Han pasado cinco años desde lo visto en DCsos: Esperanza en el fin del mundo, el grueso de los héroes de DC se han mudado a Tierra-2 y el mundo está asolado por los no-muertos. Pero entonces, una señal le llega al nuevo Batman (Damian Wayne) proveniente de la cabeza de Ciborg. Una señal de auxilio pero también la posibilidad de encontrar una cura para el virus de la antivida que ha acabado con casi toda la vida de la Tierra. Así comienza DCsos: Planeta muerto, una nueva miniserie ambientada en el mundo DCsos, que podría haber sido un colofón de oro para otra saga alternativa dentro del Universo DC. No obstante, ya está publicándose en nuestro país la edición en grapa de la siguiente saga: DCsos: La guerra de los dioses no muertos. Reseñamos hoy aquí la edición en tomo de esta miniserie en la que ECC recoge los 7 números publicados previamente en formato grapa.

Si algo tiene Tom Taylor es una capacidad de insuflar vida a este tipo de franquicias y de dar a cada miniserie una temática que conecte con una parte de los lectores. Si hemos tenido la historia desde el punto de vista de algunos villanos (DCsos: Inmortales), o desde el de un periodista y el gran regente de Kahndaq (DCSOS: Esperanza en el fin del mundo), ahora damos un salto a Tierra-2 donde la Trinidad de DC está formada por Jon Kent, Damian Wayne y Cassie Sandmark, y los jóvenes héroes tendrán que colaborar nada menos que con una nueva versión de Shadowpact formada por Diablo azul, Ragman, Detective Chimp, Destructora, Capucha Roja, Zatanna y John Constantine. Pero Taylor, lejos de escribir meros refritos en los que recurrir a muchos personajes sin sentido alguno, encuentra un vehículo para poder combinar personajes y elaborar tramas que acaban teniendo mucha más enjundia de la que parece, y en todo caso es una terreno abonado para poder colocar esos fabulosos diálogos marca de la casa.

En esta serie Taylor engancha por ver ese salto en el tiempo y esa Trinidad inexperta aún, pero con seguridad y control de sus propios poderes, en contraposición con la parcela mágica de DC. Cada propio grupo tiene su subtrama y su arco evolutivo dentro de la historia, haciendo de la miniserie una historia que no decae en ningún momento, porque además se puede decir que no es como otras series que parecen estar más pensadas para su edición en tomo que en la de grapa mensual. En cada final de número vamos a encontrarnos con un cliffhanger impactante que nos impulsa a seguir leyendo hasta el final, sin por ello tener una estructura y un equilibrio en todo momento que la convierten en una lectura redonda.

El dibujo de esta serie recae íntegramente en Trevor Hairsine, entintado por Gigi Baldassini, Stefano Gaudiano, Tom Derenick. Hairsine hace un buen trabajo, muy acorde a la atmósfera elegida para la serie y para todas sus localizaciones (que no son pocas). Las luchas mágicas quedan espectaculares y la implicación de los poderes vegetales del UDC se ven con toda la espectacularidad que requiere. Es un dibujo muy dinámico y con escenas impactantes, aunque por ponerle una pega, es de los dibujantes que han pasado por el Universo DCsos que menos me gusta cómo dibuja a los no-muertos. Es curioso porque las luchas de no-muertos contra los héroes vegetales, así como el enfrentamiento de los protagonistas contra cierto no-muerto con habilidades de modificación corporal tiene un acabado espectacular, con algunas escenas que sorprenden por su crudeza y fuerza. Sin embargo, sus «zombies» me funcionan algo peor. Manías personales.

Como en tomos anteriores, se incluyen como extras algunas portadas alternativas, bocetos y tintas.

En definitiva, DCsos: Planeta muerto es un paso más dentro del que ECC ha llamado Universo Oscuro. Otra de esas series en las que Tom Taylor tiene manga ancha para poder desarrollar las tramas que quiere, tomar este o aquel personaje y si tiene que matar a uno de los pesos pesados para buscar un efecto concreto en un momento de la historia, lo hace sin tener que estar pendiente de lo que pase en las demás series de la editorial. Al igual que sucede con el Universo Injustice, este Tom Taylor con tanta libertad propicia una serie vibrante, y con unos diálogos que igual te sacan una sonora carcajada que te pone los pelos de punta por el subtexto que contiene. No sé si le quedará mucho a DCsos, con este tomo se podría haber finalizado la historia perfectamente habiendo reparado en cerrar algún fleco suelto que imagino será lo que están haciendo en la siguiente serie, pero de momento la serie no muestra signos de agotamiento ni hemos tenido ninguna historia en la que podamos decir que se está estirando el chicle sin más. La solvencia de Taylor como guionista hace que DCsos siga siendo de las series más disfrutonas que está editando DC en la actualidad.

Lo mejor: El Constantine de Taylor es muy divertido. La combinación de la magia con el ramo más superheróico del Universo. Los diálogos.

Lo peor: Quedarte con la sensación de que estos subproductos de videojuegos (Injustice), zombies (DCsos) o vampiros (DC contra vampiros) muestren muchos más signos de salud para la editorial que las propias series y eventos.