¿Quién es más fuerte, la Masa o la Cosa? Depende de la encarnación de cada uno de los personajes. ¿Quién mola más, Marvel o DC? Depende de la etapa de cada una de las editoriales. ¿A quién quieres más, a mamá o a papá? Pues hombre, igual.
¿Cuál es tu evento Marvel preferido de todos los tiempos? Ah, ahí sí que me mojo, que no tengo ninguna duda. El Guantelete del Infinito.
El guantelete del infinito
La revitalización que hizo Jim Starlin de sus tramas de los años 70 tiene su culminación en esta serie de seis números. El punto de partida es el amor no correspondido de Thanos por la Muerte. Ya con el Guantelete en su poder, Thanos emprende una escalada de muestras de ser merecedor del afecto de su amada, cual pavo real luciendo las plumas. Pero siendo omnipotente. Y siendo su amada la Muerte. Y estas muestras pasan por la creación de un altar dedicado a ella, dejar a su nieta Nébula en un estado próximo a la muerte pero sin ser capaz de morir, o la aniquilación de la mitad de los seres vivos de todo el universo sólo con su pensamiento.
Esto convierte a Thanos en la mayor amenaza que jamás haya visto el Universo Marvel. Ni siquiera Galactus, el mismísimo devorador de planetas, ha llegado a tener una cuenta de cadáveres tan alta, y menos aún a tal velocidad.
Al otro lado, Adam Warlock abandona su plácida existencia en el paraíso dentro de la Gema Alma para volver al mundo físico, como general de todos los superhéroes disponibles. En este caso, no es una lucha de héroes contra villanos. No es una lucha entre distintas ideologías. No es una lucha entre distintas razas del Universo Marvel. Es la vida contra la muerte, la existencia contra la nada. En una historia de estas características, las fuerzas cósmicas toman partido, y los héroes terrenales, casi dioses en la Tierra (siendo alguno de ellos de hecho dioses) son poco más que intrascendentes.
En cierto modo, El guantelete del infinito sigue un esquema muy similar al que se pudo ver varios años atrás en Secret Wars, pero en este caso la historia está mucho mejor desarrollada, con los personajes mucho mejor definidos y las relaciones entre ellos más creíbles, más realistas. Aprovecha lo que funcionó del evento de 1984 y modifica lo que fallaba, planteando un adversario más tangible y a la vez mucho más amenazante. Aún siendo una lectura mucho más palomitera que lo que hizo Starlin en los 70, donde la historia estaba al servicio de las metáforas con las que el autor expresaba sus inquietudes sociopolíticas y religiosas, resulta mucho más amena, sacrificando profundidad para conseguir un entretenimiento mucho mayor.
El cambio de artistas
A mediados del cuarto número, George Pérez fue sustituido por Ron Lim a los lápices. Según comentó Pérez en una entrevista en la revista Comics Interview, el artista originalmente pensado para ilustrar esta historia era el propio Ron Lim, pero al estar dibujando dos series mensuales por aquella época no tenía tiempo material, más aún teniendo en cuenta que el Guantelete eran números de doble número de páginas. La sustitución, que implicó que Lim abandonara Capitán América, se debió a que Pérez no llegaba con las fechas de entrega. Según el propio Pérez confesó en el libro Modern Masters dedicado a su persona, ralentizó su ritmo de trabajo debido a su falta de interés en los guiones de Starlin y la sensación de que esta historia se podía contar en menos páginas.
Ediciones previas
Este tomo es la cuarta edición en castellano de esta obra. La primera vio la luz entre mayo de 1992 y marzo de 1993 en seis números de aquellos extraños prestigios con papel de cómic normal que Fórum editó a principios de los 90. La segunda, también de la mano de Fórum, llegó a finales de 1998 en dos tomos en tapa blanda. Y la última hasta el momento, también en dos tomos de tapa blanda pero ya editada por Panini, apareció a principios de 2009 como los números 3 y 4 de la colección de Marvel Gold Thanos: La saga del infinito. Ésta es, por tanto, la primera edición en un volumen unitario y en tapa dura de esta obra, veintisiete años después de su aparición. Ya era hora.
Los extras
Como primera edición integral en un formato más o menos lujoso de esta obra, es la primera que tiene en su interior material extra no visto en ocasiones anteriores. En total hay veintidós páginas de material adicional. Entre otras, podemos destacar varias ilustraciones promocionales de Jim Starlin, textos y tiras de Fred Hembeck provenientes de la revista Marvel Age, portadas alternativas, páginas a tinta de George Pérez, y reproducciones de las trading cards de las tres primeras series de Marvel Universe de los personajes implicados en esta serie, por autores como Tom Morgan, Mark Bagley, John Romita Sr., Arthur Adams, Ron Frenz, Paul Ryan, Ron Lim, Jim Sanders III, Terry Austin, Jimmy Palmiotti o Paul Mounts.
Los tie-ins
El guantelete del infinito fue un evento con un número muy limitado de tie-ins, llegando hasta un total de veinticinco repartidos entre las series de Estela Plateada, Capa y Puñal, Spider-Man, Hulk, Dr. Extraño, Quasar y Sleepwalker, una buena parte de los cuales será publicada por Panini en sucesivos tomos de esta Colección Jim Starlin. Uno de los detalles que hicieron grande a este evento es que la extensión de la lectura del mismo es exactamente la que cada lector quiera. Los tie-ins aportan detalles adicionales a su lectura, pero ninguno de ellos es imprescindible para la comprensión de la serie principal, a diferencia de otros eventos como Civil War, en el que determinados eventos importantes de la serie principal ocurrían en los cruces de series paralelas.
Así, este tomo es absolutamente autoconclusivo, pero si el lector quiere ampliar el campo de visión, tiene la posibilidad de leer más números relacionados.
En resumen…
Quizás sea una afirmación excesivamente categórica, pero se puede decir que la Marvel Cósmica tiene cuatro momentos de gloria y éste es uno de ellos. No hay que perder de vista que es un cómic firmado por Jim Starlin, y que tiene todas y cada una de las peculiaridades y las muletillas del autor, como sus personajes soltando largos monólogos mirando hacia el infinito, sus fuerzas cósmicas dialogando sobre el destino de la existencia y sus héroes individualistas luchando por ser dueños de su propio destino en lugar de marionetas en un esquema mayor. Me consta que hay lectores a los que el estilo Starlin se les hace difícil de digerir, y claramente esta obra no es para ellos. Pero para todos los que disfruten de las epopeyas cósmicas shakesperianas que firma este autor en sus buenos momentos, este tomo es un momento imprescindible de la historia de Marvel, y una de las mejores obras que la editorial lanzó en la denostada década de los 90.
(¿Que cuáles son los otros tres? En mi opinión, la Trilogía de Galactus de Stan Lee y Jack Kirby, la Guerra Kree-Skrull de Roy Thomas y Neal Adams y la era Dan Abnett/Andy Lanning entre Aniquilación y el Imperativo Thanos)