Si me dicen hace treinta años que mi yo futuro de 42 tacos disfrutaría de Dash Kappei (o Chicho Terremoto o Gigi La Trottola, como prefieran) como si no hubiera un mañana seguramente le tomaría por loco. Pero es que amigos, creo que hay pocas obras dedicadas al divertimento más puro y sincero en el mercado.
Cierto es que de joven la serie animada me acabó cansando por su exceso de cachondeo y eso en mi, que soñaba con dedicarme al baloncesto en algún momento (ese sueño duró como un par de semanas) le parecía algo sacrílego. Fueron esas ganas de tomarme la vida más en serio las que me impidieron disfrutar de muchas obras del tipo de Dash Kappei.
Menos mal que de todo se aprende. Así que tras la insistencia de un buen amigo decidí darle la oportunidad al manga de nuestro pequeño y cabezón Dash Kappei. Lo primero que debo señalar es que, una vez más, el original es notablemente mejor que la adaptación. Lo segundo, es que este shonen sigue manteniendo una frescura increíble pese a los años que han pasado desde su publicación serializada.
Todo es posible en los partidos de baloncesto de Dash Kappei
La clave de la obra de Rokuda es que cualquier cosa puede pasarle al Kappei y sus compañeros. Chicho es el protagonista absoluto cuyo dominio de este deporte sirve de catalizador para que seamos testigos de las más diversas (y absurdas) técnicas.
Pero lejos de sostenerse sobre el tremendo carisma del protagonista, la serie juega a la sorpresa continúa. Me parece digno de elogio la capacidad que tiene de sorprendernos ante un marco tan, a priori, delimitado como son los partidos de baloncesto. De cuando en cuando hay disgresiones que nos regalan unas escenas de cotidianidad impagables. Por ejemplo, con el banquete y sus consecuencias me estuve tronchando un buen rato.
Lo mejor de todo es que Dash Kappei es un manga perfectamente autoconsciente cuya norma es que no hay normas. En el apartado de surrealismo baloncestístico veremos como un equipo usa técnicas de telepatía para adelantarse a todos los movimientos, aunque por desgracia para ellos su mayor error será mirar dentro de la cabeza de nuestro querido Chicho. También habrá momento para nuevas tácticas, tiros con efecto y zarandajas varias.
Olvidad todo lo que sabéis de otros mangas deportivos como Captain Tsubasa o Blue Lock, incluso de Joe del Mañana o Slam Dunk. Dash Kappei está más cercano en su locura a cosas como Dr. Slump o Jojo´s Bizarre Adventures. Cachondeo puro y duro, que no es otra cosa que lo que necesito después de una jornada de trabajo desoladora.
Con Dash Kappei el entretenimiento está más que asegurado. Ahora me han entrado ganas de buscar por las tiendas de segunda mano o la red el manga de Ganon, la otra obra de Noboru Rokuda publicada en España por la desaparecida editorial Banzai. Destacar que Rokuda es un mangaka que ha trabajado en no menos de 30 obras, habiendo sido galardonado con el premio Shogakugan a mejor debutante con Saigo Test. Años más tarde ganó de nuevo, pero en la categoría general, con F (así, la letra sin más). Ojalá Kimmo u otra editorial le den una oportunidad. Total, parece que ahora hay mercado para esto y mucho más.
Destacar que en esta sexta entrega de Dash Kappei, Kimmo ha incluído una simpática postal “firmada” por el autor para todos los fans españoles.