La encarnación actual de Blue Beetle es uno de esos personajes que surgen por la necesidad de actualizar un secundario e intentar presentarlo a un público más joven… pero que acaba adquiriendo una relevancia e identidad propia que más que una versión se convierte en un personaje nuevo. Os voy a ser sincero, cuando Keith Giffen, John Rogers y Cully Hamner crearon al personaje en plenas Crisis Infinitas, me pareció otro más de esos esfuerzos de inclusión forzada por crear un héroe para un sector demográfico concreto, en este caso, para el público latino. Cuando la poseedora de los derechos de DC en aquella época, Planeta Cómic, editó uno de esos gruesos tochales reducidos con toda la serie la dejé pasar, pero amigos que conocen mis gustos me la recomendaron con tanto fervor, que acabé comprándolo, y me lo pasé francamente bien. Desde entonces me he hecho con todo lo que se ha editado del personaje, y por eso ahora que ECC Ediciones publica este Blue Beetle. Día de graduación no puedo sino celebrarlo.
La historia de esta miniserie resulta muy curiosa: En 2021 DC se sacó de la manga un concurso en el que varios equipos creativos presentaban unas propuestas de miniseries con un avance de 10 páginas y el propio público iba decidiendo cuál pasa de ronda y cuán consigue la luz verde a los seis números. En esa edición se alzó con la victoria la miniserie Robins, de Tim Seeley y Baldemar Rivas, pero la propuesta de Josh Trujillo junto al español Adrián Gutiérrez se quedó a las puertas de la final, perdiendo su puesto ante Suicide Squad: Seven, de Rex Ogle y Diogenes Neves. Para Gutiérrez fue una experiencia bonita y pasó página pensando que todo quedaba ahí, hasta que el editor Andrew Marino contactó meses después con él para ofrecerle desarrollar la miniserie, dada la buena acogida que había tenido entre el fandom y puesto que ya se estaba desarrollando una película sobre el personaje, que finalmente se estrenó este verano.
El personaje de Jaime Reyes aporta la misma frescura y conexión con los tiempos actuales que aportan personajes como Miles Morales, Kate Bishop, o si nos vamos un poco más atrás, Bart Allen o Damian Wayne. Se trata de presentar a los jóvenes a un personaje que les produzca empatía, con los que se sientan identificados, como en su día nos sucediera a muchos de nosotros con ese Peter Parker de Lee y Ditko o tantos otros héroes inexpertos. Además, sus raíces latinas sirven para que ese sector demográfico pueda sentirse representado en los cómics, como en su día hicieran Pantera Negra o Shang-Chi.
Esta aventura tiene lugar después de Crisis Oscuras en Tierras Infinitas y Planeta Lázaro, y trasladará a Jaime a la nueva localidad ficticia Palmera City, haciendo honor a esas ciudades como Gotham, Metropolis o Star City. Allí tendrá que enfrentarse a unos misteriosos nuevos Beetles amarillos y verde que lo buscan para acabar con él, gracias a lo cual irá descubriendo diferentes cosas sobre Khaji Da, su escarabajo. Pero no lo tendrá fácil, porque la amenaza de castigarlo por intentar ser un héroe no solo llegará por parte de sus padres… sino también de los propios Batman o Superman.
Josh Trujillo desarrolla en solo seis números el lore de los escarabajos, haciendo hincapié en el tema fetiche de la editorial, el legado, pero renovando y refrescando con nuevos personajes y nuevos escarabajos de colores. Sí, puede sonarnos a lo que hizo Geoff Johns con los Green Lanterns, pero el tono más juvenil y los diseños de Adrián Gutiérrez al más puro estilo Kamen Rider hacen que nos importe un pimiento. Y ojo, que a la Yellow Beetle Dynastes y la Green Beetle Nítida, todavía le queda por unirse otro Red Beetle (Blood Scarab), pero eso sucederá en la serie regular que ha comenzado este mismo mes en EE.UU. y que ECC ya anuncia en su última página en su siguiente tomo La guerra de los escarabajos (y que tardará unos meses en llegar, por motivos obvios).
El trabajo de Trujillo es muy interesante, por cómo desarrolla y actualiza todos los conceptos, así como introduce una raza alienígena (Horizonte) enfrentada históricamente al Alcance al que pertenece Khaji Da. Pero esta serie brilla especialmente por el dinamismo y la potencia arrasadora del dibujo de Adrián Gutiérrez. Con un estilo muy vistoso que encaja bien con el target más juvenil de la serie, muestra unas luchas muy bien coreografiadas y narradas, con una composición de página totalmente rompedora que entra por la vista con solo abrir el cómic. Además, una mención para la rotulación española, que tiene el obstáculo de tener que idear una manera de evidenciar el bilingüismo de la serie original, y que aquí se pierde al tener que poner todo en español. En lugar de los habituales corchetes, el texto en castellano se nos muestra con una fuente azul, recurso sencillo pero muy efectivo para entender que se están alternando los idiomas. El efecto que utilizan para los diálogos de Flash también me ha gustado mucho. Aunque no lo notemos en la versión española, sí quisiera destacar que los diálogos en castellano del cómic original suenan naturales, algo a lo que no estamos demasiado acostumbrados, y se nota que es la lengua materna de ambos autores.
En definitiva, Blue Beetle. Día de graduación es una miniserie muy divertida, que no da tregua en ningún momento. Multitud de cameos, legado, presentación de una nueva ciudad, revisión de conceptos y creación de un lore propio son las principales señas de identidad de una miniserie que, sin descubrir la pólvora, consigue lo que cualquier serie de superhéroes busca siempre: dejar con ganas de más. Puedes no conectar con la serie por el tono más juvenil, como pasa con las series de Spider-Gwen, Miles o Ironheart, pero si ese salto generacional no te impide disfrutar de historias divertidas, con esta te lo vas a pasar muy bien. Ojalá y sirva para recuperar material aún inédito del personaje, o incluso recuperar en formato normal aquellos 25 números que editara Planeta que son canela fina.
Lo mejor: Una serie muy divertida, que reinventa el mundo de Blue Beetle y abre un abanico inmenso de posibilidades. Adrián Gutiérrez es el dibujante perfecto para una serie con este tono. Un entorno latino bien caracterizado, sin clichés ridículos.
Lo peor: Que nos perdamos algunas cosas con la traducción. Que un tomo rústica con seis números USA cueste ya 20€…