Es la hora de las tortas!!!

Es la hora de las tortas!!!

Biblioteca Marvel Los 4 Fantásticos 10

Biblioteca Marvel Los 4 Fantásticos 10
Guion
Stan Lee
Dibujo
Jack Kirby
Tinta
Joe Sinnott
Color
Stan Goldberg
Traducción
Gonzalo Quesada
Formato
Rústica con solapas. 160 páginas. Color
Precio
13,95€
Editorial
Panini Cómics . Marzo 2024
Edición original
Fantastic Four #48-53 (Marvel)

Bien, pues aquí está. Los casi cincuenta números de las nueve entregas anteriores conducían hasta lo que tenemos en Biblioteca Marvel Los 4 Fantásticos 10 y, aunque quedan desde aquí casi 60 años de historias increíbles y míticas, probablemente nunca se haya vuelto a llegar tan arriba. En este tomo tenemos: la primera aparición de Wakanda, Pantera Negra y Klaw, el debut de Wyatt Wingfoot, la mítica historia This man… This monster!, el primer vistazo a la zona negativa y, por supuesto, la llegada de Estela Plateada y Galactus… como para igualar esto.

Stan Lee, Jack Kirby, Joe Sinnott y Stan Goldberg — aún sin acreditar y haciendo un trabajo de color maravilloso — forman un equipo irrepetible fundamentado en ese gigante de apenas metro sesenta que nació con el nombre de Jacob Kurtzberg y vivía el momento de gloria creativa lo terminó de encumbrar como el genio que era. En estos momentos y con doce títulos en paralelo, los plots de Stan Lee eran cada vez más escuetos y el peso de la historia recaía en El Rey, que contaba ahora con la encarnación de la solidez en las tintas de Sinnot, para respaldar sus acabados y centrarse en la parte más puramente creativa. Además tras cuatro años codo con codo con Goldberg, podía contar con la garantía de su maravillosa labor de color, sobre todo cuando se metía su faceta más fantástica y extravagante.

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Decíamos además al reseñar la entrega anterior que era la primera vez que se nos quedaba un tomo de Biblioteca Marvel de Los 4 Fantásticos en «continuará» y esa va a ser la tónica habitual a futuro, ya que nos podemos olvidar de las minirelatos autocontenidos. Esto es ya una gran saga y cada historia se continúa de la otra, son ya más grandes de lo que cabe en un tebeo en todos los sentidos. Las tramas futuras se van cocinando como subtramas presentes y aquí. Cuatro años después de su nacimiento, arranca Marvel con el espíritu con el que siempre la hemos conocido desde entonces, como esa gran crónica en clave de titánico drama de nuestros héroes favoritos.

Y así llegamos a Galactus y sobre esta llamada trilogía, que abarca los números 48 al 50, podría escribirse un libro completo, pero trataremos de sintetizar. Ya es por todos conocida la premisa de Stan Lee de que los 4F se enfrentaran a Dios y también lo es el hecho de que Kirby se sacó de su desbordante fábrica de ideas un personaje que no figuraba por ningún lado en el guion y que se terminaría convirtiendo en el favorito de Stan Lee.

Hay tantísimas cosas que fueron toda una revolución, que lo más normal es pensar que llegaron a muchas de ellas por accidente, por un genio más grande del que podían ser conscientes. Sólo Kirby podía dibujar a Dios con su gran G el el pecho y no desmerecer su épica. Galactus es probablemente el diseño que mejor define el estilo de Kirby y, por más aparatoso y estrambótico que pueda resultar, esquiva por completo el ridículo en el que sería muy fácil caer por ese camino, hacia una mítica sin precedentes. Y no es sólo el propio Galactus; su gigantesca nave con forma de cinta de Moebius, el diseño de su maquinaria que es la absoluta desmesura… un personaje que no es un villano malvado, sino simplemente una fuerza de la naturaleza.

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Sin embargo, si hay un hallazgo aún más importante de el devorador de mundos, es su heraldo, que — de nuevo de un modo probablemente involuntario — le daba una vuelta al concepto luciferino de ángel que se revela por la salvación de la humanidad, si bien el albedrío que se sacrifica en este caso es el suyo propio, confinándolo en la Tierra y transformándolo en esa figura trágica que apasionó a Stan Lee y lo llevaría a convertirlo en el vehículo de sus aspiraciones más shakespearianas.

No es de extrañar que The Man se enamorara a primera vista del personaje. Tal como lo dibuja Kirby en las viñetas de presentación ya salta todo por los aires. Estela Plateada se nos muestra como el paradigma de la elegancia y la gracilidad imperturbable en ese cosmos pop abigarrado y grandioso del Rey, donde la labor de Stan Goldberg es más apabullante que nunca. Por un lado, Estela es el canon de la perfección humana, pero, por otro, es profundamente alienígena con sus extraños ojos, su gestualidad impasible y su cobertura cromada. La potencia y el drama de la presencia del que más tarde descubriremos como el antaño llamado Norrin Radd inspiraría esa prosa absurdamente grandilocuente de Lee, que le va como anillo al dedo y se convertiría en su marca de fábrica. Había nacido el gran drama cósmico de Marvel.

Estos tres números están repletos de imágenes y momentos icónicos e inolvidables. Desde esa Nueva York apocalíptica con el cielo en llamas, el viaje casi lisérgico de Johnny Storm, el hecho de que sea en gran parte Alicia quien salva la humanidad o — en la que es quizá la parte que ha quedado como más naíf, pero igualmente deliciosa — el nulificador supremo, el deus ex machina más desvergonzadamente mítico de la historia de los cómics.

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Pero hay otro montón de cosas que han pasado mucho más desapercibidas, como El Vigilante rompiendo la cuarta pared — algo insólito en aquella Marvel — y hablando al lector o el curiosísimo hecho de que la saga de Galactus termina en la página 13, dejándonos un largo epílogo de 7 páginas que pone en marcha las próximas tramas, como si fueran conscientes del techo que acaban de tocar y nos dijeran que esto no se ha acabado y tienen cuerda para rato.

De hecho, en cualquier otro contexto, decir que las dos siguientes historias, Este hombre… ¡Este monstruo! y la llegada de Pantera Negra, son secundarias, resultaría disparatado. Fantastic Four #51 USA nos trae al primer plano el gran drama de Ben Grim al enfrentarlo, de alguna manera, con La Cosa. No deja de ser un modo metafórico de representar cómo afronta y confronta su condición y problema, aunque aderezado con toda magia Marvel. No olvidemos que después de la gran salva de cañonazos del número anterior, esto debería ser un número valle, pero no hay lugar para pequeñeces en Biblioteca Marvel Los 4 Fantásticos 10 y por si fuera poco el melodrama, aún tienen hueco para una subtrama de deporte universitario y el debut de la zona negativa. ¿Quién dijo que no podía pasar absolutamente todo en estos tebeos?

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Y terminamos con la no menos bombástica presentación de T’Challa y la mágica Wakanda, uno de los escenarios con más encanto de la mitología Marvel. Al final, no deja de ser la visión de dos señores americanos de los años sesenta de una África estereotipada, pero pasada por el filtro de la fantasía Marvel para generar uno de los escenarios y personajes con más carisma de la historia de los cómics. Y aunque sea de manera simplista y tirando de cliché, pero no dejan de estar ahí las ideas de la explotación colonialista occidental.

Da igual cuántas veces podamos leer estos cómics y cuan marcadas se nos queden para siempre tantas escenas. Casi 60 años después siguen siendo abrumadoras y memorables por encima de millares de cómics de la Historia Marvel; por encima de millones de cómics que se hayan podido crear en todo el mundo a lo largo de la Historia.