Como todos sabéis, en Casa Tortas hacemos un top cada año con los doce tebeos que le parecen más relevantes a cada tortero. La única condición es que hayan sido editados en castellano por primera vez. Por este motivo, y solo por este motivo se han quedado fueran las que han sido mis dos lecturas preferidas de 2024: “Palomar” y el integral de “Bola Ocho”. Dos obras clave del cómic independiente americano que nos han llegado en ediciones muy cuidadas por parte de La Cúpula y Fulgencio Pimentel. Esta última parece que se ha convertido en la nueva casa de Daniel Clowes, pues también se encargaron de publicar “Paciencia” y “Mónica”.
El presente volumen nos ofrece en sus más de quinientas páginas los dieciocho primeros números de “Bola Ocho” publicados entre 1989 y 1997. La labor llevada a cabo por Am-Books y Fantagraphics es minuciosa hasta el punto de pretender ser un facsímil exacto de los tebeos publicados hace más de tres décadas. El tomo incluye las portadas, las historias largas serializadas, las cortas, los chistes de una página o los correos de los lectores. También encontraremos un epílogo realizado para la ocasión por Daniel Clowes que arroja muchísima información inédita hasta la época.
No es habitual que empiece una reseña hablando de los detalles de la edición, pero es que el integral de Fulgencio Pimentel es precioso, manejable, con cada detalle cuidado hasta la extenuación. Tanto es así que merece una mención aparte. Además, la obra incluye las portadas a todo color en su interior y las páginas a color originales que Clowes fue añadiendo a partir del quinto número de “Bola Ocho”.
Como decíamos antes, “Bola Ocho” es historia viva del cómic underground estadounidense de la década de los ochenta. Clowes pertenece a esa generación de autores formada por Art Spieguelman, Robert Crumb, los hermanos Hernández y, en menor medida, Dave Sim que revolucionaron el mercado editorial con sus historias transgresoras. Cada uno en un estilo propio provocaron un terremoto cuyos ecos resuenan incluso hoy en día. Para muchos creadores posteriores fueron el ejemplo a seguir y por este motivo, entre otros, la obra de este autor tiene asegurado un puesto en el olimpo del mercado independiente.
Con respecto a los contenidos principales de “Bola Ocho”, sin duda hay dos historias que sobresalen por encima del resto. La primera sería “Como un guante de seda forjado en hierro”. Se trata de una road movie surrealista en la que conoceremos a Clay, un hombre de mediana edad que deberá perseguir un objetivo cuya naturaleza tardaremos en tener clara. Luego podremos disfrutar de “Ghost World”, posiblemente la obra más popular de Daniel Clowes, que ha sido publicada y reeditada en España infinidad de veces. Ya sabéis, la historia de Enid y Rebecca, dos amigas que acaban de terminar el instituto y se encuentran en una encrucijada vital.
Por debajo de estas, pondremos el ciclo de aventuras de Pussey, el chaval que quiere ser dibujante de superhéroes. Posiblemente las más descacharrantes de todas por la mordaz visión que nos ofrece Clowes de la cara más mainstream del noveno arte. No faltarán claros homenajes, críticas y/o parodias a personajes clave como Stan Lee. Tampoco debemos olvidar al desastroso detective Lloyd Llewellyn, personaje rescatado por el autor de la obra previa a “Bola Ocho”.
Por último, estarían las historias cortas de todo tipo y condición. Unas mejores que otras, y algunas particularmente brillantes como “Una lúdica obsesión” (una burla sobre el cómic infantil), “El futuro” o “El paseo”, en la que el autor se ponía en modo introspectivo para guiarnos por un viaje a lo largo de su mente y su memoria. Dentro de este grupo final habría que añadir las tiras o viñetas con las que Clowes adorna algunos correos de los lectores o las historias de una sola página con las que a menudo finalizó cada entrega de “Bola Ocho”.
Lo bueno de ser una publicación completamente autogestionada es que la única censura que pudo tener “Bola Ocho” fue la que quiso imponerse el autor a sí mismo. Algo que resulta improbable dado el tono y lo irreverente de la mayoría de las historias. Clowes no se corta lo más mínimo para criticar la doble moral americana y el conservadurismo imperante de su sociedad. No tiene reparos en meterse en arenas movedizas con respecto a temas políticos. Tampoco anda falto de saliva para gritar a los cuatro vientos su desencanto con la hipocresía yankee de golpear y esconder la mano para luego más tarde achacarse a la “gracia de Dios”.
Igual de importante es la parte gráfica. El estilo feísta de Clowes resulta clave para crear esa profunda sensación de desasosiego en un lector que se permite ser abrigado por la atmósfera de turbio costumbrismo presente en casi todas las historias de este volumen. Una sordidez que se traslada a las cubiertas de cada número de “Bola Ocho”, en las que el creador nos ofrece un exquisito gusto por el diseño que parece el resultado de mezclar el arte pop de Andy Warhol o Richard Hamilton con el movimiento grunge que empezó a despuntar a finales de los ochenta.
En definitiva, puede que cincuenta y nueve euros sean un palazo en toda regla. De todas formas, os aseguro que no os vais a arrepentir si le dais una oportunidad. Además, la obra de Clowes tiende a ser algo densa en algunos momentos, por lo que tenéis garantizado un buen puñado de horas de lectura.
PD: En el segundo párrafo comentaba que la obra incluye los primeros dieciocho números, esto es porque Daniel Clowes publicó cinco entregas más unos años más tarde en los que vieron la luz historias como “David Boring” o “El rayo mortal”.