Voy a empezar con un comentario rotundo y cuñado: Clase Letal es la mejor serie de cómic americano que seguramente os estáis perdiendo. Lo que está haciendo Rick Remender con esta colección de aparente estética “teen” no tiene nombre. He terminado hace un rato de leer el segundo volumen de la edición coleccionista que está publicando Norma Editorial que incluye los capítulos 17 a 31 y todavía me dura el tembleque de la emoción.

Olvidad todos los prejuicios que podáis tener con respecto a Clase Letal. No penséis que se trata de una adaptación del filme Heathers (Escuela de jóvenes asesinos). Tampoco creáis que por estar ambientada en 1988 va a tirar de nostalgia y referencias facilonas (Stranger Things, te miro a ti) o que se trata de una colección de acción debido que esté protagonizada por una escuela que ayuda a formar delincuentes de todo tipo. Dejad todo eso de lado, porque Clase Letal es mucho más.

El guionista Rick Remender realiza un retrato exagerado e hiperbolizado de la generación X en estas páginas. Una generación inconformista y rebelde a quienes tocó vivir un momento donde el idealismo no tenía lugar.

Para ello Remender utiliza un reparto multicultural donde tienen cabida representantes de todos los estatus y razas de la sociedad. Remender abraza la diversidad haciendo un uso inteligente de la misma, para nada forzado, dando como resultado un magnífico equilibrio entre los diferentes personajes.

En lo referente a la trama, este volumen de Clase Letal demuestra que su éxito y originalidad no es flor de un día y que una buena idea si está planificada vale el doble. El guionista ha confeccionado una elaborada hoja de ruta donde los giros inesperados y los cliffhangers tienen cabida pero siempre de forma orgánica, sin necesidad de abusar de ellos.

Clase Letal. Acción y sentimientos

La fiesta funeraria comienza con un espectacular arco en el que Marcus, Saya, Petra, Billy, Viktor y compañía deberán enfrentarse a un examen final que pondrá a prueba todo lo que han aprendido durante el primer curso. Sin darnos cuenta, los autores de Clase Letal nos ofrecerán tal battle royale a lo largo y ancho de King’s Dominion, que ya quisiera cualquier creador de los videojuegos actuales que han popularizado esa modalidad.

Con un ritmo que ya quisiera para sí misma cualquier obra de entretenimiento, la primera parte de este volumen no deja un momento de respiro a los lectores gracias a la sucesión de acontecimientos que dejarán un reguero de cadáveres a su paso. Tanto es así, que algunos nos harán mella por lo cruel que resultará su abrupto final. Sin embargo, casi sin darnos cuenta, Remender nos cuela una nueva remesa de estudiantes de primer año igual de interesantes que los que ya conocíamos.

Entre los nuevos rostros podemos encontrar a Quan (medio vitnamita, guapo e inteligente), Zenzele (africana y devota cristiana), Tosawhi (latino y fan del skater) y al genial Helmut, un alemán amante del heavy metal y Dragones & Mazmorras. Me detengo un momento en este último porque su pasión por la misma música por la que bebe los vientos Daniel Warren Johnson es un rasgo muy importante de su personalidad, que es usado como vehículo para lanzar una reflexión sobre cómo los diferentes géneros musicales pueden generar una sensación de pertenencia a un determinado colectivo.

El caso es que el nuevo elenco de personajes funciona desde el primer momento, logrando un interesante equilibrio entre la inocencia de quienes se enfrentan a desafíos desconocidos y aquellos que ya tienen el culo pelado tras un largo año en tan peculiar colegio.

Porque amigos, Clase Letal es ante todo una historia de sentimientos. Puede que los litros de hemoglobina vertidos a lo largo de los capítulos, las palabrotas, las referencias a la música de los ochenta y a los tebeos de Marvel (coincido totalmente con la apreciación que se hace de los crossovers) o los viajes psicodélicos provocados por las drogas puedan dar a entender otra cosa. Pero lo más importante son las relaciones entre un puñado de adolescentes marginados que sienten que el mundo les ha dado la espalda en la mayoría de los casos.

Clase Letal ahonda en la necesidad del individuo por formar parte de algo, en ser un miembro de una familia por disfuncional que pueda ser esta. Es muy difícil no empatizar con alguno de los chavales en algún momento dado. De hecho, todos sin excepción logran importarnos, haciendo que las puñaladas que se dan (literales y metafóricas) o las traiciones que se cometen nos duelan también.

No podemos olvidarnos del tremendo dibujo de Wes Craig para todos los capítulos de Clase Letal. El artista borda cada escena, ya sea la pelea más salvaje o una simple conversación de dos de los protas mientras se echan un porro. Con su estilo crudo, sucio y espectacular cada número es una maravilla. En este segundo integral resulta especialmente destacable su narrativa dinámica y explosiva de la batalla sin cuartel que es el examen final de primer curso.

La edición se completa con casi medio centenar de páginas con una completa galería de cubiertas, bocetos de Wes Craig e incluso un guion completo de uno de los capítulos. Unos complementos que hacen honor a la categoría de lujo de esta recopilación.

Actualmente en Estados Unidos está anunciado hasta el número 52. Parece que Remender tiene cuerda para rato y mientras el nivel siga así, por mi que siga mientras pueda.

Lo dicho, la mejor serie yanki que se publica ahora en España.

Sobre estas líneas os dejamos la lista de reproducción de Spotify con todas las canciones o bandas que son mencionadas en Clase Letal.