Con el octavo volumen de la edición de Arechi Manga de City Hunter completamos el primer cuarto de la serie, prevista en un total de treinta y dos tomos. Y aún teniendo un nivel tremendamente alto desde prácticamente el principio, podríamos decir que a partir de estos tomos es cuando empieza a despegar y a encontrar el tono con el que se convirtió en el manga icónico que todos conocemos. Y más aún: varias de las historias que los fans de Ryô Saeba recordamos como icónicas aparecen en estas últimas entregas.
Arranca el sexto tomo con la conclusión de la tradicional historia que se queda a medias de unos tomos a otros. En este caso, cerramos ¡La reina del juego!, la historia ambientada en las mafias del juego que vimos en la entrega anterior, y se desvela uno de los grandes misterios de la misma. Y pasadas estas primeras páginas, en los tomos sexto al octavo tenemos cinco historias completas de tono variado y con diferentes niveles de reflejo de la realidad y de profundidad emocional.
Empezamos con ¡Idol a la carrera!, una historia en la que se refleja el mundo de las Idol, jóvenes celebridades que tienen legiones de fans enfervorecidos, entre los que se encuentran trastornados que cruzan la línea del acoso. Aquí, Saeba tiene que proteger a Nagisa Matsumura, una cantante que está recibiendo cartas amenazantes. Tenemos aquí la tradicional mezcla de thriller con humor de sal gorda, con algún momento que nos hace reir y poner cara de sorprendidos por las salvajadas que suelta el sweeper. Como llamar Barbecho a una chica que es físicamente atractiva pero aún es menor de edad.
La segunda, que se reparte entre los tomos 6 y 7, es ¡Una mujer llegada de un peligroso país!. El encargo de Ryô en estea historia es proteger a una profesora que llega a Japón procedente del país ficticio de Emalia junto con su alumno, el hijo de un preso político que está implicado en un golpe de estado. La parte más cómica de esta historia viene principalmente de ver como el niño se va convirtiendo en una versión en pequeñito de Saeba. Aquí se nos empieza a dar alguna pista de algo que ya intuíamos en entregas anteriores: Ryô siente por Kaori algo más de lo que está dispuesto a aceptar. Y que la pinta de salido de nuestro protagonista, aún teniendo un fondo de realidad, es en muchos momentos una fachada que le sirve de herramienta en algunos momentos.
¡El culito volador! es una de las historias más memorables de City Hunter. Conocemos aquí a la Ladrona 305, una chica que contrata a Saeba para que le ayude a robar un tulipán negro a un tipo obsesionado con lo sobrenatural. Tenemos una trama interesante, momentos en los que Ryô se luce como el tipo chulesco que es, momentos de humor ridículo, el legendario martillo de Kaori y a Saeba levantando cien kilos con una erección. Ahí queda eso. Y además, uno de los momentos más emocionales que hemos tenido hasta el momento, con un final que nos deja con un nudo en la garganta.
La sonrisa angelical es una prueba de fuego para Saeba. Un hombre le contrata para que proteja a su hija, una chica joven, guapa e inocente, inexperta con los hombres, que quiere conocer el mundo real y para ello decide ponerse a trabajar de dependienta en un fast food de un barrio chungo de Tokio. Parece que esta chica es justo el tipo de mujer que dispararía las hormonas de nuestro hipersexual protagonista… pero es otro de esos momentos en los que vemos que tiene más principios de los que nos hace pensar su aspecto de tipo que piensa con la cabeza de abajo.
La historia con la que cierra el octavo tomo es Recuerdos a la orilla del mar, en la que Saeba es encargado de proteger, junto a Kaori, a un grupo de veinte jóvenes chicas aspirantes al papel de protagonista en una película junto a la estrella masculina de moda. Una de ellas, más joven y menos explosiva que las demás, despierta una faceta que aún no habíamos visto en Saeba y que nos hace cogerle un poquito más de cariño. Y cada vez hace mejor equipo con Kaori, otro personaje al que cada vez vamos queriendo más, aunque en las primeras entregas de la serie fuera poco más que una figurante.
Lo dicho, ya llevamos la cuarta parte de los tomos de la serie. Una cuarta parte en la que el nivel ha ido creciendo tomo a tomo, y Tsukasa Hôjô ya nos tiene inevitablemente enganchados, y los que hemos llegado hasta aquí sabemos que vamos a estar hasta el final. ¿Tendremos suerte y podremos ver Angel Heart cuando haya acabado City Hunter…?
