La espera para tener entre manos el tercer volumen de la edición de lujo de “Clase Letal” ha sido muy larga. El anterior volumen fue puesto a la venta en septiembre de 2021. Es decir, hace más de tres años. Aunque ya sabéis lo que se suele decir: “Lo bueno se hace esperar”. Y en el caso de la obra maestra de Rick Remender y Wes Craig no podría ser más cierto.
Estamos ante la penúltima entrega de esta edición, que incluye los tpb siete a noveno. Una etapa en la serie fundamental para el devenir de sus protagonistas. Además, se nota que Remender ya tenía en mente el final de la obra, porque no toma prisioneros. Por lo tanto, será mejor que os preparéis para emociones fuertes, porque el rastro de cadáveres que dejan estos episodios os va a dejar con el culo torcido a más de uno.
Una de las virtudes que tiene “Clase Letal” es que se reinventa continuamente, pese a que la idea sobre la que orbitan todos los elementos de la obra es la misma. El guionista podría haber finalizado la serie en varios puntos anteriores y habrían sido grandes colofones pero no. Remender todavía tiene algo que contar con Marcus, María, Saya, Víktor y compañía.
Considero que un punto muy positivo de “Clase Letal” es la manera en que Rick Remender consigue que nos interesemos por los diferentes alumnos de King’s Dominion. Esto no debería ser así, pues no hay un solo adolescente que no se merezca una buena reprimenda (siendo generosos) . Estamos hablando de asesinos, psicópatas, embaucadores y terroristas. En definitiva, gente con la que no se puede (y no se debe) empatizar. Sin embargo, aquí estamos, completamente enganchados a este culebrón de acción.
Y si hablamos de la acción, pues “Clase Letal” te da la mejor dosis de adrenalina que un tebeo puede ofrecer. El capítulo con el que abre este tercer tochal es una persecución sin freno. Una pelea en varios frentes entre Marcus y compañía contra un clan Yakuza. De manera totalmente intencionada, el protagonista menciona la obra de Frank Miller para hacer una metáfora sobre su actual situación y el genial Wes Craig hace énfasis en ello para marcarse un par de homenajes nada disimulados al Daredevil del citado autor o al Caballero Luna de Bill Sienkiewicz.
Esta descarga de adrenalina nos deja tan exhaustos que acogemos con los brazos abiertos el descanso en el ritmo de los acontecimientos. De un torbellino desenfrenado pasamos a unos cuantos números en los que el guionista nos recuerda que estamos leyendo las peripecias de un puñado de adolescentes inadaptados que se encuentran a medio camino entre el hastío vital y el nihilismo más panfletario.
De nuevo Craig brilla en un número determinante en el que uno de los protagonistas nos hace partícipe de su viaje psicotrópico motivado por la ingesta de drogas. Toda una demostración de poderío narrativo que sienta las bases de lo que será la última etapa de la serie.
Más arriba comentaba que Remender podría haber dado carpetazo a la serie hace muchos números. A cualquier otro escritor le habríamos pegado un buen capón (Sí, Jason Aaron, te miro a ti). Pero a Rick, no. Porque al final en el gran rompecabezas que es “Clase Letal” todo pasa por una razón.
Hay un momento en el que Marcus y María deciden coger al toro por los cuernos, cesando su huida sin descanso para volver a la escuela que les ha convertido en lo que son. Todo un back to the basics en toda regla que no es tal. En realidad es una treta argumental para mostrarnos lo mucho que han evolucionado dichos alumnos desde que empezaron las clases y se convirtieron en el objetivo de todos sus compañeros. Este regreso a las aulas es una experiencia enriquecedora que, ahora sí, supone el pistoletazo de salida para el último gran arco de la colección.
Como de costumbre, otro de los grandes alicientes de “Clase Letal” son sus grandes diálogos plagados de referencias a la cultura pop de los ochenta. La fascinación de Helmut por el Heavy Metal europeo, lo mucho que disfruta Marcus con el cine de David Lynch y lo que le aporta… pequeñas pinceladas aquí y allá que nunca resultan forzadas. Puedo avanzar sin miedo a equivocarme que todavía no he leído el final pero ya la estoy echando de menos.
Ahora bien, nada de lo que consigue Rick Remender con esta serie podría hacerlo sin un dibujante como Wes Craig. El autor de “Kaya”, es un genio de la composición y la narrativa. Pese a un diseño de personajes que pivota al minimalismo, el artista logra unas figuras tremendamente expresivas y unas páginas explosivas. Pocos dibujantes son capaces de trasladar la violenta poesía en movimiento que ofrecen las coreografías cinematográficas del cine de John Woo, Tsui Hark o Ringo Lam. El remate lo ponen Lee Loughridge y Jordan Boyd, que realizan una fantástica labor aplicando la paleta de color necesaria en cada momento.
No sé a vosotros, pero a mi “Clase Letal” me da siempre lo que necesito. En dos palabras: simplemente perfecta.