Es la hora de las tortas!!!

Es la hora de las tortas!!!

Blue Giant 1 (de 5), de Shinichi Ishizuka

Blue Giant 1 (de 5), de Shinichi Ishizuka
Guion
Shinichi Ishizuka
Dibujo
Shinichi Ishizuka
Traducción
Marc Bernabé
Formato
Rústica con sobrecubierta. 15 x 21 cm. 420 páginas. B/N
Precio
17,95€
Editorial
Distrito Manga . Junio 2024
Edición original
Blue Giant Tokubetsu-hen (ブルージャイアント) Serializado originalmnete en la revista Big Comic (Shōgakukan)

Shinichi Ishizuka no es un autor excesivamente popular en España. Su obra anterior, Gaku, fue licenciada por Planeta Cómic y venía avalada por unas ventas más que considerables en Japón, además de por los prestigiosos premios Manga Taisho, en 2008, y Shogakukan, al año siguiente. Incluso se adaptó al cine en 2011, pero eso no impidió que su edición española quedara cortada en en su cuarta entrega. Blue Giant es el segundo intento, esta vez de la mano de Distrito Manga.

Blue Giant no viene con un palmarés menos nutrido. En Japón supera ya los 12 millones y medio de copias vendidas, volvió a hacerse un hueco en los Manga Taisho y los Shogakukan y el pasado marzo ha llegado a los cines españoles su adaptación animada, tras un preestreno en el Jazzinema 2023. Tal vez parte con cierta ventaja sobre Gaku, ya que Distrito Manga ha optado por el formato de tomos dobles y en sólo 5 entregas tendremos la serie completa… al menos la primera. La historia de este chaval de Sendai que descubre el jazz ha seguido adelante en Japón con varias series secuela, como Blue Giant Supreme, Blue Giant Explorer o Blue Giant Momentum, que sigue publicándose hoy día en Japón. En cualquier caso, este primer volumen de Blue Giant puede ser leído de forma completamente autónoma y, aunque deja semillas plantadas, Shinichi Ishizuka es lo bastante astuto como para dejar una historia completa y picar a la vez nuestra curiosidad sobre lo que depara el futuro a Dai Miyamoto.

Blue Giant 1 (de 5), de Shinichi Ishizuka

Seguimos pues en Blue Giant a este Dai Miyamoto, un chaval en el último año de secundaria que, un poco por casualidad, acaba de descubrir el jazz. Algo se encenderá en su interior al hacerlo y, con más pasión que competencia y sentido común, emprende su carrera para lograr un sueño imposible: ser el mejor músico de jazz del mundo.

Y es que, por más que Blue Giant fuese serializada originalmente en la revista Big Comic, y que eso, según los cánones, la convierta en un seinen, no hay más que ver la sinopsis para darse cuenta de que trabaja flagrantemente con códigos muy shonen. Dai, nuestro protagonista, es uno de esos adolescentes tan shonen demasiado tozudos e inconscientes como para no darse cuenta de cuando algo es imposible; uno de esos personajes que puede caerse mil veces porque se levantará otras mil. No hay más que ver la imagen absolutamente romantizada del músico solitario a la orilla del río para darnos cuenta de que estamos caminando en ese terreno tan japonés del fliparse a niveles poco creíbles para lo que debería ser un adulto hecho y derecho. Pero por más que la intención de Shinichi Ishizuka sea hacer una obra adulta, parece consciente de que sólo con las claves del shonen puede llegar a los niveles de emoción que tiene que hacernos llegar este manga, esa pasión difícilmente explicable de la música.

Es por eso que Ishizuka parece coger lo mejor de dos mundos y hacer un híbrido con lo mejor de la intensidad de shonen y una cierta visión madura seinen. El autor se permite, de vez en cuando, dejar caer ciertos detalles que le dan una vuelta a los códigos de shonen, hacernos consciente de ellos y proponer otros ángulos. De un modo no carente de ironía llega incluso a plantearnos explícitamente la pregunta sobre qué demonios significa ser el mejor músico de jazz del mundo.

Blue Giant 1 (de 5), de Shinichi Ishizuka

Otro detalle que nos acerca al seinen es no quedarnos en el proceso de aprendizaje y evolución de Dai o la intensidad de la acción, que en este caso vendría a ser cada momento en que hace sonar su saxofón. Ishizuka se preocupa en que nos acerquemos a toda otra serie de aspectos de la vida de Dai. El basket, su trabajo a tiempo parcial en la gasolinera, su amigos, un incipiente amor o su familia, para quien dedica no poco espacio y dejar así que conozcamos con detalle. Tal vez no de un modo exageradamente evidente, pero el hecho de ser el segundo hermano de tres, la relación con su padre o haber perdido a su madre, serán detalles relevantes en la trama y la deriva que tomará la vida personal de Dai, que no es menos importante que su aprendizaje musical. Puede que no todos los detalles personales que nos van siendo presentados en este primer tomo tengan relevancia en la trama por ahora, pero viendo cómo otros si la tienen, podríamos apostar a que serán significativos en el futuro.

Pero sí, el protagonista es el jazz y Blue Giant hace eso también tan frecuente en el manga de instruirnos sobre el tema, de hacer que los lectores aprendamos a la vez que lo hace Dai. Hay desde el principio ciertas alusiones a la influencia de la cultura americana en Japón, desde el aprendizaje del idioma en el instituto hasta el propio deporte. Sin embargo también se pone de manifiesto que en el terreno musical, la influencia americana ha llegado mucho más de mano del pop y el rock, con lo que el jazz se torna un ilustre desconocido en el público general del país nipón. Es por eso que Ishizuka hace de Dai en parte una especie de proxy para que los lectores vayamos descubriendo todo este mundo. Y por si todo el espacio que dedica a darnos información sobre el jazz no es suficiente, el autor incluso nos propone — sobre todo al principio — montones de planos subjetivos a través de los ojos de Dai, que no pueden dejar más claras sus intenciones. Los nombres de los más destacados músicos, las escalas, los instrumentos, el solfeo o incluso cuestiones más laterales como los primeros bolos o los festivales están ya desde este primer tomo de Blue Giant y, sobre todo, un firme propósito de desmontar los tópico del jazz como una música complicada, elitista y viejuna.

Blue Giant 1 (de 5), de Shinichi Ishizuka

Tratar de hacernos llegar la intensidad y el sentimiento del jazz es la gran prioridad del autor y no sólo en texto escrito. Las líneas cinéticas, los montajes fragmentarios, los primerísimos planos, las diagonales y todo el arsenal gráfico del que dispone Ishizuka serán desplegados cada vez que alguien se pone a tocar. Si hay incluso que saltar ejes o romper composiciones, todo valdrá en estos momentos. Sin embargo, en las secuencias más mundanas y cotidianas, tenemos un dibujante mucho más contenido, que recuerda al Naoki Urasawa de la serena Master Keaton, de la que Ishizuka se declara abiertamente fan.

Es bastante curioso ver cómo conviven en Blue Giant algunas de las más clásicas convenciones del manga con pequeños hallazgos y atrevimientos, que dotan a este manga de una cierta frescura y, sobre todo, una pasión contagiosa. Y tampoco es que al terminar este primer tomo nos vaya a dar ganas de agarrar un saxofón — podéis estar tranquilos, camaradas negados musicales —, pero sí de seguir leyendo con algo de Charlie Parker, John Coltrane o cualquier genio por el estilo sonando de fondo.