Desde que Robert Kirkman y Charlie Adlard nos dejaran a cuadros con aquel final sorpresa de The Walking Dead en 2019, no es que la franquicia haya estado del todo callada. Comenzó la edición a color, salió algún especial como el de Negan , Rick Grimes 2000 o la versión en papel de The Alien, pero podríamos decir que la franquicia en cómic mantenía una relativo silencio más o menos, pese a que su versión televisiva no dejaba de sacar spin offs. Incluso parece que Kirkman y AMC no han acabado en buenos términos y además el niño terrible de Lexington, Kentucky parecía volcado en otros proyectos como Oblivion Song, DieDieDie! o El Poder del fuego y por eso sorprende ver algo como Clementine y más aún con una autora como Tillie Walden.

Y es que si hablamos de niños terribles, esta jovencísima autora tejana, con tan solo 26 años y solo 7 como profesional, acumula más premios y nominaciones que muchos autores en toda su carrera. Con obras como Piruetas o ¿Me estás escuchando? se ha convertido en una de las figuras más prominentes del cómic independiente. Y aquí es donde deberíamos hacer una parada.

Desde que Image Comics fue creada en 1992, el concepto de cómic independiente ha ido cambiando. Esa aureola de alternativo y casi marginal que podía tener en aquel momento iba dejando hueco a un nuevo cómic independiente mucho más comercial y popular entre el público. Con la eclosión de la llamada Image 2.0 a inicios de la década pasada — en gran parte motivada por la aparición de The Walking Dead unos años antes — la explosión comercial de un cómic independiente mucho más cercano a la corriente mainstream se imponía sobre la concepción tradicional, con miras al terreno más alternativo. Con esto, pretendemos dejar claro que Robert Kirkman y Tillie Walden pertenecen a dos mundos distintos por más que ambos sean dos estrellas del cómic independiente. Kirkman sería uno de los máximos exponentes a la hora de conseguir que conceptos no provenientes de Marvel y DC se conviertan en fenómenos de masas. Tillie Walden, pese a no hacer malos números, está lejos de las cifras de Kirkman, pero donde arrasa en en la crítica, que la adora y la sigue con cada nueva obra.

Por eso es importante que entendamos Clementine como la unión de dos mundos, algo así como cuando nos encontrábamos a Moebius en Silver Surfer o a Ryoichi Ikegami en Spiderman. Tillie Walden nos trae su universo íntimo de historias de coming-of-age a los inhóspitos parajes de The Walking Dead y, para más Inri, tomando como protagonista a Clementine, un personaje creado para el videojuego de Telltale Games de 2012. Kirkman ha creado recientemente el sello Skybound Comet donde pretende dar cabida a propuestas más alternativas dentro de su sello en Image y Clementine de Tillie Walden es su primera apuesta.

Clementine arranca con nuestra protagonista tiempo después de lo narrado en los videojuegos, cuando se supone que aún tiene 17 años y en una peregrinación solitaria hacia el norte, con una pierna amputada y sin nada remotamente más allá del puro instinto de supervivencia que le haga seguir adelante. Por el camino, acabará dando con Amos, Ricca y dos siniestras gemelas, que tienen la intención de establecer un refugio en lo alto de la montaña, donde la nieve y el frío son despiadados, pero mantienen alejados a los caminantes.

Es curioso que siendo dos mundos tan distintos, Clementine conserve el espíritu y los planteamientos básicos de Walking Dead y que sea, a la vez, una historia con tanto sabor a Tillie Walden. Sin embargo, las reglas del universo que ha decidido adoptar van a llevarnos por caminos algo diferentes y esto nos va a mostrar tanto nuevos aspectos de Walden como autora, como de la propia saga de Walking Dead.

Cuando Kirkman y Tony Moore crearon de Walking Dead, recogieron los presupuestos de George A. Romero, cuyos zombies nos hablaban del fin de la civilización. Kirkman, Moore y Adlard centraron toda su epopeya de más de 100 números en la reconstrucción de la civilización, el establecimiento de los lazos sociales cuando la sociedad ha caído. Clementine, sin embargo, es una chica que prácticamente no ha conocido otra cosa que el apocalipsis y los lazos que ha ido estableciendo en su joven vida han resultado dolorosos, bien sea por pérdidas, traiciones o abandonos. ¿Qué te queda entonces cuando el mundo se ha terminado y la reconstrucción hacia la que se encamina no te ha causado más que dolor? Lo que queda, no sin cierta ironía, es un inquebrantable instinto de supervivencia que hace que esta joven siga adelante sola incluso con una pierna amputada. La historia de la caída y reconstrucción de la sociedad es muy distinta cuando no ha conocido apenas otra cosa y las grandes preguntas y pesares adolescentes en este panorama, sin duda se convierten en un nuevo modo de explorar el universo Walking Dead como nunca antes lo habíamos hecho.

La sombra de los caminantes está ahí, la duda con esos otros, que nunca sabes si son aliados o enemigos está ahí, las preguntas y los pesares están ahí, los momentos de acción están ahí, las mil y una peculiaridades sobre las relaciones humanas están ahí, todo lo que hace que Walking Dead sea lo que es, lo tenemos en Clementine. Bueno, puede que no tengamos esos giros bombásticos marca de la casa de Kirkman y que ganemos a cambio esa intimidad poética de Walden. Puede que perdamos el espectáculo hipercontrastado de Charlie Adlard en favor de un estilo más discreto y menos depurado como es el de Walden, pero también es más amable y hace ese énfasis en lo contemplativo que nos llena de atmósfera.

Ni en mis más locos sueños hubiera pensado que Tillie Wallden y el universo Walking Dead pudieran acoplarse tan bien. Clementine es una historia que va a gustar sin duda a los seguidores de Tillie Walden y probablemente descubra nuevos modos de ver este mundo a los viejos seguidores de la serie. La pena es que haya que esperar hasta que la segunda parte esté lista.