En el año 2006 los cimientos de Marvel se tambalearon con la primera Civil War (y aquí será la única mención a su segunda parte que prefiero ignorar). La aclamada miniserie de siete números a cargo de un Mark Millar al que todavía le interesaba escribir para las grandes editoriales, y un Steve McNiven que realizó su mejor trabajo hasta la fecha, fue todo un pelotazo transmedia equivalente a un blockbuster veraniego. Llegó incluso a aparecer en numerosas ocasiones en los medios de prensa generalistas y fue el germen de una de las películas más rentables de Marvel Studios en 2016.
Civil War tuvo una relevancia mucho mayor que su predecesor Dinastía de M, pues fue el primer gran crossover que afectó a todo el Universo Marvel en bastantes años. Hasta 132 tebeos se vieron relacionados, contando el prefacio y las consecuencias. Aquí nos centraremos en la miniserie principal, que es la que Panini ha recuperado en el primer volumen de su colección Marvel Must-Have y que recientemente ha reimprimido.
De todos modos, no voy a contar nada que no se haya escrito mil veces, pues, como he dicho, es uno de los pelotazos mayúsculos de Marvel Comics en el presente siglo. Desde la Casa de las Ideas planificaron con minuciosidad todo el evento: Desde la debacle de Stanford con sus más de seiscientos muertos por culpa de la negligencia de un grupo de héroes adolescentes hasta cada acontecimiento relevante que sucedió en sus páginas.
Mark Millar contó con una total libertad creativa para hacer y deshacer a su antojo, llevando al extremo a algunos icónicos personajes y realizando cambios que más tarde tuvieron que ser arreglados de forma chapucera (Mephisto, te miro a ti).
Civil War, ¿de qué lado estás?
Bajo esta premisa, Marvel Comics anunció Civil War durante meses. Desde el primer momento la obra estuvo, intencionalmente, salpicada de tintes políticos o dilemas morales relacionados con la cuestión de marras. Se situaron dos claros frentes en relación al acta de registro de superhumanos, que estaba llamado a ser la solución para que la debacle de Stanford nunca más volviera a pasar.
A favor del registro estaba Tony Stark como ejemplo de conservadurismo, que veía con buenos ojos privar a los ciudadanos de algunas libertades en pos de una irreal sensación de seguridad. En contra, estaba el Capitán América, en la forma de avatar del idealismo y la tradición que suponían los héroes enmascarados. Dos claros bandos de los que solo puede quedar uno.
Se nota mucho que Mark Millar ha disfrutado mucho escribiendo Civil War (en algunos momentos casi parece un guion de sus Ultimates), pues pisa el acelerador de esta fábula política hiperbólica hasta llegar a un final que resulta forzado y anticlimático. Tanto, que una relectura detenida de todo el evento hace que sus tintes políticos, basados en el acta patriótica redactada tras los eventos del 11S, se vean más bien como el sueño húmedo de un fan que por fin ve trasladado al papel esa máxima qué le hace preguntarse quién es el más fuerte.
Ojo, que no lo digo como algo necesariamente negativo. Si nos tomamos Civil War como un filme veraniego de alto presupuesto dirigido por Michael Bay o Roland Emmerich, disfrutaremos de lo lindo de una historia plagada de acción, momentos espectaculares y sumamente dramática (pues como en toda guerra civil real habrá amistades perdidas y familias rotas), porque en el fondo en una guerra nadie gana realmente. A nivel emocional el momento en que Pantera Negra le da consejos de pareja a Reed Richards es impagable, o el sermón que el Capi le echa a Spider-Man en su primer encuentro está cargado de sentimiento. Y esto son solo dos perlas de las muchas que tiene la obra.
Destacar que la cantidad de cosas que suceden en Civil War es tal, que hay algunos detalles que tuvieron que ser contados en miniseries y tie-ins paralelos (como la “sustitución” de Hank Pym). Aun con esto, y pese a que no queda muy claro cuánto tiempo transcurre desde que se aprueba el Acta de Registro de Superhumanos hasta que finaliza el conflicto, la lectura de la miniserie principal es suficiente para comprender la magnitud del evento.
A nivel artístico encontramos a un Steve McNiven absolutamente pletórico. Descomunal en todos los sentidos, que se come cada plancha prestando mucha atención a detalles como el lenguaje corporal o las expresiones faciales. Por poner alguna pega, esta se encontraría en las viñetas más multitudinarias, que son algo confusas a nivel narrativo (por no mencionar que cuando saca a los atlantes, estos aparecen volando como si tal cosa).
A continuación os dejo una selección de grandes momentos de Civil War a razón de uno por número. Ni que decir tiene que hay spoilers a mansalva. Si no habéis leído la saga, seguid adelante bajo vuestra responsabilidad jajaja
1º Nitro lo manda todo a tomar por culo
2º Peter Parker le enseña a todo el mundo lo guapete que es
3º Thor aparece para sorpresa de todos
4º Thor se carga a Goliath
5º Punicher al rescate!
6º Foto de familia
7º El capi se rinde
La presente edición de Civil War es sencilla, sin demasiados lujos ni adornos. Cuenta con los extras habituales de la línea Marvel Must-Have pero la relación calidad-cantidad-precio es francamente positiva. En definitiva, un evento trepidante y bien hecho que debería estar en la estantería de todo aficionado al cómic que se precie de serlo.