Llega a su final la Colección Los Eternos. Con este noveno volumen, Hijos del Dios Dorado, concluye la recopilación que Panini ha hecho de las principales apariciones de la última gran creación de Jack Kirby con motivo del reciente estreno de la película del MCU. No todas, aún faltarían las apariciones de personajes como Sersi o Ikaris en series como Quasar, Vengadores o Capitán América, o la serie del sello MAX The Eternal, de Chuck Austen. Pero en estos nueve volúmenes tenemos la totalidad de series y arcos argumentales en los que los Eternos de la Tierra 616 son protagonistas principales. Vamos a ver qué nos encontramos en esta última entrega.
Como comentábamos hace varias semanas, la miniserie escrita por Neil Gaiman servía de redefinición y nuevo punto de partida de los personajes de cara a un nuevo relanzamiento con su correspondiente serie regular, que nos encontramos íntegra en este último volumen. Gaiman nos había dejado a la mayor parte de los Eternos amnésicos, sin saber quiénes eran, pero despertando poco a poco y separados en dos bandos, uno encabezado por Ikaris y el otro por Druig, en un entorno a medio camino entre la reciente Civil War por la que había pasado poco antes el Universo Marvel y la guerra fría entre americanos y rusos, representados por el bando de Druig aquí, con una rotulación inspirada en el alfabeto cirílico para dejarlo claro si había alguna duda. Veremos aquí cómo ambos bandos van despertando miembros durmientes de su raza para ir reclutándolos, cómo el Celestial Durmiente se ha convertido en parte del paisaje de San Francisco… y cómo se comunican con él, en una de las partes que más fielmente han sido llevadas a la gran pantalla en la muy libre adaptación cinematográfica.
Esta primera mitad tiene un cierto interés, aunque no llega en ningún momento a tener la fuerza de la miniserie de Neil Gaiman. Pero pasó lo que pasa siempre con los Eternos: no tuvieron apoyo popular. Su primer número vendió por encima de los 41000 ejemplares, pero el sexto, último de este primer arco argumental, había caído a algo más de 18000. Así que para el segundo arco argumental se intentó algo que ya habían hecho en varias ocasiones: relacionar a estos personajes con los superhéroes más tradicionales de la editorial. El resultado fue similarmente exitoso. En la segunda parte, relacionada tangencialmente con Destino Manifiesto de los X-Men, la batalla entre Ikaris y Druig llega hasta San Francisco, donde acababan de mudarse los mutantes. Y los mutantes ayudan a Ikaris. Tres números de ensalada de mamporros y poco más.
Efectivamente, las ventas no acompañaron una vez más, y lo que arrancó con intención de ser una serie planteada a largo plazo fue cancelada en su noveno número, fuera incluso del top 100 aún contando con Daniel Knauf a los guiones, procedente del medio televisivo y responsable junto con su hijo de una razonablemente exitosa etapa al frente de Iron Man. Esta serie, terminada de publicar en 2009, supone el final definitivo de la relación entre los Knauf y el medio del cómic. No le debió quedar demasiado buen sabor de boca a ninguna de las partes implicadas.
En el apartado gráfico el resultado es bastante diferente, pero un tanto irregular. Los primeros seis números los dibuja un Daniel Acuña espectacular -por otro lado, como siempre- que consigue lo que el guión no hace: atar al lector al tomo y mantenerle con la boca abierta y queriendo leer más. Pero, siendo el cómic un medio mixto, un gran dibujo no hace que se sostenga un guión mediocre, y lamentablemente éste es uno de esos ejemplos. Aún así, la importancia de Acuña se aprecia especialmente por comparación en la segunda mitad. Manteniendo los mismos guionistas, en lugar de a Acuña tenemos a Eric Nguyen (Mercurio, Gigantic) y a una jovencísima Sara Pichelli en su segundo cómic dibujado para Marvel, y el resultado final es totalmente anodino y olvidable.
Y con este volumen llegamos al final. Estaría muy bien que dentro de unos meses, cuando la etapa de Kieron Gillen haya terminado, Panini decidiera recopilarla entera en uno o dos volúmenes en este mismo formato para tener todo Los Eternos en la misma colección. No olvidemos que, como hemos comentado, la etapa de Gillen es uno de los tres puntos álgidos del casi medio siglo de historia de estos personajes. Y parece que por fin las ventas están acompañando. Sólo ha hecho falta traer una vez más a un buen guionista con ideas interesantes. Qué cosas, quién se lo iba a esperar.