Comentábamos el año pasado que el primer ómnibus de la Patrulla-X de Claremont se sentaban las bases de lo que acabaría siendo uno de los principales pilares de la editorial. Justo antes del Giant Size X-Men #1, la serie venía de estar unos años en la nevera, publicando reediciones de números previos. Menos de diez años después del relanzamiento era, salvo por eventos puntuales, la serie más vendida de la editorial. Y si en ¡Segunda génesis! vimos la creación de este nuevo cosmos mutante, en ¡Fénix debe morir! asistimos a su asentamiento y planes de expansión.
Y es que si en el primer tomo de esta Biblioteca Marvel Omnibus vamos viendo cómo va creciendo la serie, tanto en amplitud como en intensidad, el segundo empieza con una de esas historias que casi cincuenta años después de su publicación original siguen siendo un must-have: La saga de Fénix Oscura. Bueno, «empieza» aquí, porque como ya hemos comentado en múltiples ocasiones, Chris Claremont concibe esta serie como una historia río que no tiene principios ni finales absolutamente definidos para sus arcos argumentales, y unas historias coexisten con otras. Pero en las primeras páginas de ¡Fénix debe morir! nos encontramos -atentos- con las primeras apariciones de Kitty Pryde, el Club Fuego Infernal, Emma Frost, Sebastian Shaw, Harry Leland y Donald Pierce. Y en números sucesivos de la saga, nos presentarán también a Dazzler, Sabia y el senador Robert Kelly. No sólo es La saga de Fénix Oscura uno de los puntos álgidos de los más de sesenta años de la franquicia mutante, además se están creando conceptos que son clave y que marcarán la historia transmedia de la editorial: de las primeras trescientas sesenta páginas de este tomo salen dos películas, Días del futuro pasado y Fénix oscura. Como complemento a la historia en la que asistimos a la muerte definitiva -al menos eso se pretendía en la época- de uno de los miembros fundadores de la Patrulla-X tenemos el especial Phoenix: The Untold Story, en el que se reproduce el número final de la saga tal cual fue concebido originalmente y que fue modificado por imposiciones editoriales de Jim Shooter, además la transcripción de una conversación entre todos los implicados, Chris Claremont, John Byrne, Terry Austin, Jim Shooter, Jim Salicrup y Louise Simonson. La idea inicial era que como castigo a la estela de destrucción cósmica creada por el Fénix corrompido, Jean Grey sería sometida a una «lobotomía psíquica» que la despojaría de sus poderes mutantes. Pero el jefazo supremo Shooter decidió que eso era poco castigo y que tenía que morir. Al final, resultó que el debate fue pena de muerte sí o no y ganó el sí. Qué cosas.
Y aunque esta épica historia pudiera parecer la cumbre de la etapa de John Byrne como dibujante, aún le quedarían varias historias cortas por delante. Elegía es un número de resumen de acontecimientos previos como punto de entrada para nuevos lectores, que los lectores veteranos reconocerán inmediatamente como el segundo número de la Patrulla-X de Fórum. Después tenemos un team-up entre la Patrulla y Alpha Flight contra el Wendigo, en una prueba más de que John Byrne hacía mucho más que sólo sugerir argumentos en su etapa en la serie. Por supuesto, Días del Futuro Pasado, una corta historia de dos números que es recordada tanto como una de las mejores historias de mutantes jamás escritas y como uno de los mejores futuros alternativos que ha dado Marvel. Y terminamos la era Byrne con Demonio, un navideño número suelto que centra el protagonismo por primera vez en Kitty Pryde.
Tras la partida de John Byrne, tocaba buscar un nuevo artista, y la elección resultó ser una segunda etapa con Dave Cockrum, el predecesor del propio Byrne. Uno pensaría que con los niveles de excelencia que habíamos tenido durante el año y pico anterior, el cambio se limitaría a ser artístico, y no es el caso en absoluto. De siempre se ha dicho que Chris Claremont se apoya mucho en los artistas con los que trabaja, y como ya nos confirmó en la entrevista que le hicimos hace unos años, consulta con los dibujantes las líneas argumentales que van a tratar en su etapa. Y lo primero que tenemos que decir es que la vuelta de Cockrum supone un tremendo bajón en las historias que nos cuentan. Pasamos de la Saga de Fénix Oscura a la Patrulla combatiendo a una extraña alianza entre Arcade y el Doctor Muerte. De Días del futuro pasado al cambio de cuerpos entre Tormenta y Emma Frost. De las primeras apariciones del Club Fuego Infernal a la de Calibán. No quiere decir que sean malos tebeos, que no lo son. Pero mientras que los últimos de Byrne son auténticamente brillantes, los primeros de la segunda era Cockrum no pasan de correctos. Y desde luego, no son especialmente entretenidos. A destacar, quizás, la historia en la que Cíclope y Lee Forrester acaban en una isla con una construcción lovecraftiana en la que reside Magneto y en la que conoceremos el origen de la gran némesis de Charles Xavier. Además, es una etapa que va creciendo poco a poco, y concluye con una epopeya espacial con el Nido como grandes antagonistas y con la conversión de Carol Danvers en Binaria que es absolutamente espectacular. Pero eso ya lo veremos en el siguiente tomo.
Al igual que en el tomo anterior, además de los números de la serie regular y los anuales, en ¡Fénix debe morir! tenemos una jugosa cantidad de extras, algunos de calidad innegable y otros simples curiosidades. Tenemos dos números de Spiderwoman, de la época en la que Steve Leialoha era el dibujante, con la primera aparición de Syrin, la hija de Banshee a la que los fans de X-Force tienen especial cariño. En el décimo anual de Vengadores se presenta en sociedad Pícara, aún como villana… y es aquí donde le roba los recuerdos a Carol Danvers. Los cuatro primeros números de Marvel Fanfare nos llevan a la Tierra Salvaje en busca de Saurón, y dos de ellos están dibujados por el siempre bienvenido Michael Golden, el tercero por Dave Cockrum y el último por Paul Smith en su primer contacto con la Patrulla-X, cuatro meses antes de su desembarco en Uncanny. En Marvel Team-Up #100 vemos el legendario primer encuentro entre Tormenta y Pantera Negra. Y Bizarre Adventures #27 tiene tres historias en blanco y negro, al estilo de los magazines de la editorial, con dibujos de John Buscema, George Pérez y Dave Cockrum de nuevo.
Las características de la edición de ¡Fénix debe morir! son las mismas que las del primer tomo, con alguna página más, superando ambos tomos el millar. Es un tomo ligeramente oversized, casi un 10% más grande que un tomo en cartoné normal. Quizás la mayor pega que tiene es que está impreso en papel satinado, que no es la opción óptima para los tebeos de la Edad de Bronce. Por otro lado, el tamaño y la cantidad de páginas hace que sea un tomo no precisamente fácil de manejar, necesitando un asiento y una mesa apropiada para ello. Vamos, que no es un tebeo que puedas leer en el autobús.
De la misma manera que podemos decir que en ¡Fénix debe morir! tenemos los mejores números de la Patrulla-X de los años 70 y primeros 80, también hay que decir que aquí están los peores. No quiere decir que haya que bajarse aquí ni mucho menos: estamos ante un bache temporal que será ampliamente superado en el tercer tomo. Quizás este formato no sea para devorarlo una y otra vez -para eso será más apropiado la Biblioteca Marvel cuando llegue a esta altura-, y sea más un artículo de lujo. Pero lo que decíamos hace unos meses, tenemos otros formatos previos y llegarán otros posteriores. A cada lector, el que mejor le venga.