Bueno, bueno, bueno… Pues aquí está el tercer integral de “Criminal”, la serie noir creada por Ed Brubaker y Sean Phillips para el sello Icon de Marvel en 2006 que, poco después, se llevaron a Image Comics en busca de prados más verdes. A lo largo de las próximas cuatrocientas páginas disfrutaremos de un puñado de historias donde el Pulp y el género negro se respira en cada viñeta.
Además, este integral tiene la particularidad de llevar incluido el número cuatro de la mencionada serie regular publicada por Image Comics. Una historia que estaba completamente inédita en nuestro país al haber seguido Panini a rajatabla la planificación que llevaron los tpbs americanos. Y no es el único contenido extra. Las dos primeras historias (contenidas originalmente en el séptimo tomo “Mal momento, mal lugar”) llevan material no visto anteriormente como ilustraciones, índices y demás curiosidades.
Decía más arriba que este cómic bebe mucho de las novelas pulp de criminales. En Marvel, en los setenta, se potenciaron las revistas que recordaban a este tipo de publicaciones. Décadas más tarde, han sido nuestros BruPhillips los encargados de rendir un sentido homenaje a cabeceras como “Savage Sword of Conan the Barbarian” o “The Deadly Hands of Kung-Fu”. Así, en los dos primeros relatos de este tercer integral de “Criminal”, veremos cómo la acción se intercala con páginas en blanco y negro en las que el dibujante imita el estilo de John Buscema, entre otros.
Pero estando estos autores detrás de las historias, sobra decir que estos intercalados no son en absoluto fortuitos. En la primera de ellas veremos como Teeg Lawless debe sobrevivir en la cárcel. Un entorno tan hostil como los parajes por los que suele deambular nuestro cinmerio favorito, ahora rebautizado Zangar. Y sin abandonar a la familia Lawless, el segundo de los especiales está protagonizado por su hijo Tracy. Aquí, el protagonista de ficción dentro de otra ficción es Colmillo, el vampiro karateca. Brubaker describe a la perfección una infancia rota, arrebatada a un niño por un padre que no permite que crezca como debe, por su naturaleza delictiva. En este “The Deadly Hands of Criminal”, los muchachada Noir logran dejar poso. Y es que es imposible no sentir lástima por el pequeño Tracy. De hecho, se llega a entender que acabe llevando la vida que todos conocemos gracias a otras entregas de la serie.
Llegamos ahora a “Bad Weekend”, mi historia favorita de este integral. Publicada originalmente en los últimos números de la serie regular de “Criminal” está muy relacionada con el noveno arte. Y, ojo, que tenemos por delante unas buenas dosis de metaficción que no deben dejar indiferente a nadie.
El protagonista es Jacob, asistente de Hal Crane, una leyenda de los cómics de la edad de plata cuyas creaciones dieron también el salto a la pequeña pantalla. Un trasunto de Alex Toth con muy malas pulgas y un personaje “100% Criminal”. Puede que no sea un delincuente per se (aunque ya veréis de qué va el asunto), pero su personalidad no puede ir más en consonancia con la serie. Profundamente amargado, con más rencor y whiskey que sangre en las venas, tendrá que acudir muy a regañadientes a una convención en la que le darán un reconocimiento a su carrera.
Más allá de resultar una historia inusualmente divertida para lo que nos tienen acostumbrados Ed Brubaker y Sean Phillips, en “Bad Weekend”, asistiremos a todo un desfile de personalidades y referencias a autores míticos como Jack Kirby. Pero, sobre todo, es una crítica furibunda que el equipo creativo de “Reckless” hace de la industria del cómic, de las grandes editoriales que actúan como tiburones y de cómo privan de derechos de autor a los creadores de sus personajes.
Y de las risas pasamos al llanto con “Mis héroes siempre han sido yonkis”. Un especial que fue publicado fuera de colección en el que se incorpora Jacob Phillips (hijo de Sean) a la paleta de colores. El título de la obra hace referencia a la canción de Waylon Jennings (aunque la versión más famosa es la de Willie Nelson), artista que, al igual que Ellie, la protagonista, era adicto a las drogas.
Centrada en una pareja que está ingresada en un centro de desintoxicación, “Mis héroes siempre han sido yonkis” es una desgarradora historia en la que Brubaker aborda un tema tan comprometido de manera sutil, elegante, poniendo parte de su propia historia personal en el guion, consiguiendo tocar el corazoncito del lector sin importar cual sea la postura de este último con respecto a estas sustancias. Estamos ante el tipo de historia protagonizada por una persona sumida en un absoluto nihilismo y fatalidad vital que te da un puñetazo en las tripas. 64 páginas cargadas de lirismo y melancolía.
Se remata la faena con “Huérfanos”, el mencionado número cuatro de la serie regular de “Criminal”. Una historia ambientada en los noventa en la que un chaval llamado Ricky se da cuenta de que las cosas siempre pueden ir a peor. De calidad sensiblemente inferior a sus predecesoras, es también con diferencia la más adrenalínica de todas. Curiosa y poco más.
También es destacable la profusa sección de extras. Casi setenta páginas con notas, artículos, storyboards, ilustraciones, portadas… una gozada, la verdad.
Tras la publicación de este integral solo quedaría por recopilar “Cruel Summer”. Es de suponer que con el estreno de la serie de “Criminal” por parte de Prime Video, habrá nuevo material. Ojalá sea así, porque “Criminal” es una de las mejores obras que se han creado en los casi veinticinco años que llevamos de siglo XXI.