Es la hora de las tortas!!!

Es la hora de las tortas!!!

Catorce de julio

Catorce de julio
Guion
Martin Quenehen y Bastien Vivès.
Dibujo
Bastien Vivès.
Formato
Cartoné, 260 págs, B/N. 19x27 cm.
Precio
23.95€.
Editorial
Diábolo Ediciones. 2020.
Edición original
Quatorze juillet (Casterman).

Miedo. Odio. Desconfianza. Francia vive tiempos difíciles por esa cadena de atentados que ha ido sufriendo en los últimos años. Bastien Vivès, acompañado en los guiones de Martin Quenehen, plantea una historia que recapacita sobre cómo ha afectado esta serie de ataques a la población y cómo ha cambiado a algunas personas. Como siempre, Diábolo es la encargada de traernos la obra del autor parisino, en este caso Catorce de julio.


Jimmy es un policía de una población francesa de montaña, a la que acuden muchos turistas en verano. Acaba de perder a su padre y conocerá a Vincent y su hija Lisa, dos turistas parisinos que acuden a pasar el verano a una pequeña población cercana. Vincent perdió a su esposa en un atentado terrorista, y Jimmy entabla una relación con padre e hija, asumiendo un rol no solicitado de protector de ambos.

El fuerte de la obra radica en cómo los autores reflejan la paranoia despertada por la ola de atentados islamistas y cómo se gesta el odio entre dos partes de la sociedad que conviven en el mismo país. Los autores van mostrando, pausadamente y sin artificios, la personalidad de ese policía responsable, solitario y con una culpabilización asumida por la muerte de su padre. Dicha caracterización del protagonista hace creíble la involucración con la familia y cómo asume esa motivación de Vincent y se implica con ella, llevándola más allá de la intención original del viudo.

A decir verdad, la obra gana mucho con su visión completa. A medida que iba leyéndola me estaba pareciendo una historia algo floja, con un mensaje que no parecía demasiado interesante, pero el desenlace muestra las verdaderas intenciones de los autores, y aporta una nueva visión a la historia. Y es que no radica tanto en la historia concreta sino que reflexiona mucho en el peso de estos acontecimientos en la sociedad, en el miedo a lo que pueda suceder, en la rápida asignación de roles heróicos o demonizantes asumiendo hechos no contrastados. Jimmy desconfía de la comunidad islámica de su población, y jamás concede el beneficio de la duda, es como esa máxima de que «si corres es porque estás huyendo de algún crimen que has cometido».


Lo más interesante es el alejamiento de los autores de la historia. No intentan en ningún momento reflejar quién es el bueno y quién es el malo, muestran ambas caras de la moneda. La desconfianza tiene una base fundada: el miedo o la rabia de la pérdida. Pero también muestran cómo las apariencias engañan y cómo obviar la presunción de inocencia puede conllevar algún error grave.

Vivès mantiene su estilo sencillo, de rostros abocetados, pocas viñetas por página y gran peso narrativo en la imagen. Se trata de una obra que, a pesar de estar construida sobre la relación entre Jimmy y Vincent y las experiencias que comparten, tiene relativamente poco texto, y son muchas las páginas mudas en las que el dibujo carga con todo el peso de la narración. Y en ese aspecto Vivès sigue siendo brillante.

En definitiva, Catorce de julio es una obra diferente de las últimas que ha publicado el autor francés. Lejos de la nostalgia, del amor, del despertar sexual… nos acerca a una historia con cierto aroma a nostalgia (gracias a la localización en esa región turística y la población durante fiestas de verano) pero que se centra en el cambio de la sociedad francesa por culpa de los ataques terroristas y el odio anti-islamista que ha despertado en gran parte de su población. Una obra con poso, que invita a la reflexión, y con muchos mensajes latentes que despiertan en nuestro subconsciente tiempo después de haberla leído. Otro gran trabajo de Bastien Vivès.


Lo mejor
: Lo aséptica que resulta reflejando el cambio de la sociedad francesa ante los últimos atentados terroristas. La caracterización del personaje de Jimmy. La fluida narrativa de Vivès.

Lo peor: Tienes que leerla entera y recapacitar en ella como obra completa para ver realmente el mensaje que quiere transmitir, porque al principio puede parecer un poco insulsa.