Habitualmente, el camino hacia el éxito y el reconocimiento es largo y duro. Pero de vez en cuando te encuentras con artistas con un talento tan descomunal que llaman la atención de crítica y público con sus primerísimas obras. Ahí tenemos a Quentin Tarantino con Reservoir Dogs, a Guns n’Roses con Appetite for Destruction o William Gibson con Neuromante. En el mundo del cómic también tenemos luminarias tempranas de este tipo. Una de las primeras que nos vienen a la cabeza es Frank Miller, que siendo un chaval de 22 años y con sólo un puñado de fill ins a sus espaldas se encargó de una serie moribunda y creó una de las etapas más importante de la historia de Marvel. Una etapa que empieza en este segundo volumen de Daredevil de Frank Miller y Klaus Janson.
El segundo volumen del Daredevil de Frank Miller y Klaus Janson marca un momento clave en la historia del Hombre Sin Miedo: la llegada de Frank Miller a la serie, primero como dibujante y posteriormente encargándose también del guión. A lo largo de estos números, vemos cómo Daredevil da un giro oscuro, apartándose de su pasado camp, y cómo el personaje se redefine de una forma absoluta: hay un antes y un después de Miller para el Diablo Guardián, y poco en común tienen ambas versiones.
Este tomo recopila los números 159 a 172 de la serie original, un periodo que comienza en mitad de la etapa de Roger McKenzie, pero rápidamente se convierte en territorio de Miller. Lo que hace especial este volumen es que, además de ser la mejor etapa de la colección de Daredevil en sesenta años, es aquí donde empieza a construirse la leyenda de su dibujante como uno de los autores más importantes de la historia del cómic.
Este segundo número de la colección empieza con McKenzie todavía a cargo del guión, siendo Frank Miller sólo -ejem- el dibujante. Aunque los primeros números aún no muestran el cambio radical que está por venir, ya se aprecia una evolución visual que Miller va desarrollando poco a poco. La acción se torna más fluida, las perspectivas se vuelven más atrevidas, y la Cocina del Infierno empieza a sentirse como un personaje más de la serie. A partir del número 165, cambia incluso el tono con la toma de control creativo total de Frank Miller. Desde este momento, Daredevil deja de ser un simple superhéroe para ser un personaje inmerso en una historia más cruda, callejera y, sobre todo, personal. El protagonista no sólo lucha contra criminales; ahora, Matt Murdock comienza a cuestionarse a sí mismo, su rol como protector y los sacrificios que esto conlleva.
Uno de los momentos más importantes de este volumen es la presentación de Elektra Natchios, la asesina griega y amor perdido de Matt Murdock, que representa una figura central en la mitología del personaje. Su aparición no sólo revitaliza la serie en el plano argumental, sino que también añade una capa de complejidad emocional a la vida de Murdock. Elektra no es sólo un interés romántico, es un espejo oscuro de lo que Matt podría haber sido, una persona que ha elegido un camino lleno de violencia con un destino poco halagüeño. La relación entre Matt y Elektra está llena de tensión y ambigüedad moral. A través de su historia, Miller explora los dilemas que surgen cuando el amor y el deber se encuentran en conflicto, lo que culminaría en algunos de los momentos más intensos y memorables de la serie.
Otro de los grandes aciertos de este segundo volumen del Daredevil de Frank Miller y Klaus Janson es el desarrollo de Bullseye como uno de los villanos por excelencia del personaje. Aunque ya había aparecido en números anteriores, Miller lo convierte en una amenaza constante e impredecible, cruel como pocos villanos del Universo Marvel lo han sido. El colapso mental del villano es una perfecta muestra de cómo el tono de la serie ha pasado de ser una serie de acción ligerita e intrascendente a tratar temas más maduros. La edad de bronce llegó con retraso a Daredevil, pero entró por la puerta grande. La dinámica entre héroe y villano, con su violenta rivalidad, establece las bases para futuros enfrentamientos memorables. Aquí, Miller presenta un Bullseye sin remordimientos, un asesino perfecto que disfruta del caos y de poner a prueba los límites de Matt Murdock.
Pero si Bullseye es posiblemente el villano más importante creado dentro de la serie de Daredevil, Miller importa a un villano de la colección principal de Spiderman, un personaje urbano vinculado a los bajos fondos, que protagonizó interesantes historias del trepamuros, pero que se convertiría en la némesis definitiva de Matt Murdock, y que sería el antagonista del héroe en una de las mejores historias que ha dado Marvel en su dilatada historia. Hablamos, por supuesto, de Kingpin y Born Again. En este tomo tenemos los números en los que Wilson Fisk aparece por primera vez en esta serie, y con los que quedaría vinculado para los restos al héroe de la Cocina del Infierno.
No se puede hablar de este volumen sin mencionar el impresionante trabajo de Frank Miller y Klaus Janson en el plano gráfico. El dinamismo de las escenas de combate, el uso de sombras y la composición de las páginas llevan el estilo visual de Daredevil a un nivel nunca antes visto en la serie. A la vez, Janson, complementa perfectamente el estilo sucio y agresivo de Miller, aportando una atmósfera opresiva que refleja a la perfección el entorno urbano degradado de la Cocina del Infierno. Cada pelea, cada escena de persecución, está diseñada con una coreografía visual única, donde el movimiento y la tensión se aprecian en prácicamente cada viñeta. Es un arte que no solo cuenta una historia, sino que te sumerge en la desesperación y la violencia de las calles de Nueva York.
Este segundo tomo del Daredevil de Frank Miller y Klaus Janson es mucho más que una simple recopilación de tebeos de la edad de bronce. Es el comienzo de una transformación que no solo impactó a Daredevil, sino al cómic de superhéroes en general. Con la llegada de Frank Miller, el personaje deja de ser una figura de segunda fila en el universo Marvel y se convierte en un icono de historias más maduras, oscuras y complejas. Una muestra de lo que el género nos daría pocos años después. Es aquí donde empieza el verdadero mito de Daredevil, y donde la leyenda de Frank Miller comienza a forjarse.