern.
La intención de Justin Jordan era publicar alguna historia de Dead Body Road cada cierto tiempo, aunque por el momento no hay noticias de una nueva serie. Ahora bien, aunque el título es común, cada miniserie es totalmente independiente, ofreciendo nuevas tramas y personajes en una historia con un final definido.
¿Qué es Dead Body Road?
La esencia de la colección es recuperar el espíritu de las películas baratas de serie B que poblaron los videoclubs de medio mundo en los años 70 y los años 80. Historias sencillas donde el catalizador solía ser algún aspecto oscuro de la naturaleza humana como la venganza o la codicia. Hablo de cintas como la saga Death Wish, conocida en España como Yo soy la justicia o las cintas de Chuck Norris del estilo de Invasión U.S.A o McQuade, lobo solitario. Jordan emula la esencia de estas producciones a la perfección con dos relatos salvajes, muy diferenciados, que te enganchan desde el primer momento.
En Dead Body Road no hay buenas personas, no existe la bondad, ni el amor al prójimo. En la primera de las miniseries se nos contará la cruzada de un hombre para vengar a la mujer que perdió. Una vendetta que teñirá las calles y las carreteras del medio oeste de Estados Unidos de un color más oscuro que la sangre. La segunda historia estará centrada en una mujer (cuyo carácter y personalidad casi parece haber sido escrito por Greg Rucka) que hubiera preferido que su pasado hubiera quedado atrás en el tiempo y no hubiera salido a reducir.
Sea como fuere, Dead Body Road nos ofrece una lectura salvaje, sobrecogedora y adictiva. El autor no quiere que empaticemos con sus personajes. Los diálogos escritos por Jordan son crudos, salidos desde la más profunda y rabiosa frustración. No busca soltar frases molonas y demoledoras. Sí, hay momentos con chispa, pero obedecen a las circunstancias más que a otra cosa.
En lo referente a la parte artística, nos encontramos con unos dibujantes a la altura de las circunstancias. En primer lugar tenemos al genial Matteo Scalera, dibujante de Ciencia Oscura o Space Bandits, que realiza un trabajo para quitarse el sombrero. Pocos autores hay más capaces de mostrar la violencia física de manera tan escalofriantemente dolorosa. Además, el dinamismo que le da las persecuciones de coches gracias a su prodigioso dominio de la narrativa y la planificación de página le sienta como un guante a Dead Body Road.
Por su parte Dead Body Road: Bad Blood está firmada por Ben Tiesma, dibujante al que desconocía, con algunos trabajos en Vault o IDW en su haber. Su estilo es prácticamente opuesto al de Scalera, optando por un grafismo algo más realista, aspecto que le va muy bien a la segunda miniserie donde la acción es más pausada.
En definitiva, este volumen integral de Dead Body Road ofrece un programa doble cargado de diversión que gustará a los amantes de los thrillers de acción. Evasión en estado puro, señores.
La edición de ECC viene presentada con encuadernación en cartoné. El material extra se limita a una galería de las portadas realizadas por Matteo Scalera.
