Seguro que la mayoría de los lectores Marvelitas habrán crecido viendo cómo la franquicia mutante, con La Patrulla X a la cabeza, era la punta de lanza de la Casa de las Ideas desde los años setenta hasta bien entrada la primera década del siglo XXI. De hecho, fue la adaptación de X-Men en el año 2000 la que sirvió de catalizador para la fiebre de las películas basadas en tebeos.
Sin embargo, esto no siempre fue así. La Patrulla X de Stan Lee y Jack Kirby, en sus orígenes, era un título menor en el incipiente Universo Marvel. Mientras que muchas de sus colecciones “hermanas” gozaban de un gran éxito de crítica y público, los mutantes pasaban sin pena ni gloria con su colección bimestral. Incluso su cabecera llegó a cancelarse unos años más tarde.
No obstante, todavía queda mucho para que lleguemos a ese punto. Por ello, mejor vamos a disfrutar de esta travesía por el pasado a la que nos invita Panini con su flamante nueva Biblioteca Marvel. El presente volumen de la Patrulla X incluye los números seis a once, además de un buen puñado de extras. Nos quedamos a las puertas del doce, uno de mis tebeos preferidos de los años sesenta con la presentación de cierto villano imparable.
En esta segunda entrega, Lee y Kirby parece que ya tienen algo más claras las líneas maestras que deben seguir las andanzas de este grupo de mutantes. Magneto y su Hermandad (que sufrirá severos cambios) son los villanos habituales en un conjunto de aventuras que suele seguir una estructura bastante fija: Xavier y su enemigo jurado detectan un nuevo mutante, y ambos lanzan a sus alumnos/esbirros a por él acabando todos a tortas. Nada que objetar a la fórmula. Los años sesenta fueron como fueron y no debemos olvidar que estamos hablando de una publicación principalmente dirigida al público infantil-juvenil.
Uno de los mayores cambios que veremos en este puñado de episodios tiene que ver con Hank McCoy. Como si de un trasunto de Peter Parker se tratase, nuestra encantadora Bestia hace gala (de manera bastante repentina) de una inteligencia portentosa, desarrolla un sentido de la responsabilidad influenciado por alguna que otra mala decisión e incluso trata de buscar mejor fortuna con la lucha libre profesional. Y es que si en la serie del trepamuros funcionaba, por qué no iba a hacerlo aquí.
Lo que no funcionó tan bien fue todo el apartado romántico de la obra. El continúo lloriqueo de Jean Grey y Scott Summers el uno por el otro termina haciéndose algo cansino al estar siempre en el mismo punto muerto. Por suerte, este aspecto evolucionará algo en los próximos meses. Otro detalle gracioso reside en los poderes cambiantes de los personajes (el uso que hace Bobby Drake de sus habilidades desviando misiles es poco menos que mágico), Magneto parece poseer algún tipo de habilidad de control mental y el martillo de Thor (el Universo Marvel ya está plenamente establecido por lo que las apariciones estelares están a la orden del día) es capaz de captar fluctuaciones energéticas.
En el lado positivo de la balanza tenemos a un Profesor X cuyo pasado se nos empieza a desvelar gracias a su rivalidad con un villano llamado Lucifer (trama que se desarrolla a lo largo de varios números, bendita continuidad). El enfrentamiento con su primitiva némesis nos dejará la mejor pelea vista en estos primeros once números. Por no mencionar que me encanta el diseño de la silla de ruedas con orugas de tanque que diseña Jack Kirby.
Pasamos ahora al apartado de debuts. El más importante es sin duda alguna Ka-Zar, el amo de la Tierra Salvaje. Un héroe de fuerte herencia pulp claramente inspirado en el Tarzan de Edgar Rice Burroughs, cuyo reino bebe de novelas clásicas como “El mundo perdido” de Arthur Conan Doyle o “La isla misteriosa” de Julio Verne. El paseo por la selva de la Patrulla X se convierte en un capítulo de lo más divertido, donde Jack Kirby realiza un trabajo sensacional. Curiosamente, años más tarde, el Rey crearía a Kamandi, personaje que guarda alguna que otra similitud con el rubiales de Kevin Plunder.
En resumidas cuentas, La Patrulla X no fue uno de los títulos más brillantes en sus comienzos pero poco a poco fue cogiendo pulso. A lo que no se le pueden poner pegas es al arte de Jack Kirby (sobre todo cuando es entintado por Chic Stone). Menudo monstruo del noveno arte fue nuestro querido Jack.
El apartado de extras es bastante abultado en esta ocasión. Pin-ups, páginas que reproducen los lápices de Kirby de un montón de páginas del X-Men 1, publicidades varias, portadas de reediciones, el correo de los lectores…