Casi no nos ha dado tiempo a digerir la séptima entrega de la Biblioteca Marvel dedicada al Asombroso Spiderman, y ya tenemos otro número en todas las tiendas. Uno muy trascendental, pues llegamos al final de la etapa ilustrada por Steve Ditko y al comienzo de la andadura de John Romita Sr. en el Amazing 39.

The Amazing Spider-Man 39 es un cómic que, con toda probabilidad, resultará especial para todos los que llevamos unas pocas décadas comprando tebeos. Dicho episodio fue el primer número de la mítica colección de grapa mensual de la línea Excelsior original. Publicado en enero de 1999 en papel satinado (en su momento no nos importó demasiado), con el tiempo, la colección fue engordando su número de páginas hasta englobar tres episodios cada mes. Asimismo, se extendió hasta más allá del número 200 para empalmar con el primer coleccionable que publicó Planeta coincidiendo con el estreno de la primera película de Sam Raimi.

Un cuarto de siglo después nos llega una nueva versión (aunque por el camino hubo más como la Biblioteca Marvel en blanco y negro o el Omnigold) mucho más fiel al original gracias al uso del papel poroso y de un coloreado menos saturado. Dos detalles que hacen que esta nueva Biblioteca Marvel sea el formato definitivo para la publicación de clásicos de la Casa de las Ideas, al menos para el que esto firma.

No obstante, antes de llegar a Romita debemos detenernos en los últimos cuatro números dibujados por un Steve Ditko al que parece que todo se la trae sin cuidado. Lejos queda la calidad de la abrumadora “Saga del Planeador Maestro”. En este puñado de páginas, Lee y Ditko traen de vuelta al Hombre Ígneo y crean al Meteoro, al Profesor Stromm o a Joe Smith. Tres villanos de los que no se volverá a saber nada, antagonistas de unos números sencillos pero muy efectivos que se leen con gran rapidez y que dejan con una sonrisa en la boca, sobre todo el último de ellos, al contar con un final feliz para el malo de turno, algo no demasiado habitual en unos tiempos tan maniqueístas.

Ahora sí, llegamos al mencionado debut de John Romita Sr. en el título. La llegada del legendario artista fue todo un revulsivo para un título que ya funcionaba como un tiro. Aunque la calidad del trabajo de Ditko en el Asombroso Spiderman es innegable, el nuevo dibujante aportó una frescura inusitada a las indicaciones de Stan Lee. Lo más llamativo fue que de golpe y porrazo todos los personajes eran más expresivos, las mujeres de la serie nunca habían sido tan hermosas (aquí se notó mucho el bagaje de Romita en los cómics románticos de DC ) y el vestuario de todos y cada uno de los protagonistas fue modernizado para ajustarse a la moda de mediados de los sesenta.

Pero lo importante, fue la historia. A partir de aquí habrá pequeños spoilers sobre lo que sucede en los Amazing Spiderman 39 y 40.

En números previos habíamos visto como un, al menos en apariencia, secundario del montón como Norman Osborn había ido ganando notoriedad. El hombre de negocios se había empeñado en destruir a Spiderman, usando para ello las estrategias más variopintas sin que ninguna de ellas diera resultado. Lo que nadie se esperaba es la inteligente maniobra que le serviría al Duende Verde para anular el sentido arácnido de Spiderman. Un detalle en apariencia insignificante, pero que sirvió de catalizador para un par de números muy intensos.

Con más elementos comunes con el thriller o el noir que con el cómic de superhéroes, Lee y Romita orquestan una historia que puede considerarse una joya del suspense pero que no deja de lado en ningún momento la tragedia y la épica que suelen acompañar a Spiderman desde sus comienzos.

Imagino que la conmoción de leer estos números por primera vez en unos tiempos más ingenuos e inocentes tuvo que ser toda una revolución. El tándem creativo del cabeza de red se atrevía a tambalear y dilapidar uno de los clichés más asentados del género: la identidad secreta. Que el Duende Verde adivinase quien se oculta bajo la máscara de Spiderman era algo que no se había visto nunca. Pero el ingenio del héroe, su resolución, su determinación para sobrevivir y proteger a sus seres queridos fue tal que superó todas las demostraciones de tesón previas. Sí, incluso la vista en “El capítulo final”. Sinceramente, estamos ante un par de episodios que rozan la más absoluta perfección. Un clásico indiscutible de Marvel Comics.

A partir de este momento, Romita seguirá dando forma a la galería de villanos establecida previamente. La relación de Peter con sus compañeros (poniendo el foco en Harry y Gwen), la llegada de Mary Jane… Se avecinan grandes tiempos para nuestro amistoso amigo y vecino Spiderman, vaya si lo serán.

Por último, destacar los siempre interesantes extras de la edición de la Biblioteca Marvel con prólogo de Julián Clemente, epílogo de Stan Lee (menuda fuente de material debe ser los Masterworks), páginas a lápiz de John Romita o la sección “La era Marvel” firmada por Lidia Castillo.