Nuevo volumen de la Colección Los Eternos, y con él llega un cambio de era. Con El Factor Herodes damos la bienvenida a -gasp- los años 90. En este tomo tenemos dos one shots inéditos, uno de 1991 y uno del 2000, y dos números de la serie de los Vengadores de 1994. Vamos con ellos.
El Factor Herodes, el especial con el que arranca el tomo y que da nombre a esta entrega, es un one shot que parece tener su origen en un serial de Marvel Comics Presents reconvertido en especial. En esta historia nos encontramos con una profecía que habla de unos mellizos nacidos de la impía unión entre eterno y desviante que alterará el equilibrio de poder, y para evitarla, alguien va asesinando parejas de gemelos confiando en que por el camino caigan los que están buscando, emulando al bíblico Herodes en la Matanza de los Santos Inocentes.
La verdad es que, aunque correcto, es un número que ni sorprende ni tienen ningún momento especialmente memorable. Arranca con un “previamente”, que hacía ya seis años de la última cabecera de los Eternos, y retoma situaciones planteadas en la maxiserie de Peter Gillis, como Korifos viviendo entre los Desviantes, que, por cierto, están viviendo su propia Revolución Francesa. Por cierto, a poco que hayas leído de los Eternos, la identidad de los padres de los misteriosos mellizos es bastante obvia.
Al guion tenemos al matrimonio formado por Roy y Dann Thomas, intentando adaptarse a una nueva era, aunque su estilo pertenezca a décadas pasadas y resulte un tanto acartonado. A los lápices está un Mark Texeira no especialmente brillante. Debuta en Marvel siete años antes, con lo que no es que sea precisamente un recién llegado. De hecho, este especial es publicado coincidiendo con su etapa en Motorista Fantasma, donde tiene un acabado notablemente mejor que en este especial. El hecho de tener nada menos que cinco entintadores diferentes en un solo tebeo ayuda a dar sensación de inestabilidad.
La trascendencia de este Factor Herodes… bueno, dejémoslo en que tuvieron que pasar nueve años hasta el siguiente título de estos personajes. Los mellizos aparecieron poco después en Vengadores y en un puñado de números de Héroes de Alquiler y no se ha vuelto a saber de ellos. Haag, el desviante nuevo que aparece, con nombre y todo, en estas páginas cae directamente en el olvido. Y el Eterno que muere aquí ya estaba en activo de nuevo tres años después.
Seguimos con dos números de Vengadores de 1994, escritos por Glenn Herdling, guionista típicamente noventero, como fill ins en la etapa escrita por Bob Harras. Si la etapa de Bob Harras ya era olvidable, poco nos podemos esperar de los fill ins de esa época. Sucesos a destacar en estos números: que Ghaur ha vuelto a la vida, que los mellizos mestizos tienen el poder de fusionarse en un monstruoso ser llamado Tzabaoth -y hasta donde sabemos, pese a lo que pueda parecer por su nombre, no toca en ningún grupo de Black Metal noruego-, y que se ha formado un equipo de desviantes para ayudar a su raza llamado Fuerza Delta y es tan olvidable como la película homónima de Chuck Norris. Si por algún motivo quieres leer todas las apariciones de Fuerza Delta lo tienes fácil: ni siquiera el propio Herdling los volvió a utilizar nunca más. Estos números sólo han sido editados una vez previamente en castellano, el Grandes Sagas Marvel Vengadores: Venganza Final. De la época en la que las ventas de los Héroes Más Poderosos de la Tierra vendían tan poco que fueron relegados a un tomo al año.
Y cerramos con otro one shot, Los Nuevos Eternos: Apocalipsis ahora. En esta ocasión, Marvel intenta relanzar a los Eternos como un grupo de superhéroes más estándar, enfrentándolos al villano de la franquicia mutante que da título al tebeo, aprovechando el hecho de que tanto los Eternos como En Sabah Nur llevan milenios danzando por la Tierra. Los Eternos clásicos adoptan nombres clave al más puro estilo superheroico, y nos presentan más miembros de la raza que nos llevan al mismo sitio que todos los intentos de relanzamiento previos: ni hemos vuelto a leer que se refieran a Ikaris como Soberano ni hemos vuelto a saber de Psicos, Ceyote ni ninguno del resto de los nuevos. Quizás lo más destacable de este número es el dibujo de Joe Bennett, el dibujante brasileño que ha estado a cargo de Inmortal Hulk, pero con un estilo más cercano a lo que hacía en los 90 que a lo que le hemos visto los últimos años.
Quizás El Factor Herodes sea un tomo más entretenido de leer que la decepcionante maxiserie de Peter Gillis, pero también puede deberse a que estamos ante una colección de historias cortas y no llega a cansar tanto como aquélla. Aún así, no es especialmente memorable, y sólo es recomendable para los completistas que quieran tener en sus estanterías todos los volúmenes de la Colección Los Eternos.
Cronológicamente, lo siguiente que tocaría sería la reinvención de los personajes dentro del sello adulto de la Marvel de principios de siglo, MAX. La serie The Eternal, con guiones de Chuck Austen, fue planteada como serie regular fuera de continuidad pero cancelada en el sexto número, y además utilizaría poco más que los nombres de Eternos, Desviantes y Celestiales, con lo que, acertadamente, Panini la ha dejado fuera de esta colección. El siguiente intento de hacer algo con los personajes llegó de la mano de Neil Gaiman, en lo que posiblemente es el mejor tomo de la colección junto a los de Jack Kirby.
