He de admitir que me alegra enterarme de que Dark Investment ya ha sido vendido para su publicación en ocho países, porque, a decir verdad, merece mucha más atención en las webs, podcasts y otros medios especializados españoles de lo que se ha podido ver hasta ahora. Tal vez sea porque Dark Investment: Mojabragas, al igual que los dos tomos anteriores, están hechos muy a la americana o quién sabe por qué, pero ya son tres tomos consecutivos en tres años, ya hay un cuarto preparado y ya no solo es la frescura de sus planteamientos, sino que su universo sigue creciendo, al igual que Javier Ara como autor.
Aunque Dark Investment: Mojabragas nos da las claves básicas para poder ser leído de forma individual, sería muy recomendable aterrizar en este mundo desde el primer tomo ya que una visión de conjunto más global y más gradual de los conceptos y personajes implicados ayuda a digerirlo mejor y más completamente, como es natural. Y es que esta serie mezcla superhéroes, magia, agentes del cielo y el infierno, el multiverso y hasta monstruos lovecraftianos bajo ese curioso prisma del mercado financiero de almas sobre el que gira. Vamos que solo le faltan ninjas y zombies para juntar todo lo que mola. Es curioso que en un mundo con una mecánica en ocasiones tan compleja y con tantos factores, cada una de las tres historias resulte tan ligera y fácil de leer.
Además, con cada tomo parece intentar reinventarse o al menos encarar un nuevo reto. Así, si el tomo inaugural era un thriller de acción fantástico y el segundo se orientaba a la fantasía y la ciencia ficción, en Dark Investment: Mojabragas tenemos una trama que podríamos calificar de noir.
Dark Investment: Mojabragas comienza cuando el personaje que le da título y que conocimos al arranque de la serie se ve metido en un buen lío tras una noche de borrachera. A partir de ahí, la trama se convierte en un whodunnit, aunque no haya muerto nadie — al menos al principio — y poco a poco nos irá recordando a aquellas viejas novelas de Phillip Marlowe donde cuanto más va indagando, más hundido en el barro acaba. La cosa irá creciendo y girando hacia el género de espías, así que podríamos decir que tenemos el menú completo.
Tal vez el mayor talento de Javier Ara es el modo en que logra hibridar todo, mezclar churras con merinas y que el resultado final sea coherente y personal y no el batiburrillo sin pies ni cabeza que podría haber sido de no estar todo tan claro en su cabeza. Si nos fijamos en los propios ingredientes del universo Dark Investment, superhéroes, guerra cielo-infierno, multiverso… son tópicos, lugares comunes vistos en mil historias para los que somos amantes de la ficción. Sin embargo, Ara nos deja muy claras dos cosas: La primera es que él también lo es y la segunda es que siempre hay un modo nuevo, un enfoque distinto para trabajar con los tópicos y crear algo fresco y, aunque pueda parecer contradictorio, original. Solo hace falta para ello una buena dosis de ingenio e implicación, que son dos de las mayores cualidades de las que hace gala Javier Ara.
Hay sin duda un universo muy grande en la mente de Javier Ara, probablemente más grande aún que el que nos presenta a juzgar por cómo crece con cada nueva entrega. por más lugares comunes que pueda visitar, es no obstante un mundo complejo bombardeado de ideas, pero tiene claro que está haciendo tebeos de entretenimiento. No cabe duda de que tiene ganas de contar montones de cosas, pero Dark Investment: Mojabragas, como las dos entregas anteriores, sabe vestirse de acción y humor y brindarnos una lectura ágil y amena, tal vez en la línea que nos podíamos encontrar en Archer & Armstrong, de Fred Van Lente, o los trabajos más ligeros de Robert Kirkman, con un estilo visual deudor de la escuela de Kevin Maguire.
Sin embargo, pese a que el universo de Dark Investment es cada vez más rico e interesante, pese a que vemos cómo, tomo a tomo, Javier Ara va limando aristas y creciendo como autor, pese a que cada vez hay menos peros que ponerle, no todo van a ser bondades.
El guion va perdiendo rigidez y todo parece fluir de manera más natural. Entramos de cabeza en el juego de sospechar de unos y otros, que es el mejor halago que se le puede hacer a un whodunnit. Los personajes cada vez funcionan mejor y han ido ganando sus propias voces. El humor ya no está solo al servicio de la historia y el gag sino también de la caracterización y, a estas alturas, la trama ya empieza a ganar giros a través de semillas que estaban plantadas en tomos anteriores. Todo gana en desenvoltura y consistencia y, sin embargo, también es cierto que se sirve de no pocas muletas y pequeñas trampas. El recurso de los lapsus de memoria, la voz en off, un cierto exceso de exposición dialogada en ocasiones…son trucos de guionista que si bien son completamente lícitos y no entorpecen la lectura, nos dan la sensación de que son aún mochilas que aún no se ha quitado. Viendo sin embargo, como ha mejorado el ritmo, los altos y los bajos y la caracterización, algo me dice que no tardará en pulirlo.
Ayuda también que la labor gráfica también mejora en cada entrega. Las escenas de acción funcionan de manera más natural, con más espacio para respirar y se perciben así con mayor resonancia y contraste con respecto a los valles de ritmo. El color ha mejorado y se va metiendo en terrenos donde sobrepasa el naturalismo en pos de usos más narrativos y atmosféricos. Aún tiene asignaturas pendientes como la rotulación, con una tipografía sin variaciones y un tanto fría y sin peso en la negritas, cierta impostación histriónica en algunos de sus actings y no siempre sale airoso de algunos de los juegos narrativos que plantea, pero lo vemos crecer tomo a tomo y tomar nuevos riesgos.
Sin duda estamos ante un autor aún en proceso de consolidación, pero parece querer demostrarnos con cada capítulo que ya solo es cuestión de tiempo, que hay muy buenas ideas en Dark Investment, que tiene el tenaz propósito de continuar y seguir creciendo, que su desarrollo como autor va consiguiendo que ese talento que había que leer entre líneas gane peso en el primer plano. Y qué demonios, que sus historias son cada vez más interesantes y divertidas.