Hay que reconocer que Jordan D. White está realizando un trabajo descomunal coordinando la franquicia mutante desde el pasado año 2018. Bajo su batuta se fraguaron las fundamentales miniseries de Dinastía de X y Potencias de X escritas por Jonathan Hickman, que sirvieron de base para el actual microcosmos del Homo Superior, que ha ido saltando de landscape en landscape (a Amanecer de X, le ha seguido Reinado de X y a ésta Destino de X). Pero lejos de querer realizar una explotación como la que sufrieron los mutis en los noventa, está tratando de diversificar tocando todos los palos posibles. Corporación X es uno de estos intentos.

Corporación X. La equis marca la pasta

La serie que hoy nos ocupa es un claro ejemplo del potencial que tiene la isla nación de Krakoa, más allá de albergar a la raza de Cíclope, Magneto y compañía. Hemos visto también cómo otras cabeceras han versado sobre la búsqueda de una fe mutante (Senda de X) o del sentimiento de legado y pertenencia por encima de todas las cosas (Hijos del Átomo). En Corporación X Tini Howard ha querido dar a la serie un aire de producción de televisión con el ojo puesto en algunas series de moda como pueden ser Succession o Industry. Una idea con mucho potencial, pero que ha sido torpemente ejecutada hasta el punto de ser cancelada tras tan solo cinco números.

La premisa de Corporación X es sencilla, mostrando un grupo formado principalmente por el Ángel, Madrox, Monet (que ahora puede cambiar a su forma de Penitencia sin ningún tipo de explicación previa) o Neal Shaara. Si no sabéis quién es no pasa nada, es un mutante de decimocuarta fila creado por Chris Claremont y Leinil Francis Yu en el X-Men 100, número que supuso el primer regreso del patriarca mutante a la serie que le dio fama y fortuna. También creo oportuno destacar que el título en inglés de la serie X-Corp puede recordar a los X-Corps que circularon hace unos cuantos lustros por The Uncanny X-Men, aunque en esta ocasión fueron responsabilidad de Joe Casey y Ron Garney (pero eran una suerte de policía mutante europea que no trascendió especialmente).

Sobre estas líneas el debut de Neal Shaara y la otra versión de los X-Corps

El objetivo de la Corporación X es hacer dinero, cotizar a lo bestia en bolsa, lanzar productos con los que forrarse, contrarrestar el espionaje industrial y en esencia mostrar la evolución de Krakoa como sociedad mercantil. El problema es que Tini Howard (responsable de una significativa parte del crossover X de Espadas) no sabe darle ritmo alguno a la historia, convirtiendo la lectura de este tomo en una experiencia notablemente plomiza, solamente aderezada con algunos diálogos con chispa llenos de pullas entre los protagonistas y un hábil uso de las habilidades de replicación de Jamie Madrox.

No obstante, el mayor inconveniente de querer equiparar un universo de ficción con uno real lleno de tiburones financieros y tejemanejes políticos (sin tener el suficiente talento para salir airosos) es el mensaje subyacente de que los ricos pueden hacer lo que les da la gana porque tienen el suficiente dinero para salir airosos de cualquier situación.

Me ha rechinado bastante ver cómo los mutantes se han reducido a abrazar la mezquindad humana tras llevar meses leyendo cómo han dejado atrás la moralidad del homo sapiens, para regirse por algo que está por encima de la misma. Es posible que el abrupto cierre de Corporación X haya provocado el cierre de todas las tramas principales por parte de Howard y que sus intenciones iniciales fueran otras.

Sea cual sea el caso, el resultado es el que tenemos al alcance de la mano en el volumen publicado por Panini Comics, que está teniendo el acierto de publicar estas series derivadas en formato tomo en lugar de en grapas mensuales. En su favor diré que la premisa sigue siendo interesante y que espero que tengamos ocasión de volver sobre la misma en un futuro más o menos cercano.

El dibujo viene dado por el chileno Alberto Foche, que debuta en Marvel Comics con Corporación X. Es un artista correcto con una muy buena narrativa y composición de página, sobre todo cuando es el Hombre Múltiple el protagonista de la acción. No obstante, a nivel gráfico lo más destacable son las excelsas cubiertas de David Aja que sigue la línea minimalista de sus memorables portadas para Ojo de Halcón.