Ya son tres tomos españoles y nueve números americanos los que tenemos de Cinema Purgatorio. La serie sigue tal y como apuntaban los números anteriores, pero ahora que sabemos que constará de un total de 18 números americanos (suponemos que 6 tomos de Panini). Eso nos sitúa en el ecuador de la serie al final de este Cinema Purgatorio nº3, con lo que hay pocas sorpresas que esperar en cuanto a cambios de dirección.

De nuevo tenemos una recopilación de historias al estilo de las revistas de antaño de calidad notablemente desigual. Alan Moore y Kevin O’Neill continúan abanderando la revista con la historia que le da título y ofreciéndonos en este tomo otras tres pequeñas perlas de ingenio para los amantes del cine clásico a la vez que nos van dando pistas de lo que parece una historia de fondo transversal a todos los capitulos. Con esa acidez que caracteriza a Cinema Purgatorio, en el primer capítulo este tomo se revisa el western clásico (centrándose sobre todo en tres películas sobre la leyenda de Wyat Earp: Pasión de los fuertes, Duelo de titanes y La hora de las pistolas). Dedican también un capítulo en torno a la figura de el gato Félix y los primeros días del cine de animación y concluye mezclando la truculenta historia de la actriz Thelma Todd con la película The Bat de 1926 (inspiradora de cierto murciélago deceíta).

Podríamos decir que Cinema Purgatorio es al cine lo que la Liga de los Extraordinarios Caballeros es a la literatura. Es decir, estamos ante una historia con una amplia profusión de referencias y, naturalmente, la experiencia lectora es mucho más completa si se está familiarizado con ellas. En cualquier caso, la oscuridad de dichas alusiones no llega ni de lejos al nivel de los últimos volúmenes de la Liga y casi cualquier cosa que se pueda escapar está a un rápido golpe de Wikipedia (o de la estupenda Cinema Purgatorio Annotato para los angloparlantes con ganas de profundizar más). No obstante, más allá de esto tenemos un cierto misterio como hilo conductor sobre la identidad de la protagonista sobre el que vamos sabiendo un poco más con cada número y que anticipa la promesa de una relectura con toda la información cuando la obra termine.

El problema de esta antología es que ninguna otra de las obras se acerca remotamente en ese tercer tomo al nivel de calidad de Cinema Purgatorio.

Código Pru de Garth Ennis y Raulo Cáceres, que comenzaba con un planteamiento prometedor parece estancarse y perder la oportunidad de crear una historia más completa en favor de la anecdotilla y el chiste fácil. Continúa entreteniendo y sorprendiendo a ratos, pero muy por debajo de la capacidad del irlandés tras el guión.

Modis de Kieron Gillen y Nahuel López sustituyendo definitivamente a Ignacio Calero cae en lo mismo y la historia se queda en una curiosidad cuando el equipo y la premisa dan para mucho más. Pasada la novedad del mundo que nos ofrecen, la trama que estamos viendo no aguanta la potencia del planteamiento inicial.

Colosal de Christos Gage y Gabriel Andrade es quizá la serie que empezó con menos fuerza y que parece ir tomando esa forma que se echa en falta en la mayoría de sus compañeras.

Una Unión más perfecta de Max Brooks y de nuevo Gabriel Andrade en lugar de Michael DiPascale ni siquiera con el cambio de dibujante es capaz de levantar una historia condenada desde el primer número.

Si en la reseña del tomo anterior nos preguntábamos por la durabilidad de la fórmula de una antología como Cinema Purgatorio, con la trayectoria actual de la serie, parece sensato darle una duración limitada. Nos queda la pregunta de si algunas de estas historias podrán cerrar correctamente con tres tomos más o, en la otra vertiente, si algunas otras tendrán qué decir hasta entonces.