Una visión retorcida del fin del mundo, donde los únicos dos habitantes sobrevivientes de la tierra han sido rivales toda su vida. La historia cuestiona la naturaleza de su larga historia postulando una sádica dualidad psico-sexual entre Héroe y Villano.
En un podcast reciente de ELHDLT, dedicado a los villanos, hablábamos de la diferencia entre el villano y el antagonista. Un héroe puede tener una galería amplia de villanos, pero normalmente sólo tendrá un antagonista. Ciñéndonos, por ejemplo, al Universo DC, Batman tiene al Joker, Superman tiene a Lex Luthor, Green Lantern tiene a Sinestro. Se trata de ese villano que resulta, por norma general, lo opuesto al héroe. Batman es el orden y la disciplina, mientras que el Joker es la locura y el caos; Green Lantern es la voluntad lo que Siniestro es al miedo, etc. La relación entre Batman y el Joker, los dos protagonistas de este cómic, aunque en ningún momento se les mencione por su nombre (cosas de copyright y tal) son dos antagonistas de manual. Su relación ha sido explorada por activa y por pasiva, pero la obra que mejor ha reflejado su simbiosis fue La broma asesina, de Alan Moore y Brian Bolland, con su ambiguo final, tantas veces discutido. En El crepúsculo del murciélago, los autores dan una vuelta de tuerca más a esta dualidad, a esta relación de amor y odio, de sexualidad y violencia, cuando descubrimos que Batman y el Joker son, posiblemente, las últimas dos únicas personas vivas sobre la faz de la tierra.
Si te pidieran que escogieras a alguien con quien compartir tus días en un mundo postapolíptico, posiblemente tu decisión iría orientada hacia la persona amada. Pero si, por el contrario, te preguntaran con quién NUNCA querrías pasar esos días, tal vez habrías de pensar un poco más. Alguien a quien odies, alguien insoportable, alguien que te hizo daño… Con toda seguridad, el Joker querría pasar sus últimos días con Batman, pero éste no querría bajo ningún concepto encontrarse con aquél. Pues esto es precisamente lo que ha pasado tras un infierno nuclear. La ciudad de G___ (cosas del copyright también) está arrasada por la radiación, y sólo dos personas han sobrevivido. Como los dos viejos gruñones de La extraña pareja, los protagonistas de este tebeo se odian y se aman a la vez. Toda su vida han deseado destruirse entre sí, pero a su vez son conscientes de que no pueden vivir el uno sin el otro. Ambos, visiblemente avejentados, recorren las calles de la ciudad con la esperanza (al menos uno de los dos) de encontrar supervivientes con los que hacer más llevadera esta existencia.
Los autores Josh Simmons y Patrick Keck, con más bagaje en el cómic independiente que en el mainstream, ya lanzaron otra retorcida historia del personaje, titulada Mark of the Bat (que podéis leer aquí) e, al igual que en ésta, lo hicieron autopublicándose, en un formato fanzine que la editorial Underbrain Books respeta aquí en la edición de El Crepúsculo del murciélago. Esto no pasa de ser una curiosa anécdota, un retorcido y macabro fanfic que explora los límites de la relación entre dos personajes de sobra conocidos. Si bien en Mark of the Bat tenemos a un Batman que ha perdido definitivamente la cabeza en su guerra contra el crimen, aquí está completamente fuera de personaje, con reacciones y exabruptos más propios del viejo gruñón de Up que del lacónico señor de la noche. Estas salidas de tono del personaje son las que me han sacado por momentos de la lectura, si bien la caracterización del Joker es afiladamente certera: no nos lo pintan como un maníaco homicida, sino como alguien que está definitivamente loco y que, al no tener a nadie más a quien matar, dedica toda su atención a Batman. Un final que recuerda mucho al de La broma asesina, pero mucho menos sutil, proporciona un cierre agridulce, necesario en una obra de estas características.
El crepúsculo del murciélago representa una visión original y desquiciada de la relación entre Batman y el Joker. Si me pongo a investigar por ahí seguro que encontraré relatos y fanfics eróticos y alguna que otra ilustración de estética yaoi pero, si os digo la verdad, no me apetece en lo más mínimo. El vínculo sexual entre el Joker y Batman es completamente unidireccional, y su relación está cargada de matices: amor, violencia, simbiosis, muerte… Todo aquí es explorado con una gran cantidad de humor negro y un dibujo descarnado y abundante en manchas negras y rayitas. Un cómic independiente que expresa su amor por el más comercial. Sólo por la paradoja merece la pena echarle un ojo.