Bone Parish me ha hecho volver a apreciar a Cullen Bunn como escritor. Así de claro. El guionista americano, que fue nominado al premio Eisner por su trabajo en The Sixt Gun, llegó a cansarme tanto con sus trabajos alimenticios de Marvel, como con sus mil miniseries con Veneno y todo dios con un simbionte, o incluso con su fallido relanzamiento de Uncanny X-Men. Sus series para Aftershock Comics tampoco es que me hayan fascinado, la verdad. Entonces, ¿por qué decidí darle una oportunidad a Bone Parish? Sobre todo teniendo en cuenta como está de saturado el mercado nacional con más de cien novedades cada mes. Muy sencillo, leí que esta cabecera (publicada por Boom! desde 2018) volvía a recuperar el pulso narrativo de la excelente Harrow County.
Y lo cierto es que este thriller que mezcla con asombrosa eficacia el género noir y el terror sobrenatural me tiene completamente enganchado, por lo que desde aquí os recomiendo que le déis una oportunidad. Y es que si leéis el primer tomo, estoy convencido de que querréis saber cómo continúan las peripecias de la familia Winters.
Bueno, ahora llega el momento de la “la historia hasta ahora” (pinchad el vídeo de Youtube bajo este párrafo para que sea un momento totalmente “Supernatural”). En Bone Parish asistimos al nacimiento de una nueva droga de diseño llamada Ceniza, que nos permite contactar con nuestros seres queridos fallecidos o adquirir habilidades prestadas durante un corto periodo de tiempo. La peculiaridad es que se obtiene a partir de restos de cadáveres. El monopolio de esta droga lo tiene la familia Winters, cuyo liderazgo recae en Grace, madre de tres hijos, cuyo esposo murió (aunque esto no impide que de una forma u otra aparezca en la serie, ya me entendéis).
Pues bien, ¿qué pasa cuando esta sustancia da pasta a patadas y tiene un éxito de cojones? Muy sencillo, que todo el mundo quiere una porción del pastel. Los días de monopolio se acabaron, pues nuevas fichas aparecen sobre el tablero en la forma de cárteles de drogas que quieren sacar tajada de una forma u otra. Con estos mimbres continúa la historia de Bone Parish. En este segundo volumen asistimos al nacimiento de una guerra entre clanes por el dominio de la ceniza.
Aunque en este segundo volumen no hay escenas de acción trepidantes como en su predecesor, Cullen Bunn le imprime un ritmo frenético a la historia incorporando muchos elementos al intrincado rompecabezas que está planteando. Desde una nueva policía que tratará de atar en corto a los Winters, pasando por un clan de moteros que nada tiene que envidiar a los de Sam Crow de Sons of Anarchy o una nueva variedad de la droga con unos efectos secundarios devastadores que ríete tú de las peores set pieces de body horror de Clive Baker.
Esto último es muy interesante porque con ello Cullen Bunn deja claro cuál es su postura con respecto a las drogas ante las voces que se alzaron contra él acusándolo de mostrar sustancias estupefacientes de manera romántica en el primer volumen. Pero bueno, ya sabemos que de ofendiditos está lleno el mundo.
Gilipolleces (y gilipollas) aparte, la intensidad de Bone Parish no afloja en ningún momento. Bunn pone a los protagonistas contra las cuerdas y aprovecha para remarcar los roles de cada miembro del clan. Una caracterización de personajes precisa y eficaz que nos muestra en un par de pinceladas como se siente cada uno con respecto a una guerra que o bien no está preparado para afrontar o bien no quiere afrontarla. Especialmente sugerente es Grace Winters que se come cada viñeta en la que sale. Desde la emotiva escena que abre el capítulo cinco (primero de este cómic) hasta los momentos de empoderamiento que de nuevo me hacen recordar a otra Grace, la de Briggs Land de Brian Wood.
Grace Winters es en esencia una leona que hará lo posible por mantener entera y unida a lo que queda de su camada, además de mantener su imperio de la droga. Como buena depredadora se tendrá que adaptar a su entorno evolucionando en consecuencia. Este desarrollo se apoya también en gran parte en el dibujo de Jonas Scharf. El artista muestra a una Grace que poco a poco parece más agresiva, más decidida. Scharf realiza un trabajo estupendo creando también esa tétrica y fantasmagórica ambientación propia de Nueva Orleans donde el aroma a vudú, magia negra y ocultismo rezuma por todas partes.
En definitiva, si queréis disfrutar de una serie que aúna elementos del cine de gangsters de Scorsese o los thrillers de Brian de Palma, sin duda que Bone Parish os gustará.
Sobre estas líneas tenéis una lista de spotify para acompañar la lectura de Bone Parish.