Segundo y último tomo de la Colección Jim Starlin dedicado a los tie ins de la saga El Guantelete del Infinito. En éste se recopilan los que aparecieron en las series del Doctor Extraño, Quasar y Spider-Man.
Doctor Extraño
Estos números están escritos por un viejo conocido del personaje, Roy Thomas, que ha pasado en varias ocasiones por las series que ha protagonizado Stephen Extraño. La primera vez estuvo un par de años, entre 1968 y 1969, acompañado de Gene Colan entre otros artistas. Posteriormente, fue editor de la serie que escribió Steve Englehart en 1974. Y volvió a él, de nuevo como guionista, en la serie Doctor Strange, Sorcerer Supreme, sustituyendo a Peter Gillis, el escritor que la inauguró, en el número 5, manteniéndose en ella hasta el número 56, en 1993. Los seis números incluidos en este tomo marcan el paso del dibujo de Chris Marrinan, aquella joven promesa que se dio a conocer como el sucesor de George Pérez en Wonder Woman y no llegó a confirmar el gran talento que se esperaba de él, a Dan Lawlis.
Estos número son una mirada a lo que ocurre en la trastienda mágica del Universo Marvel desde que Thanos se hace con la omnipotencia. Empieza con el Doctor Extraño recogiendo a Estela Plateada en shock después de la aniquilación de medio universo por el novio de la muerte, escena que ya hemos visto tanto en la visita principal como en el tomo de los tie una de Estela, y nos lleva hasta la preparación del asalto final. Por el camino, veremos al elenco de personajes secundarios habituales de la serie, como Clea o Rintrah, el minotauro verde que comparte correrías en un original duo con Pip el Troll, y pasarán por aquí el Doctor Muerte y la versión noventera del Doctor Druida. Y no, aunque haya tres Doctores no es un capítulo de aniversario de Doctor Who.
Roy Thomas siempre ha sido un escritor de sabor marcadamente clásico. Funcionó muy bien en los 60 y los 70, y en series ambientadas en épocas pasadas o que sirvan de revival de personajes y conceptos de aquella época. El gran problema que tienen estos números es que, aunque estén razonablemente bien contados, pese a que los dibujantes no sean para tirar cohetes, están a medio camino entre un estilo clásico y un ambiente pre-explosión noventera que no termina de ser del todo coherente. El mismo autor, acompañado de Jackson Guice, firmó unos años antes en esta misma colección Los Versos Vampíricos, una de las mejores sagas de la historia del personaje, pero aquí estaba llegando una nueva época que le había dejado atrás y además estaba involucrado en un crossover que desarrollaba ideas de otro autor.
Quasar
En una historia corta de dos números, el -por entonces- portador de las bandas cósmicas y protector del universo se enfrenta a varios de sus predecesores en el cargo gracias a las manipulaciones de la realidad de Thanos.
Estos dos números cuentan una historia sin demasiadas pretensiones, no perdamos de vista que es un tie in de un crossover en una serie menor que duró cinco años. Pero tienen dos puntos que los hacen especialmente interesante. El primero es el origen de Época, la hija de Eón que en alguna ocasión hemos visto pululando por ahí y no sabíamos de dónde había salido. Y el segundo, meramente visual, es poder ver los lápices de Greg Capullo al principio de su carrera. Quasar fue su primer trabajo importante, y fue lo que le llevó a ser el sustituto estable de Rob Liefeld en X-Force. Se puede ver que, aún siendo un recien llegado a la editorial, tenía un potencial brutal que dejaba claro desde el primer momento que llegaría a ser la estrella que es hoy en día, y más aún si lo comparamos con otros autores noveles de aquella misma época.
Spiderman
La participación de Spiderman tiene lugar en un número autoconclusivo, que sirve de pausa editorial entre la salida de la serie de Todd McFarlane (recordemos que esta Spider-Man es la serie para que el autor canadiense se luciera a su antojo con los lápices y un poquito menos con los guiones) y la llegada de su sustituto Erik Larsen.
La historia es bastante intrascendente. En la oleada de muertes que dispara Thanos con el Guantelete, caen Spiderman y una niña, y veremos cómo y por qué vuelven a la vida. Con las escasas páginas de las que dispone, Ann Nocenti hace un tie in/fill in aceptablemente digno que brilla un poquito más por el arte de Rick Leonardi, uno de los autores más recordados de la historia del trepamuros.
En resumen…
Con los números aquí recogidos damos carpetazo definitivamente a la saga cósmica más afamada de la historia de Marvel, e inspiradora del último taquillazo cinematográfico. No han visto la luz en esta colección todos los tie ins relacionados con la saga, pero sí los más importantes. Os podéis hacer a la idea de que, si el de Spiderman tiene una relación tangencial en el mejor de los casos, la conexión de los números que han quedado sin salir está bastante traída por los pelos.
Como ya hemos comentado en alguna ocasión, una de las grandes virtudes que tiene El guantelete del infinito es que es una historia totalmente autocontenida. Ninguno de los tie ins que vieron la luz durante la publicación de la saga es imprescindible para su comprensión, pero ayudan a tener una visión global más amplia.
En próximas entregas de esta colección, un aftemath del Guantelete y la Guerra del infinito, la segunda parte de la gran epopeya de Starlin durante los 90, de la que la última película de los Vengadores tomó sólo el nombre.