Con Daphne Byrne ya van cinco títulos publicados por ECC del sello Hill House Comics en los poco más de seis meses que han pasado desde que la línea debutó en castellano con Un cesto lleno de cabezas. En este medio año, dos de los títulos ya se han agotado: Cesto ya va por su tercera edición, y La familia de la casa de muñecas, por la segunda. Parece que el mercado español ha dado la bienvenida con los brazos abiertos a los cómics apadrinados por Joe Hill.
Daphne Byrne es una historia de terror, como se presupone en el sello y queda claro viendo la tremendamiente inquietante portada de Piotr Jabłoński. La protagonista de esta historia es una adolescente de finales del S.XIX en Nueva York cuyo padre murió en circunstancias un tanto deshonrosas y su madre es una crédula adicta a las sesiones de espiritismo. Por si fuera poco, Daphne no termina de encajar entre sus compañeras de clase, y tiene visiones de apariencia sobrenatural tremendamente inquietantes, por ho hablar de una extraña entidad que le acompaña a todas partes y se hace llamar Hermano.
Tenemos entre manos un cómic de horror gótico ilustrado por Kelley Jones (Batman: Vampiro, Sandman: Estación de nieblas), un autor cuyo nombre está asociado al género del terror desde prácticamente el principio de su carrera. Un autor claramente inspirado en Bernie Wrightson -tanto es así que el propio Wrightson le eligió para terminar su Frankenstein. ¡Está vivo! cuando vio que no podría terminarla-, aunque también se aprecian en él influencias de clásicos del terror de la EC como Graham Ghastly Ingels. Quizás no tenga la narrativa más depurada del medio, pero como creador de ambientes como el que necesita Daphne Byrne pocos autores están a su altura. En los momentos más cotidianos quizás no sea uno de sus trabajos más memorables, pero cuando tiene la ocasión de lucirse, se deja llevar y nos presenta páginas impresionantes dignas de sus mejores momentos en Deadman.
Quizás sea precisamente Kelley Jones el gran aliciente para leer esta obra. La historia no está mal, aunque suena demasiado familiar, y seguro que cualquier lector que tenga un cierto recorrido en el terror será capaz de encontrarle varios referentes no precisamente desconocidos. Además, resulta un tanto predecible a veces, y avanza un poco a trompicones. El guion está escrito por Laura Marks, escritora profesional pero debutante en el medio con esta serie limitada. Sus trabajos previos han sido fundamentalmente en la televisión, donde ha escrito guiones para series como The Good Fight, El Exorcista o Ray Donovan. El resultado final no es malo, pero se le nota que aún tiene que cogerle el pulso al lenguaje específico de la narrativa gráfica, y ha tenido la suerte de contar con un artista muy dotado para crear ambientes en una historia muy atmosférica. Probablemente, con un autor menos dotado para el terror que Kelley Jones, esta obra habría caído en el olvido no tardando demasiado.
Aunque Daphne Byrne termina siendo una lectura más que correcta, hay que reconocer que determinados temas que toca quedan totalmente desaprovechados. Se podría haber utilizado esta historia para tocar más en profundidad temas como el abandono a los económicamente desfavorecidos o la opresión social a la mujer en la sociedad decimonónica, pero se limita a dar pinceladas aquí y allá que podrían tener su interés en una serie planteada a largo plazo, pero en una serie limitada de seis números -sin visos de continuidad, es la serie que menos ha funcionado comercialmente de Hill House- no aportan nada más allá que aumentar el número de páginas. Aún así, para los fans de Kelley Jones es una obra más que recomendable.