Con la tercera entrega de la Biblioteca Marvel dedicada a recuperar la serie clásica de The Amazing Spider-Man alcanzamos el número quince original americano. Es un momento en el que podemos afirmar, sin miedo a equivocarnos, que la serie goza de una gran madurez pese a que está en sus primeros pasos. Lo que Steve Ditko consiguió a partir de los esbozos dejados por Stan Lee demuestra una claridad de ideas monumental, convirtiendo esta cabecera en la mejor de todas las que publicó Marvel en los años sesenta. Si acaso, empatada con Los 4 Fantásticos, pero deja de contar.
Spider-Man como pilar de la continuidad Marvel
La creación y consolidación de un universo de ficción cohesionado y compartido, donde las circunstancias de una serie podrían influenciar a otra o dar como resultado el nacimiento de algún otro título, fue la ambición inicial de la editorial. Para lograrlo, el staff original de la Casa de las Ideas usó varias fórmulas y trucos facilones, como la continúa presencia del Doctor Muerte como némesis de la primera familia o el regreso de enemigos al título protagonizado por el Asombroso Spider-Man.
Así en estas páginas seremos testigos de la segunda llegada del Doctor Octopus en una aventura que también serviría para sentar las reglas del Universo 616. Me estoy refiriendo al “continuará” al final de un episodio que termina con un cliffhanger cuya acción continuaría en el siguiente número.
Este recurso narrativo se fue imponiendo poco a poco para que las historias ganasen en profundidad. A esto debemos añadir el uso que Ditko le da al rico plantel de personajes secundarios que orbitan alrededor de Peter Parker y de Spider-Man. Un conjunto de caras comunes que forman el caldo de cultivo del carácter realista del protagonista de la función.
Recordemos que el pobre Pete pasó de ser un pardillo adolescente o un empollón que era poco menos que invisible para las chicas a un héroe en toda regla, con un profundo sentido de la responsabilidad forjado a raíz de traumáticas experiencias. Me parece fascinante cómo poco a poco el staff creativo refleja en su personalidad una clara evolución a medida que va ganando confianza con sus habilidades arácnidas. Una confianza que provoca un eco en su identidad civil: ya no se achanta ante Flash Thompson e incluso tiene a dos chicas muy interesadas detrás.
Otro elemento que queda consolidado es el sentido del humor de la serie. Una comicidad que ataca por dos vías diferentes: mediante el grandioso cinismo de J.J.Jameson y por medio de los chistes que el Lanzarredes suelta cuando se está enfrentando al enemigo de turno. Chanzas marca de la casa que a la postre es una de las principales señas de identidad de Spider-Man, que ha trascendido el papel para ser adaptada sin falta en series de televisión, películas o videojuegos incluso antes que alguno de sus otros aspectos definitorios.
Y ya que hablamos de enemigos… Además del regreso del Doctor Octopus y del Camaleón, veremos a Spider-Man pelearse por primera vez con Hulk. La presencia del goliat esmeralda puede parecer un crossover más pero, en mi opinión, fue todo un golpe sobre la mesa por parte de Dikto para dejar claro que el trepamuros es uno de los primeros espadas de Marvel Comics. Además, imagino que en ese momento ya había sido cancelada la primera serie regular del Alter Ego de Bruce Banner (¡tras solo seis números!), por lo que seguir haciendo publicidad del gigante verde era algo necesario.
Ahora llegamos al capítulo de nuevas amenazas. Ojo, que por aquí debutan Misterio, Kraven y el Duende Verde. Tres villanos que pasarán inmediatamente a contarse entre los más icónicos de la galería de malosos de Spider-Man. A destacar especialmente sus diseños, alucinantes, originales, tremendamente llamativos notándose mucho el bagaje de Steve Dikto, dibujando historias de todo tipo y condición durante la década anterior.
La introducción del mencionado Duende Verde también abrió la puerta de El Asombroso Spider-Man a los misterios y tramas a largo plazo. Ya desde su debut, se nos deja claro que la identidad tras la vistosa máscara es la de un personaje que tendría mucha importancia en el futuro de la colección. Y eso que Norman Osborn no debutaría como tal hasta dentro de dos años. A título personal el número que más he disfrutado de estos cinco es el de Kraven, con un dibujo impresionante por parte del maestro Dikto, cuya narrativa y manera de deformar a la araña es tan espectacular ahora como hace setenta años.
Ya lo decía Panini en su publicidad: “no es un cómic, es una máquina del tiempo”. Desde luego que el que esto firma está encantado con la línea. En especial con esta colección cuya frescura inicial hace que sea una lectura mucho más ágil y estimulante que la de la mayoría de sus compañeras coetáneas.
Normalmente todas las entregas de la Biblioteca Marvel incluyen una galería de extras bastante jugosos. No será el caso de este tercer número de Spider-Man donde el grueso del material adicional lo compone una inane galería de portadas de la colección Marvel Tales.