Corto Maltés es una de esas obras que siempre deberían estar disponibles en el mercado. Por la legendaria creación de Hugo Pratt no pasa el tiempo, y habiendo pasado más de cincuenta años ya de la publicación original de La batalla del mar salado podría parecer que hubiera salido ayer mismo. El tiempo no ha sido igual de generoso con otros clásicos del cómic de los años 60, y quizás por ello las andanzas del marinero de La Valeta van siendo reeditadas periódicamente. Norma, la editorial que tiene los derechos del personaje actualmente, lanzó una nueva edición de esta serie en 2019, publicada simultáneamente en color y en blanco y negro, que acaba de llegar a su décimo tomo, Tango. Con estas dos ya van seis ediciones en castellano de la historia de Corto en Buenos Aires.
Tango lleva a Corto de vuelta a Argentina, quince años después de su primera visita al país. En esta ocasión, la amistad es lo que le lleva a cruzar el océano, unos meses después de sus andanzas por Europa y Asia en La casa dorada de Samarkanda. Y ya hemos visto a lo largo de su vida que Corto no discrimina por riqueza, estatus social o cultural a sus amistades. Entre ellas tenemos un asesino ruso, un rico heredero inglés, un militar turco o escritores como Jack London o Ernest Hemingway. En este caso, la persona por la que Corto se va a otro continente es Louise Brookszowyc, una prostituta judía polaca que ha desaparecido y trabajaba para la Varsovia, una organización criminal formada por compatriotas de la chica en cuestión. La investigación sobre qué ha sido de Louise y el descubrimiento de que ha tenido una hija lleva a Corto desde los más bajos fondos de Buenos Aires hasta la policía y la élite de la ciudad, en una historia donde nuestro canallesco protagonista se va encontrando con gente cada vez más despreciable y peligrosa.
Uno de los puntos que hacen tan tridimensionales, tan creíbles, las historias de Corto Maltés era la profunda documentación de Hugo Pratt en los temas que iba a tratar. En este caso, en una historia que gira alrededor de la trata de mujeres y de una red de proxenetas de la Argentina de principios del siglo XX, toma como fuente una organización del mundo real. La Sociedad Israelita de Socorros Mutuos Varsovia de Barracas al Sud y Buenos Aires, también conocida como la Varsovia y posteriormente Zwi Migdal, operó entre 1906 y 1937 y llegó a tener hasta cuatrocientos miembros en Argentina, e incluso expansión internacional. También ayuda a darle una pátina de realidad la presencia de personajes reales. En este caso, aparece por aquí el bandolero Butch Cassidy, fallecido en 1908 y que en el mundo de Corto sobrevivió y vivió unos cuantos años más oculto.
La nueva edición que Norma ha lanzado de este título retoma el formato de cuatro tiras de tres viñetas por página, tal y como fue publicada la primera edición en castellano, de Totem Cómic, en 1989, aunque aquélla fue en blanco y negro. La anterior edición de Norma a tamaño álbum, la de 1999, tenía un extraño remontado de viñetas, al más puro estilo de Vértice, en tres tiras de dos viñetas por página, lo que hizo que este álbum de sesenta y ocho páginas se extendiera en aquella ocasión hasta casi el doble. Se completa el álbum con nueve páginas con ilustraciones y bocetos de Hugo Pratt y un texto introductorio del escritor Juan Trejo.
Casi cuarenta años después de su publicación original, Tango sigue siendo una obra totalmente vigente. Una de esas historias que te atrapa desde sus primeras páginas y no te suelta, como se espera de una de las grandes obras maestras de medio.
El título original de esta obra, Y todo a media luz, hace referencia al tango A media luz, de Carlos César Lenzi y Edgardo Donato, estrenado en 1925, y que acabó convirtiéndose en una de las piezas más populares del género.
