Todos tenemos nuestra preferencia personal en personajes de cómic que han pasado por un proceso de legado. El caso más evidente es el del Flash de DC: los que ahora estamos en la cuarentena o cincuentena, por mucho que reconozcamos la valía y la importancia histórica de Barry Allen, siempre tendremos en nuestro corazoncito a Wally West. Con toda seguridad se debe a simple y pura nostalgia: Wally era el Flash que salía en los cómics que se publicaban en España cuando éramos adolescentes. Algo parecido ocurre también en Marvel con el Motorista Fantasma. Sí, de acuerdo, el Motorista icónico, el que mejor ha vestido el cuero y el fuego ha sido Johnny Blaze, pero los que peinamos canas tenemos un especial cariño a Danny Ketch. Y no debemos ser pocos, que Marvel le acaba de dedicar una serie limitada a este personaje englobada dentro de su línea de series limitadas retro nostálgicas.
Un corazón oscuro es una de esas series que está ambientada en épocas pasadas de la editorial, al estilo de Spiderman Simbionte, Maestro o Estela Plateada: Renacimiento. Tenemos un Danny Ketch aún inexperto, en sus primeros tiempos como Motorista Fantasma, y sin saber todavía qué tiene dentro, pero ya después de haber conocido a Johnny Blaze y aún sin contacto con el resto de los Hijos de la Medianoche, con lo cual podemos suponer que está ambientada en torno al segundo año de la colección. Es una de esas series que no puede cambiar nada de lo que ocurrió en el pasado y no puede aspirar a más que rellenar huecos y contar alguna historia entretenida pero que no haga ni grandes revelaciones ni grandes cambios. Así, tenemos por aquí, al misterioso Custodio del cementerio de Cypress Hills, al vampiro Apagón, a la agente de policía Stacy Dolan… personajes que ya estaban en la serie por la época, con lo que el encaje en continuidad no es difícil, pero que sabemos que van a terminar vivos porque en su día no murieron.
La historia es tremendamente típica y totalmente en la línea de lo que era esta colección en sus primeros años. Lo cual es perfectamente comprensible: Howard Mackie, creador del personaje y guionista de la colección durante sus primeros 69 números (y los 23 primeros de la serie hermana Espíritus de Venganza), es el escritor de esta miniserie. Así que nos vamos a encontrar, para mal y para bien, los mismos tics que tenía la serie en su día… y que nos engancharon de jóvenes. En pocas palabras, un criminal morlock conocido como El Amo está derramando la sangre de los inocentes en Cypress Hills y los motoristas tienen que detenerle. Y, flashback mediante, vemos que este mutante tiene una conexión con el Motorista desde tiempo atrás.
Howard Mackie nunca ha sido considerado un gran escritor, pero para los fans del cómic poochie noventero es un tipo que sabía cómo hacer las cosas. El recurso del pasado misterioso y de meter tramas nuevas usando retrocontinuidad puede estar muy visto, pero en aquella época funcionaba muy bien. A día de hoy sin duda se le ven las costuras, pero como tebeo palomitero de molonismo nostálgico funciona razonablemente bien. Sí es cierto que hay que señalar que el final da la sensación de estar muy atropellado, pero no es descartable que sea por cuestiones editoriales: la mayoría de estas series nostálgicas tienen cinco números, y este Danny Ketch tiene tan solo cuatro. El ritmo de la serie es constante y correcto, acelerándose todo en el último, con lo que da la sensación de haberse recortado en un número en oficinas y dado orden de resumir los dos últimos en uno solo.
Al dibujo tenemos al australiano Daniel Picciotto, del que sólo habíamos visto un número de X-Force previo a esta miniserie. En el futuro tiene anunciado un número en Lobezno, que veremos en castellano a finales de este mes de mayo, y algo con Miles Morales. Tiene un estilo que recuerda en algunos momentos al Javier Saltares de los primeros momentos de la serie noventera de Danny Ketch, no sabemos si por una similitud en su estilo con el del creador gráfico del personaje o por indicaciones editoriales. Iremos viendo en futuros trabajos de este autor por dónde evoluciona.
Puede que Danny Ketch: Motorista Fantasma no sea el mejor tebeo centrado en alguno de los Hijos de la Medianoche que hemos visto en los últimos años. Pero su estilo y sus formas nos han sacado las ganas de releer más de los primeros tiempos del personaje, jugando intencionalmente con la nostalgia de los lectores que ya llevamos un tiempo peinando canas. No estaría mal que los señores de Panini le den una oportunidad al menos a las dos primeras series de la línea, ahora que Marvel ya ha empezado a reeditar este la serie de 1990. Me consta que varios de los residentes en Casa Tortas nos lanzaríamos de cabeza a por ello.
