Es la hora de las tortas!!!

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Colección Jim Starlin 11. La Cruzada del Infinito, primera parte

Colección Jim Starlin 11. La Cruzada del Infinito, primera parte
Guion
Jim Starlin
Dibujo
Tom Grindberg, Ron Lim, Ángel Medina, Tom Raney
Tinta
Bob Almond, Al Milgrom, Keith Williams
Color
Jerron Quality Color, Gina Going-Raney, Ian Laughlin, Renee Witterstaetter
Formato
Cartoné, 256 páginas
Precio
19.95 €
Editorial
Panini Comics. 2018
Edición original
The Infinity Crusade 1-3, Warlock Chronicles 1-3, Warlock And The Infinity Watch 18-19 USA

Con La Cruzada del Infinito arrancamos la recta final de esta colección dedicada a la Trilogía del Infinito que Jim Starlin orquestó en la primera mitad de los años noventa, y de la que llevamos ya once volúmenes. Y parece que fue ayer cuando empezó.

La Cruzada del Infinito

Se dice que para tener la fiesta en paz, se debe evitar en toda reunión social hablar de dos temas: política y religión. Y una de dos, o Starlin no conoce ese dicho o le daexactamente igual. En múltiples ocasiones hemos comentado que aprovecha una y otra vez para exponer a lo largo de su obra sus visiones sobre estos dos temas, y aquí tocan los dos. La Cruzada del Infinito gira fundamentalmente alrededor de las ideas de la religión y el libre albedrío.

Como ya vimos en La Guerra del Infinito, una de las consecuencias del breve paso de Adam Warlock por la omnipotencia al final del Guantelete fue que, para ser una entidad de razón pura, expulsó de su ser a todo el bien y todo el mal que llevaba en su interior. El mal tomó la forma de una recreación del Magus y fue derrotado en la segunda parte de este ciclo, vista en el séptimo tomo de esta serie, y ahora toca el enfrentamiento contra el bien. Espera, ¿qué tipo de amenaza puede suponer el bien?

Ese es el gran problema que tiene esta historia. La Diosa, que es la encarnación física del bien de Warlock y por algún motivo tiene la apariencia física de Juana de Arco con el tono dorado de piel de Adam, no es una personificación del bien. Va captando personajes con profundas convicciones religiosas aquí y allá y los va añadiendo a su causa, que es básicamente llevar el bien a todos los rincones del Universo Marvel, pero la adhesión a la causa de la Diosa no es del todo voluntaria. Se puede decir que la Diosa monta alrededor de su figura un culto integrista, pero no se percibe, más allá de en sus palabras, que su objetivo sea realmente el bien.

Tenemos en este penúltimo volumen de la CJS, además, la resolución de dos asuntos pendientes de tomos anteriores. Por un lado, el esperado reencuentro entre Adam Warlock y Mefisto tras los sucesos de Resurrección. Y por otro, por fin llega el momento en el que se revela la identidad del guardián de la Gema de la Realidad. Dicho sea de paso, era un tanto predecible, ¿no?

cruzada del infinito pagina

Editorialmente, La Cruzada del Infinito tiene una estructura de crossover mucho más estándar que lo visto al principio de la Trilogía. Se extendió a lo largo de cuarenta y cinco números, de los cuales aproximadamente la tercera parte corresponden a la miniserie central de seis números y los tie-ins aparecidos en las series Warlock y la Guardia del Infinito y Warlock Chronicles, siendo esta última una serie dedicada a Adam Warlock en solitario que arranca justo coincidiendo con este crossover y cerraría en su octavo número. Los dieciséis números de estas tres cabeceras, escritos todos ellos por Jim Starlin, componen el núcleo central de la historia y son los que Panini recoge en este tomo y el siguiente. El resto de cómics involucrados en la Cruzada, de una trascendencia mucho menor -y además totalmente innecesarios para la comprensión del evento- fueron los tie ins en series como Alpha Flight, Vengadores Costa Oeste, Cage, Darkhawk, Deathlok, Doctor Extraño, Iron Man, Caballero Luna, Silver Sable, Estela Plateada, Thor y Web of Spider-man.

warlock chronicles

 

En resumen…

Conceptualmente, La Cruzada del Infinito tiene un fallo importante. Siendo la Diosa el bien expulsado de Adam Warlock, un bien sin matices, no tiene sentido el hecho de que controle mentalmente a sus secuaces, anulando su libertad. No tiene sentido tampoco que pretenda aniquilar a los que no coinciden con su planteamiento vital. Lo que busca la Diosa no es el bien, es dominación, es control. Así, lo que podemos intuir aquí es que Jim Starlin no plantea una reflexión sobre las consecuencias de un bien sin control, que habría tenido su interés, sino una de sus habituales críticas a la religión organizada, como las que ya pudimos ver en sus números de Warlock en los años 70 o en su Dreadstar.

A estas alturas, la fórmula muestra ciertos síntomas de agotamiento, quizás más por la extensión del evento que por el tema tratado en sí. Si la Trilogía del Infinito hubiera estado formada por tres series autocontenidas, al estilo del inicio en el Guantelete, probablemente no habría derivado tanto. Pero aún siendo quizás la parte menos inspirada de las tres, aunque con mayor profundidad argumental que la Guerra, es una lectura imprescindible para todos los fans del rincón cósmico de Marvel que giraba hace ya un cuarto de siglo alrededor de Adam Warlock.