Hace unos meses tuve la ocasión de leerme , un gran cómic realizado por el dúo argentino formado por Carlos Trillo y Horacio Altuna. El tebeo me llegó profundamente dejándome con ganas de leer más cosas de estos autores. Recientemente Astiberri ha reeditado por fin la magnífica obra Charlie Moon. Esta es la tercera edición que se hace de este cómic, datando la anterior de 2009. Es decir, hemos tardado una década en poder volver a disfrutar de estar conmovedora historia.
Originalmente publicada en la revista argentina Superhum entre los años 1980 y 1981 en sus números 1,2,3,4 y 6. Charlie Moon nos hace viajar en el tiempo hasta los años 30 de Estados Unidos. El país está pasando la peor crisis económica de su historia y nuestro protagonista es un pobre chaval que está obligado a ganarse la vida como sea: limpiando, trabajando en una granja, en una cafetería… Cualquier cosa es válida con tal de ganar unas monedas para poder llevarse algo a la boca. El problema es que Charlie no es más que un adolescente que esta solo en un mundo que es muy grande y que apenas entiende.
Carlos Trillo y Horacio Altuna plantean una historia simple, que a su vez es tremendamente efectista, bonita y emotiva, con claras reminiscencias de autores como Mark Twain o J.D. Salinger. Nuestro protagonista vive una dualidad que navega entre dos aguas: la inocencia propia de la edad y el paso obligado a la madurez impulsado por el momento que le ha tocado vivir. Los autores realizan un desgarrador reflejo de la sociedad americana de la época: Una civilización gobernada por la desconfianza, la paranoia, la crisis económica y un fuerte racismo que resulta casi incomprensible para un chaval como Charlie.
Serán muchas las lecciones que tendrá que aprender por la fuerza el pobre Charlie: Desde que nada es lo que parece y que hay que andarse con ojo a la hora de idolatrar a alguien, hasta que todo tiene un final y que los cambios generacionales son inevitables. También habrá alguna menos dolorosa pero igual de frustrante, a la hora de tener que enfrentarse por primera vez a una chica de tú a tú. Todas estas situaciones serán mostradas con una sensibilidad casi exquisita. El tebeo se lee en poco más de quince minutos pero deja un regusto dulce, satisfactorio e invita a volver a abrirlo para leerlo una vez más.
La clave de que se lea tan rápido está en la forma que tiene Carlos Trillo de plantearnos la historia prescindiendo de las cajas de texto, dejando la fuerza en los diálogos y especialmente en el dibujo de Horacio Altuna, que se recrea en cada viñeta demostrando su gusto por el detalle. Cada plancha de Charlie Moon es una obra maestra. Es todo un lujo perderte en la recreación que hace de la sociedad americana con sus clubs de Jazz, sus cafeterías, y la cercanía de la naturaleza que tenían por aquel entonces.
Charlie Moon es de esos tebeos que deberían estar sin falta en todas las estanterías.
