Comentábamos hace unos meses que, tras la salida de Steve Ditko, la que posiblemente era la que podríamos catalogar como la gran serie de autor de los primeros tiempos de Marvel, perdió por completo su identidad y se convirtió en un pálido reflejo de la que nos había maravillado en sus primeras entregas. En Biblioteca Marvel Doctor Extraño 5 mantenemos esa misma sensación, la de que estamos leyendo una serie firmada por unos autores sin una dirección definida, cuyo objetivo es mantener activo al personaje mientras se decide qué hacer con él a largo plazo.
Al tratarse de un serial de episodios continuados, a diferencia del planteamiento de historias cortas autoconclusivas que vemos en otras series de la época como Capitán América, empezamos con una historia que se quedó a medias en el tomo anterior, el enfrentamiento entre Stephen Extraño y el Tribunal Viviente, buscando rescatar a Victoria Bentley, el personaje secundario recurrente de la época, una especie de companion del Doctor (de Marvel), contra el Barón Mordo y la criatura extradimensional Nebulos. Pasaremos por la creación de un personaje nuevo, que tampoco ha tenido un especial interés posterior: Yandroth, el reverso científico del Hechicero Supremo, en una muy poco inspirada historia que enfrenta al Maestro de las Artes Místicas contra… un robot. Lo que nos había maravillado de esta serie en sus principios era la constante exploración de reinos mágicos, la presentación de criaturas que escapan a nuestro conocimiento, y, en definitiva, forzar los límites de la imaginación. Lo que nos encontramos en el enfrentamiento con Yandroth se resuelve con un combate físico contra un constructo mecánico que quizás habría sido más apropiado en la serie de Iron Man. El Doctor Extraño no parece tanto en este tomo un hechicero como un agente extradimensional que responde a urgencias de guion. Lo que antes era una atmósfera envolvente se convierte, por momentos, en una sucesión de escenas que parecen tener como único objetivo conseguir que el título llegue a los puntos de venta a fin de mes.
Los números incluidos en este tomo corresponden a la época de expansión de finales de los sesenta en Marvel. Las series como Strange Tales, cabeceras compartidas por dos personajes, se desdoblan y le dan colección individual a los dos personajes que aparecían en ella. Así, Nick Furia recibe su propia serie desde el número uno, mientras que Strange Tales mantiene su numeración renombrada como Doctor Strange. Y para celebrar el primer número en solitario del personaje… Roy Thomas y Dan Adkins nos vuelven a contar el origen del personaje, espectacularmente contado por Steve Ditko en los primeros números de Biblioteca Marvel Doctor Extraño y que aquí suena a remake sin inspiración.
Resulta interesante esta etapa porque, sin ser precisamente brillante, expone con claridad el problema de fondo del personaje en este momento editorial: el Doctor Extraño necesita un entorno radical, fuera de lo común, para funcionar. Aquí, en cambio, se le trata como un superhéroe más. Su magia es usada como herramienta de combate, no como vehículo de exploración filosófica o existencial. No hay cuestionamiento interior ni profundidad mística. Extraño lanza hechizos, derrota enemigos y sigue adelante, pero no evoluciona.
En Biblioteca Marvel Doctor Extraño 5 nos encontramos una etapa de transición entre dos modelos de narración: la experimentación de Ditko y la narrativa más articulada y lisérgica que llegará con Steve Englehart en los años 70. Vemos al personaje moverse entre el pasado y un futuro que aún no existe, sostenido por autores con oficio, pero sin una visión transformadora. La rareza está, pero no el vértigo. La magia se describe, pero no se siente. Esta etapa no es más que un documento de transición. Es la crónica de un personaje que aún conserva su dignidad, pero que empieza a perder su carácter excepcional en una editorial que ya no sabe muy bien qué hacer con él.